Susanna Griso entrevista al político que siempre se le había escapado, Alfonso Guerra: de sus hijos con dos mujeres a su amistad con la duquesa de Alba

La periodista se ha sacado una espinita que tenía clavada en su carrera. Este jueves, por fin, podrá entrevistar a un político que se le había escapado hasta el momento. Confesaba Susanna en sus redes sociales que “llevaba mucho tiempo detrás de esta entrevista”. Incluso “años”, escribe junto a unos puntos suspensivos.

Alfonso Guerra se pone al frente de la comunicadora en ‘Espejo público’, donde han hablado de su nuevo libro, ‘La rosa y las espinas’, que el día anterior presentaba en el Ateneo de Madrid con los varones de PSOE, como Felipe González, o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Lo hace en un momento político muy convulso, con las negociaciones del nuevo Gobierno en el aire y Carles Puigdemont intentando obtener una amnistía a cambio de su apoyo, un tema que Susanna no ha pasado por alto.

Alfonso Guerra tiene 83 años, pues nació en Sevilla el 30 de mayo de 1940. Fue vicepresidente del Gobierno desde 1982 hasta 1991 de la mano de Felipe González y como miembro del PSOE ha tenido un escaño por Sevilla en el Congreso de los Diputados desde 1977 hasta 2015. Además, fue el vicesecretario del Partido Socialista desde 1979 hasta 1997.

Guerra es el decimoprimero de trece hermanos, son una familia humilde y su padre, Julio Guerra Apresas, era militar, pero para sacarlos adelante trabajó de fundidor y hasta cuidando cerdos. Él fue un estudiante de sobresalientes y si sacaba un 9 se enfadaba, llegó a confesar. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla y también es ingeniero técnico industrial. Antes de entrar profesionalmente en política, trabajó como profesor en la Escuela de Peritos de la Universidad de Sevilla hasta el año en que murió Franco. Su madre y sus vecinas le llegaron a decir que les iba a sacar de pobres.

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Se afilió al PSOE en el año 62 tras pasar por las Juventudes Socialistas y ahora ha querido plasmar sus memorias en un libro en el que habla de la Transición, del proceso de desarrollo de la Constitución, el intento de golpe de Estado del 23-F, la histórica victoria de su partido en el 82, su trabajo como vicepresidente o su salida del Gobierno.

Pero también habla en este libro de su faceta más personal y familiar, donde cuenta qué le gusta leer (le apasiona Manuel Machado), qué música le gusta escuchar (es aficionado a Mahler) o qué películas ver. Dice en su presentación que “el libro recoge los puntos de vista de aquel joven provinciano, enamorado del teatro y la poesía”.

Guerra dormía poco y trataba de mantener su vida personal al margen de las noticias. Se casó con Carmen Reina, madre de su hijo Alfonso, al que llaman Pincho. Se separó temporalmente de ella y mantuvo una relación con la aristócrata sevillana María Jesús Llorente, madre de su segunda hija, Alma, que nació en Roma en 1983.

Un romance que fue todo un escándalo porque ella era la sobrina del marqués de la Puebla de Cazalla y fundador de Abengoa. Curiosamente, Alfonso Guerra, a pesar de ser uno de los grandes azotes de la derecha, con sus sarcásticas críticas, era amigo de la fallecida duquesa de Alba e incluso de oponentes políticos como Adolfo Suárez.