Pau Donés, íntimo: "Te llevaba a comer paella en Barcelona y acababas de cena en Madrid"

Corría el mes de febrero de 2020 cuando Pau Donés se puso a llamar a sus amigos más cercanos. Les contaba, así sin cortapisas, que se había acabado, que se moría pronto. Muchos reaccionaban con un susto terrible y era él quien les animaba. "Así era Pau, directo, sincero y muy positivo". Quien habla para Vanitatis es Mar Tripiana, una de las mejores amigas del músico: “Él sabía que era duro también para nosotros”.

Tripiana fue novia de juventud, mánager en su última gira por Estados Unidos, íntima de toda la vida. Le pedimos por WhatsApp que nos cuente alguna anécdota que defina a Pau, porque preparamos un artículo con varias voces sobre el quinto aniversario de su muerte, y responde desconcertada. “Cómo voy a resumir 30 años de mi vida en una anécdota, llámame y charlamos”.

Así sucede, tarde de noche en España: quien escribe está en un hotel en Madrid y Tripiana en Denver, Colorado, donde vive con su familia, y donde alarga la conversación porque le da pereza hacer las maletas que la llevarán al día siguiente a una boda en Puerto Rico.

Mar y Pau se conocieron en 1988 en el Instituto Americano de la Vía Augusta de Barcelona, donde los dos estudiaban inglés. Ella, de buena familia y zona alta, él, de clase trabajadora y el barrio de Poblenou. “Menuda pija”, pensó él, “qué tío más guapo”, pensó ella. Él propuso a sus compañeros de clase ir a cenar y nadie podía excepto Mar, que se lanzó a conquistar al tiarrón con el que empezó una relación que duró algo más de un año. “Yo siempre le decía: como novio eres un desastre, pero como amigo eres el mejor del mundo”.

"Con él nunca podías planear nada, era ir a la aventura"

Tripi —así la llamaba Donés (ella a él, Donete)— es pura generosidad y cuenta con pasión, anécdota tras anécdota, momentos vividos, viajes, cenas, charlas… todo lo que sirve para saborear la esencia del mito de Jarabe de Palo. Así que ese reportaje coral que se planteaba en un inicio termina siendo una conversación de Vanitatis con ella, nadie más. Con una de las personas que mejor conocía a Pau Donés, un hombre que pese a haber muerto el 9 de junio de 2020, sigue siendo un referente para todos.

"Sus aventurillas eran lo mejor"

Tripiana ha vivido en medio mundo y cada vez que visitaba Barcelona, avisaba a Donés, que raudo acudía a ver a su amiga. “Con él nunca podías planear nada, era ir a la aventura. Una vez me llevó al chiringuito Escribà a comer, una paella, un vinito y acabamos en Madrid. Él tenía unos premios y me llevó, sin pensarlo y sin poder decir yo que no. Cómo iba a negarme, si con él era todo divertido, sus aventurillas eran lo mejor”.

Como este viaje a la capital ha habido miles en la vida de Mar y Pau, porque el músico nunca quiso aposentarse. Abierto y casero, muy de los suyos, tenía amigos en todas partes y saludaba a todo el mundo.

"Tenía amigos en todas partes, siempre había alguien a quien saludar”

Un verano lejano, los amigos salían del Masnou rumbo a Platja d’Aro, donde los padres de Tripiana tenían una casa, y el coche se les estropeó en la carretera. Pudieron llegar a un pueblo con una grúa que llegó en plena noche y una vez en el concesionario, Pau se abrazó al mecánico. Eran amigos. “Era increíble, tenía amigos en todas partes, fueras a donde fueras, siempre había alguien a quien saludar”.

PREGUNTA. Donés era un tipo fiel a los suyos, parece que es algo que dejó claro él mismo con sus canciones y su actitud. ¿Era tan cercano y amigable como parecía?

RESPUESTA. Sí, sí, pero también podía ser un tipo duro. Cuando empezó a triunfar y todo le iba bien, ayudó a un montón de amigos, les daba trabajo, dinero, les abría puertas… Y muchos le fallaron después, le hicieron auténticas trastadas. Pues a esos, les ponía una cruz y nunca más, les hacía ghosting de por vida.

P. ¿Le cambió la fama?

R. Jajaja, qué va. Le gustaba en parte, no te creas, porque le divertían las ventajas. Cuando quedábamos, muchas veces me decía, ‘a ver Tripi, con lo pija que tú eres, a qué restaurante quieres ir’. Siempre se reía de mí porque cuando nos conocimos yo era más pijina, ahora ya no, pero él me lo recordaba siempre. Y la verdad es que a mí me encantan los restaurantes buenos, así que le decía un nombre, el que me apetecía, y él me llevaba. Nos daban mesa sin reservar, y eso a él le parecía muy divertido.

"Nos daban mesa sin reservar, y eso a él le parecía muy divertido"

P. ¿Era fanfarrón?

R. Noooooo ¡todo lo contrario! No lo hacía para presumir, lo hacía como una travesura. Cuando éramos jóvenes, no teníamos pasta, él menos que yo. Llevaba una moto y un día me llamó para pedirme dinero para la gasolina. Quedamos, le presté lo que necesitaba, fuimos a tomar algo y le invité. Le hacía broma porque siempre salía ganando, le pagaba la gasolina y acababa invitándole a tomar algo. Después me fui a vivir a Estados Unidos y venía de visita. En una de estas, le llamé, como siempre, y no sabía que se había hecho famoso. Así que quedamos, me llevó a cenar, y me suelta: ‘Tripi, a partir de ahora no te voy a dejar pagar nunca más, me pagaste aquella vez la gasolina y encima me invitaste, esa época ya se ha acabado’. Me había perdido el primer boom de Jarabe de Palo por vivir lejos y no entendía nada, hasta que me contó su éxito.

"Recuerdo estar de juerga, y decirme, vamos a casa que me ha venido la inspiración"

P. ¿Siempre había querido ser músico?

R. No, qué va, yo creo que lo hizo por casualidad. Y no sé siquiera si cantaba bien, mira lo que te digo. Trabajaba más que nadie, eso sí, pero talento musical, pues no lo sé. Se compró una caja de música cuando éramos novios y me acuerdo de estar de juerga, en la disco en plena noche, y decirme, vamos a casa que me ha venido la inspiración. Yo no me lo tomaba muy en serio, pero nos íbamos y él se ponía a componer. Fíjate…

Sus viajes a Formentera

La amistad de Mar y Pau traspasó los años y las generaciones. En 2008 empezaron a ir a Formentera con sus parejas e hijos y los veranos juntos pasaron a ser una tradición. “Íbamos desarrapados, siempre en familia, y él nos llevaba a donde queríamos. ‘Queréis ir al Beso’, preguntaba, y allá que nos llevaba. Teníamos trato VIP, nos encantaba y él disfrutaba viéndonos disfrutar. Era muy divertido. A veces no quería ir a tal o cual lugar porque había paparazzi, pero éramos tan pesados que al final nos llevaba”.

Tripiana no ha podido volver a Formentera desde la muerte de Pau. Le duele demasiado. Y eso que Marc, el otro Donés, la ha invitado mil veces a la casa del cantante en la isla, esa en la que vivieron mil aventuras. Niños, perros, adultos, guitarras, cervezas y mucho amor. Una mezcla que sobrevuela la conversación, una charla que llega irremediablemente al ocaso de Donés.

El concepto diversión aparece en el discurso de Mar repetidamente y ella admite que incluso en los peores momentos, Pau intentaba divertirse. Al final de sus días, después de tratamientos terribles y operaciones, él decidió cuidarse al máximo. Ni alcohol, ni azúcar, todo sano al extremo. Y daban un concierto, todos se iban a tomar algo y él, derrotado, se iba a dormir.

"Se cuidaba muchísimo"

“Se cuidaba muchísimo, hacía todo lo que le decían los médicos, y además seguía una dieta estricta, cosechaba hierbas medicinales en casa. Eso sí, a veces, como le encantaba la Cola Zero, como a mí, me pedía un sorbito, o a veces olía un donete, solo olerlo, y con eso ya tenía para disfrutar”.

"Siempre estaba al pie del cañón y esperaba que los demás hicieran lo mismo"

“Después de darle muchas vueltas, llegué a la conclusión de que no iba a dejar que el cangrejo me volviera a apartar de la música. Me daba igual. Pasara lo que pasara, dijeran lo que dijeran, en 2017 Jarabe volvía a los escenarios”. Esto lo escribió Pau Donés en 2017 para anunciar su siguiente gira, la última americana de Jarabe de Palo, que fue entre 2017 y 2018. Fue cuando le pidió a Mar que fuera la mánager, y ella terminó haciendo de todo, “desde conducir la furgo a llevar las cuentas”.

P. Amigo y jefe…

R. Cuando me lo pidió no me lo pensé, era una nueva aventura con Pau. Y después de cada concierto, me preguntaba de todo, hasta cuántas camisetas habíamos vendido.

"Vivía al máximo, hasta el final, siempre decía un día más, un día más"

P. ¿Era un buen jefe?

R. ¡Era un jefe muy duro! Siempre estaba al pie del cañón y esperaba que los demás hicieran lo mismo. Era duro pero también comprometido, exigente. Pau tenía algo especial, una fuerza diferente. Siempre estaba haciendo cosas, no paraba, y eso le daba fuerza. Ya enfermo, nunca se quejó (sólo alguna vez, claro), pero no estaba de mal humor, no se rindió nunca, y nos animaba al resto. Vivía al máximo, hasta el final, necesitaba el escenario, era su fuerza, siempre decía un día más, un día más.

Hasta esa llamada fatal que Mar recibió en febrero de 2020 en la que su amigo del alma le daba la peor noticia que, pese a ser esperada, no rebajaba el dolor. “Mira cómo era el tío: en 2021 nominaron a Jarabe de Palo a un Grammy por un videoclip y su hermano, Marc, me pidió que fuera, ya que vivo en EEUU. Convencí a una amiga y nos fuimos a Las Vegas y una vez allí, me reía sola pensando: cómo serás, Donete, que has muerto y me sigues liando en tus aventuras”.