Quinoa, amaranto, kamut, farro... Los supergranos están de moda
Conocidos y cultivados desde tiempos inmemoriales, estos cereales están viviendo ahora un segundo momento de esplendor. La clave está en sus propiedades nutricionales. Te las contamos
Aunque la industria de la alimentación los presenta como una gran novedad, en realidad en su mayoría se trata de granos que se cultivan y consumen desde la antigüedad, y cuyo uso se fue abandonando porque, a pesar de poseer cualidades nutritivas muy notables, su rendimiento para la agricultura industrial es menor al de los granos modernos. Ahora vuelven al mercado con fuerza gracias a que se valoran sus propiedades alimenticias. Eso sí, sus precios son notablemente superiores a los de los granos y harinas convencionales.
Quinoa
Originaria de la región andina en América del Sur, la quinoa ha formado parte de la alimentación de los indígenas de la zona desde tiempos inmemoriales. Su consumo en Occidente es bastante reciente y su fama mundial se disparó cuando la FAO declaró el 2013 como Año Internacional de la Quinoa. Se produce en Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Argentina y Chile, aunque su creciente demanda ha extendido el cultivo a otros países, incluida España. Posee los 8 aminoácidos esenciales, lo que la convierte en un alimento completo y de fácil digestión.
Su componente principal son los hidratos de carbono, representados fundamentalmente por el almidón. Por eso es apta para diabéticos, ya que al ser un hidrato de carbono complejo se asimila lentamente sin provocar picos de glucemia en la sangre. Tampoco contiene gluten, lo que la hace apta para celíacos y personas con intolerancia al gluten.
Farro
El 'Triticum dicoccum' o farro es un cereal estrechamente relacionado con la espelta y la escanda ―con las cuales suele ser confundido― y con el trigo. Los antiguos romanos hacían pan con él y de su nombre latín deriva la palabra harina. Los egipcios también lo usaban para elaborar tanto pan como cerveza. El farro crece bien en terrenos pobres en nutrientes y es particularmente resistente al frío.
Su fortaleza reduce en gran medida la necesidad de usar plaguicidas y otros productos químicos. Tiene más fibra y proteína que el trigo moderno, y menos calorías.
Kamut
El kamut es un tipo de trigo duro originario del antiguo Egipto y una de las primeras variedades que fue cultivada por el hombre, junto con la espelta. Es un cereal fácilmente digerible, por lo que podemos sustituir las harinas de trigo común por las de este tipo de trigo para lograr una dieta más saludable. Su tamaño es mayor que el del trigo convencional y su sabor dulce hace que sea polivalente a la hora de prepararlo de diferentes formas en la cocina, incluyendo los germinados. Su contenido en fibra es superior al de otros cereales, lo que lo hace más saciante.
Chía
Esta semilla se usa cada vez más en la cocina vegana, por su bajo contenido calórico y su alto aporte de fibra, antioxidantes, calcio, proteínas y ácidos grasos omega 3 y omega 6.
Apta para diabéticos, su textura gelatinosa cuando se mezcla con agua la ha convertido en sustituto del huevo en la gastronomía vegana. Es adecuada para dietas de adelgazamiento por su alto poder saciante.
Amaranto
También originario del continente americano, este pseudocereal se ha usado tradicionalmente, sobre todo en México, para elaborar alimentos tan variados como tamales, atoles, pinole, mazapán, tortillas, galletas, panqués y horchata. Hay más de 60 variedades distintas, y sus propiedades nutricionales lo están poniendo de moda. Tiene un alto contenido en proteínas (el doble que el arroz, por ejemplo) y fibra, pero su mayor virtud es la variedad de aminoácidos esenciales que contiene.
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Aunque la industria de la alimentación los presenta como una gran novedad, en realidad en su mayoría se trata de granos que se cultivan y consumen desde la antigüedad, y cuyo uso se fue abandonando porque, a pesar de poseer cualidades nutritivas muy notables, su rendimiento para la agricultura industrial es menor al de los granos modernos. Ahora vuelven al mercado con fuerza gracias a que se valoran sus propiedades alimenticias. Eso sí, sus precios son notablemente superiores a los de los granos y harinas convencionales.