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Las chicas, los chicos y los maniquís: los 80 en clave gastro
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el grupo iglesias abre restaurante en madrid

Las chicas, los chicos y los maniquís: los 80 en clave gastro

Spoiler: si eres un millennial, muchas de las referencias de este artículo te dejarán indiferente. O, peor aún, te recordarán la brasa que te dan tus padres cuando hablan de su ‘época’. Tranquilo, es un espejismo: en realidad, estamos hablando de comida.

Foto: Nacho Pop, uno de los platos de la carta de Las chicas, los chicos y los maniquís.
Nacho Pop, uno de los platos de la carta de Las chicas, los chicos y los maniquís.

Las chicas, los chicos y los maniquís. Bautizar así un restaurante es una declaración de intenciones: si alguien escucha ese nombre y de inmediato no tararea un ‘enamorado de tiiiii’, es que no vivió los 80 y, seguramente, no entenderá nada de todo lo demás: la estética, los rótulos, el álbum completo de aquella explosión que se llamó la Movida y que formó la banda sonora de una generación.

placeholder El chef, Pedro Gallego, a la izquierda.
El chef, Pedro Gallego, a la izquierda.

Resulta curioso que el primer restaurante del Grupo Iglesias fuera de Cataluña sea un homenaje al Madrid de los 80. El Grupo Iglesias, para los despistados, es toda una institución en la restauración de Barcelona -Espai Kru, Rías de Galicia, Casa de Tapes...-, y más aún desde su alianza con los hermanos Ferran y Albert Adrià en elBarri (Tickets, Pakta y Hoja Santa -los tres con estrella Michelin-, Bodega 1900, Niño Viejo y Enigma). Ahora dan el salto a la capital y lo hacen con una estrategia brillante: dejan atrás conceptos conocidos para rendir tributo a Madrid, al espíritu de aquella época y a la huella que dejó en nuestra memoria colectiva.

placeholder Hamburguesa de los 80.
Hamburguesa de los 80.

Todo en Los Maniquís -sí, terminaremos acortando el nombre- es una referencia ochentera continua. Un guiño tras otro, ya desde los luminosos de la entrada con ese ‘Sí, yo comí, enamorado de la carta que hay aquí, de los platos y las tapas que yo vi’ hasta la colorista decoración y la propuesta gastronómica. En la carta encontramos Nacho Pop, Papas Lucy Boom, Flan Fatal, Vainilla Doble... Podemos comer un Jardín Botánico -burrata con tomates asados, fresas y pesto-; una ensalada de El Hortelano; unas patatas Massiel -bravas, estas sí, como solo se saben hacer en Barcelona- y una tosta Maripili que incorpora anchoa, brevas y crema de queso ahumado.

placeholder Flan Fatal. ¿Te suena?
Flan Fatal. ¿Te suena?

Afortunadamente, los 80 no pasan del nombre al plato. como manda el sentido común, estamos ante una cocina elaborada, moderna, actual. Aquellas tapas y raciones de entonces -desde el bocata de calamares a las gildas o los boquerones en vinagre- se han vestido de domingo y reciben con acierto las nuevas influencias, como el kimchi, el caviar de albahaca o el pan de tinta. Tenemos tartar, tataki, ceviche..., platos que en aquellos años jamás probamos (ni sabíamos de su existencia) y que hoy hemos incorporado con alegría a nuestro menú.

placeholder Bocata de calamares, con mayonesa de kimchi, encurtidos y pan de tinta.
Bocata de calamares, con mayonesa de kimchi, encurtidos y pan de tinta.

La ubicación de Las chicas, los chicos y los maniquís también merece un aparte. Se encuentra en el recién inaugurado Axel Madrid, el primer hotel LGTBI de la capital. Un hotel 'hetero-friendly' en el que "cualquier persona, con independencia de su tendencia sexual, es bien recibida, valorada y respetada".

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Las chicas, los chicos y los maniquís. Bautizar así un restaurante es una declaración de intenciones: si alguien escucha ese nombre y de inmediato no tararea un ‘enamorado de tiiiii’, es que no vivió los 80 y, seguramente, no entenderá nada de todo lo demás: la estética, los rótulos, el álbum completo de aquella explosión que se llamó la Movida y que formó la banda sonora de una generación.

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