Talitha van Zon, la nuera 'playboy' de Gaddafi

Suele posar desnuda en Playboy, aunque ahora Talitha van Zon, una modelo de infarto, interesa por otros motivos. Desde la cama de un hospital de Trípoli, esta explosiva holandesa habla para el periódico The Telegraph de sus días al lado de Mutassim Gaddafi, el temido hijo del dictador libio, con el que rompió recientemente.

A lo largo de la entrevista, Talitha recrea el universo particular de lujo en el que vivió durante su relación con el quinto descendiente del dictador, que vive sus días de ocaso: desde fiestas en las que la anfitriona era Carolina de Mónaco hasta carísimos regalos, como bolsos de Louis Vuitton o relojes, que recibió de su expareja, que era capaz de gastar hasta dos millones de euros por mes, tal y como ella misma relata.

Aunque ahora este capítulo en su vida se ha convertido en la peor de sus pesadillas. Llegó a Trípoli hace unas semanas para pedir ayuda a su ex: su padre necesitaba un tratamiento para combatir el alzheimer que sufre y confiaba en que Mutassim la ayudara como hizo en anteriores ocasiones, cuando viajaban juntos al Caribe o vivían como unos auténticos hedonistas. Pero, lejos de lo que esperaba, se ha encontrado con una situación complicada: una ofensiva de los rebeldes libios y con un ex que ya no es el que era.Mucho más frío que de costumbre con ella, Talitha confirma que ir a Libia en medio de una guerra “ha sido el mayor error de mi vida”.

A pesar de sus viajes al país árabe, nunca conoció al dictador. “Si quieres conocerlo tendrás que convertirte en musulmana”, le dijo su exnovio durante algunos de sus encuentros. La pareja, que se conoció en 2004 en un pub, ya tuvo sus diferencias nada más comenzar a salir. A las discrepancias sobre la bomba de Lockerbie, asunto que les llevó a protagonizar su primera discusión, hay que añadir que el hijo del dictador libio “hablaba mucho de Hitler, de Fidel Castro o Hugo Chávez. Le gustaba el poder, quería ser mejor que su padre”. Afirma que su ex planea morir como un mártir, mientras ella consigue una cuota de popularidad imprevista y que no consiguió ni en sus mejores días en Playboy.

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