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Ortega Cano reaparece tras la condena en el homenaje a Rocío Jurado
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Ortega Cano reaparece tras la condena en el homenaje a Rocío Jurado

No se les rompió el amor de tanto usarlo, más bien al contrario. Han pasado cerca de siete años desde que la voz de Rocío Jurado calló para siempre

No se les rompió el amor de tanto usarlo, más bien al contrario. Han pasado cerca de siete años desde que la voz de Rocío Jurado calló para siempre y Ortega Cano se quedó un poco más solo. El Día Internacional dedicado a la artista, celebrado este fin de semana en Chipiona, ha sido más noticia por la reaparición del torero tras su sentencia condenatoria, que por el recuerdo de ella. Ortega acudió al cementerio de Chipiona sonriente y acompañado de su hija Gloria Camila. Allí se fundió en un caluroso abrazo con su cuñado, Amador Mohedano, que esta semana también ha sido noticia por su separación de Rosa Benito.

Con la figura que se levantó en su momento sobre la tumba de Rocío Jurado, fallecida en junio de 2006, estuvieron sus dos hermanos, Gloria y Amador Mohedano y el diestro al lado de su hija, que no pudo evitar emocionarse ante el recuerdo de su madre. Es la primera vez que se puede ver al torero en un acto público desde que el pasado 24 de abril fuese condenado a dos años, seis meses y un día de cárcel y al pago de casi 170.000 euros por conducción temeraria con resultado de muerte. Recurrirá el fallo y hasta después del verano no se conocerá si la sentencia es firme o absolutoria. La sentencia ha gustado a la familia de Carlos Parra, que se muestran “contentos” con el resultado de la misma, ya que siempre consideraron que Ortega conducía ebrio aquel fatídico 28 de mayo en el que su coche colisionó con el vehículo de Parra.

Mucho ha cambiado la vida del diestro desde la muerte de la Jurado. Aquel caluroso día de junio en el que murió ‘la más grande’ se le pudo ver destrozado e inconsolable, y es vox populi que, en los dos años posteriores a su muerte, Ortega Cano no solo lo pasó mal sino que incluso rozó la depresión. Su vida ha ido dando tumbos durante los últimos tiempos, entre el comportamiento díscolo de su hijo José Fernando y las fatales consecuencias de aquel accidente que lo ha llevado a los tribunales y amenaza con llevarlo a la cárcel. Un via crucis que el torero ha afrontado encontrando un nuevo amor, la ‘frutera’ Ana María Aldón, de 36 años, que se ha convertido en la madre de su primer hijo biológico, José María. “Rocío nos protege desde el cielo” dijo a este portal después del nacimiento del bebé.

Este fin de semana se ha reencontrado con el recuerdo de la Jurado, aunque solo sea en el homenaje que le han rendido en su Chipiona natal. Un recuerdo empañado por la reciente condena y la sombra de prisión que se cierne sobre el torero, cuya vida ha cambiado como la de los propios familiares de la cantante, envueltos en disputas cada vez más agrias a raíz de la separación de Amador Mohedano y Rosa Benito. Solo el tiempo dirá si José Ortega Cano va o no va a la cárcel y si la invocación de la protección de la Jurado que esgrimió en esa reciente entrevista puede librarle de la culpa.

No se les rompió el amor de tanto usarlo, más bien al contrario. Han pasado cerca de siete años desde que la voz de Rocío Jurado calló para siempre y Ortega Cano se quedó un poco más solo. El Día Internacional dedicado a la artista, celebrado este fin de semana en Chipiona, ha sido más noticia por la reaparición del torero tras su sentencia condenatoria, que por el recuerdo de ella. Ortega acudió al cementerio de Chipiona sonriente y acompañado de su hija Gloria Camila. Allí se fundió en un caluroso abrazo con su cuñado, Amador Mohedano, que esta semana también ha sido noticia por su separación de Rosa Benito.