Ana Boyer y Fernando Verdasco: el negocio de casarse
La hija de Isabel Presysler y el tenista se han casado en una isla perdida del Caribe para poder vender una exclusiva que algunos cifran en 140.000 euros
La boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco ha sido en realidad un reportaje gráfico patrocinado y con unas pautas más cercanas a una misión propia de Tom Cruise en algunas de sus películas que a un acontecimiento familiar. La intimidad venía marcada por la exclusiva que, según algunos entendidos en este tipo de intercambio, podría rondar los 140.000 euros. Algo menos de lo que negociaron Rocío Carrasco y Fidel Albiac por la suya.
En realidad lo que interesa de esta reboda son las imágenes de Mario Vargas Llosa posando con el clan Preysler en toda sus variaciones posibles. Lo más esperado es sin duda la foto del nobel con la novia. Cuando el escritor entraba por la puerta de la mansión de Puerta de Hierro propiedad de Isabel, al año de morir Boyer para instalarse, Ana se trasladaba a un piso para vivir con Verdasco.
Mario Vargas Llosa no entra en el lote de hombre anuncio y por lo tanto su estilismo es de su propiedad. Sus nietas, que parece que sí tenían relación con Tamara y Ana como él mismo comentaría en el comunicado que envió a los medios en contestación a lo expresado por su hijo Gonzalo, tampoco estaban convocadas.
Al ser una celebración patrocinada, las imágenes tenían que ser perfectas. De ahí que los pagadores del reportaje convencieran a los protagonistas para adelantar un día la fiesta. Verdasco y Ana anunciaron que sería el día 8, pero las lluvias tropicales para ese día obligaron a adelantar el montaje nupcial. ¡Todo por amor!
No hubo representación de la familia Boyer. No estuvieron los hermanos, Miguel y Laura, los dos hijos que el exministro tuvo con Elena Arnedo. Boyer no favoreció esa relación y, por lo tanto, el trato ha sido escaso. La última vez que se vieron fue para cerrar la herencia paterna. Tampoco estuvo presente Cristian Boyer, albacea y encargado del testamento de su hermano.
La familia Verdasco tuvo poco que ver en la organización de la boda. En este caso y al ser una tribu muy compacta y unida acudieron padres, hermanos, tíos y cuñados. El viaje de los suyos lo costeó el deportista que, según la revista 'People With Money' es uno de los diez tenistas mejor pagados de este año. Sus ganancias están estimadas en 75 millones de dólares y posee un patrimonio valorado en más de 200 millones. Así figura en la lista que el medio norteamericano realiza todos los años.
El tema relacionado con el viaje ha sido motivo de malestar entre las amistades de los protagonistas. Mientras que Ana se ha hecho cargo del coste de sus íntimas, el resto lo han tenido que desembolsar de su bolsillo. El gasto mínimo con avión y resort no ha bajado de los 4.000 euros. En esos hoteles de lujo no hay pulserita y por lo tanto las consumiciones no son a demanda. Gratis sí ha sido el flamenco, interpretado por los Carmona. Sara Verdasco esta casada con el hijo de Ketama, Juan Carmona.
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Las joyas que lucieron Ana y su hermana Tamara las cedieron los Suárez. Isabel Preysler en cambio se habría decantado por la firma catalana Rabat. Esteban y su mujer, igual que la familia Porcelanosa, estaban invitados a la boda. Los azulejeros no viajaron a Mustique y se quedaron en suelo patrio. Acudieron el sábado al enlace del hijo de sus grandes amigos Teresa Pickman y Diego Miranda en Sevilla. Los trajes del clan Presyler también son promocionales.
La ausencia de Enrique Iglesias ha sido uno de los datos más sorprendentes. Tiene una relación magnifica con Ana y con Tamara, a las que quiere mucho. No solo estaba invitado, sino que en un principio se barajó la posibilidad que fuera el padrino y acompañara a su hermanastra al altar. No lo hizo porque nunca ha formado parte de las exclusivas de su familia Preysler ni de ninguna otra. Con varios Grammy y una carrera profesional impecable, quiere salir en los medios por su vida laboral. No necesita ofertar su intimidad.
El convite se organizó en varias mesas alargadas tras la ceremonia religiosa oficiada en una iglesia de bambú y tejado de palma como son la mayoría de las construcciones de la isla. Ana y Verdasco ya se habían casado hace un tiempo para poder compartir la casa que el tenista tiene en Doha (Qatar). En ese país es un delito convivir sin estar casados.
La boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco ha sido en realidad un reportaje gráfico patrocinado y con unas pautas más cercanas a una misión propia de Tom Cruise en algunas de sus películas que a un acontecimiento familiar. La intimidad venía marcada por la exclusiva que, según algunos entendidos en este tipo de intercambio, podría rondar los 140.000 euros. Algo menos de lo que negociaron Rocío Carrasco y Fidel Albiac por la suya.