El peligro de no discutir nunca con tu pareja, según la psicóloga Beatriz Cazurro

Mantener una buena comunicación en la pareja es fundamental para que la relación funcione. Sin embargo, esto no significa que todo sean risas y buenos momentos, sino también enfrentarse a los problemas para poder encontrar de manera conjunta la solución.

Las discusiones en la pareja pueden resultar muy positivas, o lo que es más importante, la falta de ellas puede ser signo de que la relación está acabada, puesto que no hay puntos en común que buscar. Por supuesto, todas las conversaciones deben ser desde el respeto. Al igual que cuando somos pequeños, nuestros padres nos explican con tolerancia los límites, debemos aprender a marcarlos en nuestro noviazgo, hablando y debatiendo con educación.

La psicóloga Beatriz Cazurro explica en sus redes el problema que conlleva no discutir nunca con nuestra pareja. Por supuesto que no hay que normalizarlas si son demasiado frecuentes, pero el hecho de que nunca sucedan no es sano. "Lo que aparentemente puede parecer una cosa, por debajo puede ser otra muy diferente. Es el peligro de fijarnos solo en la conducta y atribuirle un significado positivo o negativo", comienza relatando la doctora.

"Cuántas parejas hay que no discuten porque una de las partes ha renunciado ya a que la escuchen, a que la entiendan. Cuántas de estas 'no discusiones' son el resultado de un agotamiento profundo y una distancia emocional en la que cada vez hay menos cosas en común", continua la psicóloga.

Además, concluye diciendo que "no siempre discutir es mala señal, a veces esa parte que discute es la que más alto está diciendo que quiere seguir estando contigo". De esta manera, explica que la persona que abre un debate es que no se ha dado por vencida con la relación y que intenta reflotarla cuando ya no hay más que hablar.

Para ello, se apoya en una ilustración en la que se ve a una pareja heterosexual hablando. Mientras el chico piensa que están muy bien porque no discuten, la chica piensa que están tan mal que ya ni discuten. Son dos formas de ver la misma situación, y ambas son muy peligrosas porque el hecho de que estén en puntos tan opuestos demuestra su falta de comunicación.