Qué es la carga mental y por qué tu pareja no la sufre

¿Sientes que eres la única responsable de que todo en tu casa funcione? ¿Crees que si no te encargas de todo lo relacionado con el ámbito doméstico nadie se va a preocupar por ello? Puede que sufras carga mental y, hasta ahora, que estás leyendo este artículo, no lo sabías. Tres de cada cuatro mujeres lo padecen y, sin embargo, el 50% de ellas no lo saben.

Según Psonríe, un servicio de atención psicológica online, “la carga mental se da cuando las actividades que implican planificar, organizar y coordinar asuntos relacionados con el cuidado y la gestión doméstica y familiar recaen exclusivamente en la mujer”, generando una gran carga de estrés emocional.

Una sobre carga que, según el gabinete médico, sufre el 87% de las madres y que “implica una sobrecarga emocional y cognitiva que puede afectar gravemente la salud mental de la mujer, con consecuencias psicológicas que incluyen ansiedad, depresión, estrés, agotamiento, problemas sexuales, etc.”

También conocido como "el síndrome de la mujer agotada" lo más alarmante es que los expertos avisan de la gran cantidad de mujeres que, pese a estar sometidas ante esta carga extra, ni siquiera son conscientes o lo dan por sentado. No ocurre lo mismo con los hombres, puesto que, frente a este 87% del que hablamos, solo un 12% de los hombres padece este exceso de responsabilidad.

La importancia de acabar con roles de género estereotipados

Aunque los roles de género y las responsabilidades de hombres y mujeres están en atravesando un momento de cambio, lo cierto es que este cambio es lento y, pese a que en lo laboral ha avanzado mucho, no pasa lo mismo en el ámbito doméstico donde, las madres, por norma general, son las que se encarga del mayor número de responsabilidades en el hogar.

Responsabilidades que, como especifican en el centro de atención Psicológica, Área Humana, “abarcan desde garantizar una adecuada alimentación, vestimenta, mantenimiento del hogar y salud de los miembros de la familia, hasta realizar funciones de apoyo escolar, consejo y apoyo emocional, relaciones sociales o el mantenimiento de lazos familiares y comunitarios”.

Todo esto desemboca en que las mujeres tengan que hacer ese plus de esfuerzo en cuanto a labores relacionadas con recursos cognitivos como: atención, memoria, concentración… y finalmente se genere un mayor estrés. Así, es normal que las mujeres o madres acarreen con agendas escolares, cuestiones médicas o coordinación de actividades de distintos miembros de la familia, y un largo etcétera, además de sus propias responsabilidades laborales.

En otra época la mujer se quedaba en casa y su trabajo se relacionaba directamente con cuestiones de esta índole, sin embargo, con la inclusión en el mundo laboral por parte de la mujer, las tareas del hogar no se han repartido en consecuencia, sino que han sido asumidas por las mujeres de manera silenciosa y dócil. Por eso, esta carga es tan peligrosa para la salud mental femenina.

El uso de estos recursos extra, con el notable esfuerzo psicológico que supone, puede desembocar en síntomas de malestar como irritabilidad, nerviosismo, frustración, tristeza o ansiedad, según señalan los expertos: Rolo González, Díaz Cabrera y Hernández Fernaud.

Estrategias para hacer frente a la carga mental

Ante esta perspectiva, la solución para la mayor parte de las mujeres pasa en un primer momento por darse cuenta de si están expuestas a este enemigo mental invisible. Por eso, desde algunas asociaciones y gabinetes psicológicos alientan a las mujeres a realizar una serie de test, para determinar la circunstancia en la que se encuentra.

Una vez asumido el hecho de que puede que no te hubieras dado cuenta de esta responsabilidad extra en el hogar, son varias las estrategias que nos aporta Área Humana para lograr que la carga se reparta entre los miembros que formen la unidad familiar.

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Hazte algunas preguntas: ¿Hay obligaciones que asumes, solo por ser mujer? ¿Deberías cumplir mejor determinadas funciones por ser mujer, dado que los hombres no tienen las mismas destrezas o su tiempo no está dedicado a temas «menores»?

En ocasiones, podremos ir incorporando cambios en la delegación y asunción de responsabilidades, mejorando los modelos de convivencia basados en el buen trato y reconocimiento de las aportaciones del resto de los miembros de la familia.

Identificar las estrategias de afrontamiento que utilizamos ante los problemas más habituales, y cambiarlas si no son las adecuadas.

En general, existe consenso en que las mujeres emplean más y variadas estrategias para hacer frente a los problemas, si bien, se observa un predominio de aquellas orientadas a la emoción. Es importante analizar si estas estrategias están siendo adaptativas y eficaces, y están orientadas al cambio y a la solución

Identificar y cambiar ideas y creencias que nos estén perjudicando.

En ocasiones, asumir de manera estereotipada roles de género femeninos, como la responsabilidad sobre el bienestar de los demás, conlleva actitudes y creencias disfuncionales sobre lo que depende de cada uno de cada una.

Identifica lo que depende de ti y lo que no. Ajusta tus expectativas en el proceso. Ves paso a paso. Y mantén la comunicación con el resto de las personas implicadas en el trabajo doméstico y familiar.

Comunicación asertiva.

Una adecuada comunicación, con asertividad y empatía, será fundamental para solicitar la participación en la gestión de tareas del hogar, la petición de cambios o la expresión de sentimientos. También para negociar y consensuar con nuestra pareja, hijos e hijas, aquellos aspectos que estén generando sobrecarga mental y, por tanto, malestar emocional.

En consecuencia, si eres de esas mujeres que ha llegado a este artículo y al ir leyéndolo se está empezando a plantear si sufre esta carga mental invisible, lo mejor es que te pares a tener en cuenta tu salud y bienestar mental para tomar las mejores decisiones y estar en armonía contigo misma y el resto.