Tener una buena convivencia es posible con estos consejos del psiquiatra Enrique Rojas

La convivencia no es fácil. Eso lo sabe todo el mundo. Pero en verano, ya sea por factores como el teletrabajo o las vacaciones, puede aumentar el roce y a veces no lleva al cariño. Pasar más tiempo con la familia puede provocar más ocasiones de tensión. Especialmente durante viajes, donde se puede conocer a una persona en profundidad, en el buen y en el mal sentido. Aunque cambie la ubicación, muchas veces se convive incluso en la misma habitación de forma continua con la misma persona, que al estar en un sitio nuevo no se tiene tanta independencia y las discusiones pueden aflorar.

"La convivencia diaria, ya sea en pareja, con amigos o familiares, es dura, porque exige esfuerzos repetidos para aceptar al otro y, a la vez, ayudarle a cambiar en lo que sea necesario. Convivir es, ante todo, compartir. Tomar parte en la vida ajena y hacer partícipe al otro en la propia", explica el psiquiatra Enrique Rojas en su perfil de Instagram.

Este experto sintetiza su sabiduría en cinco puntos básicos que hay que tener en cuenta para una convivencia pacífica y satisfactoria. Si se tienen en cuenta estos factores es más probable que no se acabe discutiendo por cualquier cosa ni acumulando tensión que puede dañar el vínculo que se tenga.

1. El conocimiento adecuado de uno mismo: conocer las propias cualidades y defectos implica un proceso de autoconocimiento que nos ayuda a profundizar, controlarnos y hacernos entender a los demás.

2. El esfuerzo diario para fortalecer la relación: hay que difuminar la parte negativa. Es una tarea continua, suave y sosegada, pero —sobre todo— firme y consciente. Sin prisa, pero sin pausa.

3. El respeto y la estimación recíproca: siempre pensamos que nuestros problemas son los más importantes, pero también hay que dar la importancia que merece el problema de la otra parte, te parezca significativo o no. Nunca debemos minusvalorar los sentimientos de nuestro ser querido.

4. La comprensión mutua: entender y comprender al otro es fundamental. Ponerse en el lugar del otro, entender sus necesidades y abrazar sus problemas. Es la mejor manera de conseguir un respeto mutuo y una conexión saludable.

5. La sistematización: aunque entendamos las manías del otro, es importante establecer un orden, un sistema, marcando una serie de secuencias sucesivas. Si todo va demasiado deprisa, tendemos al caos.