Estos son los cinco consejos de Marian Rojas Estapé para gestionar tus emociones
Aunque no podamos controlar todas las circunstancias externas, sí podemos elegir cómo enfrentarlas emocionalmente
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La psiquiatra Marian Rojas Estapé destaca una premisa fundamental: el modo en que pensamos y sentimos condiciona nuestra calidad de vida. Esta afirmación subraya la necesidad de aprender a gestionar nuestras emociones, una habilidad clave para enfrentar los desafíos del día a día y alcanzar un bienestar duradero. Experimentar emociones negativas como disgusto, desamparo, ansiedad o frustración es parte natural de la vida. Según Rojas Estapé, estas emociones cumplen una función importante: nos alertan sobre aquello que no está funcionando bien y nos motivan a buscar soluciones para restablecer nuestro equilibrio emocional y físico. Sin embargo, el problema surge cuando estas emociones se cronifican, afectando de manera permanente nuestro estado de ánimo e impidiéndonos disfrutar plenamente de las emociones positivas.
Ante esta realidad, Rojas Estapé propone un enfoque práctico y accesible para gestionar nuestras emociones de forma eficaz. A través de cinco pasos, la psiquiatra ofrece un camino para recuperar el equilibrio y vivir de manera más plena. El primer paso es conocernos a nosotros mismos. Identificar qué nos perturba y enfrentarlo es crucial. Cuando bloqueamos nuestras emociones, es más difícil llegar a la raíz de los problemas. Por ello, resulta imprescindible dedicar tiempo a la introspección, buscar información y apoyarnos en personas que puedan orientarnos. Este autoconocimiento es la base para cualquier cambio emocional.
El segundo paso consiste en identificar nuestras emociones. Ponerle nombre a lo que sentimos nos permite comprender mejor lo que estamos atravesando. No es lo mismo experimentar rabia que resentimiento, o alegría que emoción. Ser precisos en este análisis también ayuda a evitar la tendencia a maximizar emociones negativas, lo cual puede tener un impacto directo en nuestro cuerpo y mente.
Otro aspecto clave es practicar la asertividad. Esto implica expresar lo que pensamos y sentimos de manera honesta, pero sin herir a los demás. Hablar con personas de confianza y desahogarnos de manera constructiva nos permite recuperar la paz interior. Sin embargo, Rojas Estapé recomienda hacerlo con prudencia, avanzando poco a poco y evitando abrir temas que no podamos gestionar adecuadamente.
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El cuarto paso nos invita a ser nuestra mejor versión. Reprimir nuestras emociones puede conducirnos a una existencia limitada, sin capacidad de ilusionarnos ni disfrutar de lo que nos rodea. Por el contrario, cuando aprendemos a gestionar lo que sentimos, podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y vivir con mayor entusiasmo y plenitud. Por último, es esencial establecer límites con los demás. Identificar y alejarnos de personas tóxicas es un acto de cuidado personal. No podemos permitir que cualquiera tenga el poder de alterar nuestro equilibrio emocional. Aprender a poner límites nos ayuda a preservar nuestra paz interior y mantener relaciones más saludables.
Gestionar las emociones no es una tarea sencilla, pero sí es posible y necesario. Como explica Marian Rojas Estapé, este proceso tiene un impacto directo en nuestra calidad de vida. Al conocernos mejor, identificar y expresar nuestras emociones, trabajar en nuestra mejor versión y protegernos de influencias negativas, podemos vivir de manera más equilibrada y satisfactoria.
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La psiquiatra Marian Rojas Estapé destaca una premisa fundamental: el modo en que pensamos y sentimos condiciona nuestra calidad de vida. Esta afirmación subraya la necesidad de aprender a gestionar nuestras emociones, una habilidad clave para enfrentar los desafíos del día a día y alcanzar un bienestar duradero. Experimentar emociones negativas como disgusto, desamparo, ansiedad o frustración es parte natural de la vida. Según Rojas Estapé, estas emociones cumplen una función importante: nos alertan sobre aquello que no está funcionando bien y nos motivan a buscar soluciones para restablecer nuestro equilibrio emocional y físico. Sin embargo, el problema surge cuando estas emociones se cronifican, afectando de manera permanente nuestro estado de ánimo e impidiéndonos disfrutar plenamente de las emociones positivas.