Estos son los tipos de estrés a los que nos enfrentamos, según Marian Rojas Estapé
El estrés no siempre es negativo: puede impulsarnos, ponernos a prueba o agotarnos por completo. Saber identificarlo es clave para cuidar nuestra salud
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Marian Rojas Estapé, psiquiatra y autora de referencia en bienestar emocional, ha querido aclararlo en su última publicación en redes sociales: no todo el estrés es negativo, y aprender a diferenciarlo puede marcar la diferencia en nuestra salud mental y física.
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Según la experta, existen tres tipos de estrés, y no todos afectan de la misma manera. Hay uno que nos motiva, otro que nos reta y nos ayuda a crecer, y otro que, si no se gestiona bien, puede volverse una amenaza silenciosa para nuestro bienestar.
El estrés positivo es ese que nos impulsa. Es el que sentimos antes de una presentación importante, en una competición o cuando nos enfrentamos a un reto que nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos. Nos activa, nos mantiene enfocados y nos ayuda a rendir mejor.
Después, Rojas Estapé nos habla del estrés tolerable, que aparece en situaciones difíciles pero manejables. Una discusión importante, un cambio de trabajo, una pérdida personal… Son momentos de tensión emocional, pero que, con las herramientas adecuadas, podemos afrontar sin que dejen una huella negativa en nuestra salud. De hecho, en algunos casos, superar este tipo de estrés nos fortalece y nos hace evolucionar.
El problema llega cuando este estrés se vuelve tóxico. Si la presión se mantiene en el tiempo y no damos tregua a nuestro cuerpo y mente, las consecuencias pueden ser devastadoras. Ansiedad, insomnio, dificultad para tomar decisiones, agotamiento emocional… La vida en modo "alerta constante" tiene un precio, y es nuestra salud quien lo paga.
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Por eso, Marian Rojas Estapé invita a reflexionar sobre qué tipo de estrés domina nuestro día a día. ¿Nos impulsa o nos está consumiendo? Escuchar a nuestro cuerpo y aprender a gestionar la presión es clave para mantener el equilibrio. No se trata de eliminar el estrés por completo, sino de entenderlo, regularlo y, cuando sea necesario, poner límites para evitar que termine pasándonos factura.
Y si el estrés interfiere con la calidad de vida y afecta el bienestar emocional, acudir a un especialista puede marcar la diferencia. Un profesional de la salud mental puede ayudar a identificar la raíz del problema y ofrecer herramientas personalizadas para gestionarlo. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso esencial hacia una vida más equilibrada y saludable.
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