Marimer Pérez, ginecóloga y obstetra: “La menopausia es una etapa que muchas mujeres viven con mucha culpa. Antes eras una máquina de resolver y de repente estás triste, más frágil, emocionalmente”
Cuando tienes la menopausia "tienes que ver qué te está pasando, darte permiso para estar mal, pedir ayuda y explicarte", cuenta Marimer Pérez
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A muchas mujeres nos educan con una certeza inevitable en la cabeza que a lo largo de nuestra vida no podemos dejar pasar: la menopausia. No es fácil ignorar que la presión a la que estamos sometidas es alta. En realiad, la menopausia significa “última menstruación” y es cuando llega la pausa definitiva de la regla.
En una entrevista para La Vanguardia, Marimer Pérez, ginecóloga y obstetra, explica como tener la menopausia no es un obstáculo, sino una nueva forma de aprender a disfrutar la vida como si fuera una segunda parte de tu libro favorito y disfrutarla de forma positiva: “A mí me ha servido para conocerme más, para conectar con lo que necesito, para decidir cómo quiero vivir”.
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La experta, que ejerce como ginecóloga y obstetra desde hace más de 20 años, trata de concienciar sobre una temática que nos concierne a todas las mujeres y de desmitificarla hablando sobre a la edad a la que aparecen los síntomas, explora cuáles son estos síntomas, como afectan al entorno social y, sobre todo, como impactan a nivel emocional, ya que emprender el viaje inexorable de la menopausia, es un hecho para la población femenina.
La transición comienza con la perimenopausia, una etapa que puede durar años y se manifiesta con ciclos irregulares, sangrados erráticos, insomnio y sofocos. “Si antes dormías bien y ahora te cuesta conciliar el sueño, es una señal importante”, advierte la experta.
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En la menopausia, esos síntomas se intensifican o persisten de una forma tan desbordante que la sensación de estar “con la mecha corta”, o el conocido brain fog: confusión mental, olvidos frecuentes y dificultad para concentrarse. “Esto puede ser especialmente frustrante para mujeres con trabajos de alta exigencia mental”, señala.
También se suman molestias físicas menos visibilizadas como la sequedad de mucosas, que afecta no solo a la piel, sino también a los ojos, la boca y la zona vaginal. “Muchas creen que tienen infecciones urinarias, pero lo que ocurre realmente es sequedad”. El dolor articular —especialmente en rodillas y hombros— también es común, provocado por la pérdida de colágeno y elastina.
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Pero si hay un terreno donde la menopausia tiene un impacto profundo, es el emocional. “Es una etapa que muchas mujeres viven con mucha culpa. Porque, claro, antes eras una máquina de resolver y de repente estás triste, más frágil emocionalmente”, explica.
El cambio hormonal, unido al peso de las expectativas sociales, genera un cóctel de emociones difícil de gestionar. “Muchas pacientes me dicen: ‘Antes no lloraba, y ahora lloro por todo’. Y ahí es importante hablar, verbalizarlo y entender que no eres tú sola, que nos pasa a todas”.
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La especialista insiste en que es una oportunidad para parar y mirarse por dentro: “Ha sido una de las etapas más potentes a nivel de crecimiento personal. Un punto de inflexión para decidir qué quieres dejar atrás y qué necesitas ahora”.
La presión social
A nivel social, la presión tampoco afloja. “Estás en tu pico de responsabilidad laboral o ya empiezas a sentirte desplazada”, dice. En el ámbito familiar, muchas mujeres siguen siendo el sostén de hijos, pareja y padres, sin tiempo ni energía para sí mismas. “Y aparece la culpa, porque nos han enseñado a poder con todo”.
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La invisibilidad también golpea. “Como ya no tienes la regla, ni eres fértil, ni estás en la edad ‘deseable’, parece que dejas de contar. Eso duele”, afirma. Pero para muchas, este momento también representa una toma de conciencia: “Estoy aquí, tengo experiencia, tengo mucho que aportar”.
Envejecer bien, no joven
Lejos del discurso del “anti-aging”, Pérez apuesta por el well aging: “Yo no quiero parecer joven. Quiero tener una actitud. Envejecer bien no es disfrazar la edad, es vivirla con salud y con ganas”.
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Para ella, envejecer bien es envejecer con autonomía, con salud física y emocional, sin depender de fármacos innecesarios y cuidando lo básico: “lo que comemos, cómo nos movemos y cómo nos hablamos”.
A muchas mujeres nos educan con una certeza inevitable en la cabeza que a lo largo de nuestra vida no podemos dejar pasar: la menopausia. No es fácil ignorar que la presión a la que estamos sometidas es alta. En realiad, la menopausia significa “última menstruación” y es cuando llega la pausa definitiva de la regla.