¿Puede el calor hacernos sentir más tristes? La psicología da la respuesta
El agobio, la fatiga, la falta de sueño y el cansancio, son algunos de los problemas que podemos encontrarnos en esta ola de calor
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Cuando pensamos en el verano, solemos imaginar vacaciones, terrazas al sol y días más largos. Sin embargo, no todo es tan luminoso como parece: algunas personas experimentan durante esta época del año una sensación de tristeza o apatía inesperada. ¿Puede el calor influir en nuestro estado de ánimo? La psicología tiene algo que decir al respecto.
Aunque asociamos los cambios emocionales a estaciones frías como el invierno, lo cierto es que el verano también puede alterar nuestro bienestar mental. Según distintos expertos, las altas temperaturas pueden afectar directamente al estado de ánimo, generando irritabilidad, fatiga emocional, ansiedad e incluso tristeza. Este fenómeno, poco conocido pero cada vez más reconocido, se conoce como "tristeza estacional de verano" o depresión estacional inversa. El calor extremo, como el que cada vez es más frecuente en España debido al cambio climático, no solo resulta incómodo: también modifica nuestras rutinas, interrumpe el sueño y altera la calidad del descanso. Dormir mal impacta directamente en la estabilidad emocional. Además, el aumento de horas de luz y la exposición constante al sol pueden desregular la producción de melatonina y serotonina, hormonas clave en la gestión del sueño y el estado de ánimo.
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Para muchas personas, que ya de por sí equilibran múltiples responsabilidades en su día a día, estas alteraciones pueden acentuarse durante el verano. Cuidar de hijos sin colegio, mantener el rendimiento en el trabajo o incluso lidiar con las exigencias del “cuerpo perfecto de verano” pueden generar un estrés adicional, al que se suma el malestar físico que provoca el calor.
La psicología sugiere prestar atención a estos signos y no subestimarlos. Mantenerse hidratado, buscar espacios frescos, intentar conservar rutinas estables y, sobre todo, permitirse descansar sin culpa son prácticas recomendables. Si los síntomas de tristeza o ansiedad se alargan, acudir a un profesional es siempre una buena opción. El verano no tiene por qué ser siempre sinónimo de alegría. Reconocer que no todos vivimos esta estación de la misma forma es también un paso hacia el bienestar emocional. A veces, simplemente, el calor pesa más de lo que creemos.
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