Cómo lavar sujetadores para que duren más tiempo
Es una de las prendas más delicadas de nuestro armario y por ello, debemos lavarlas de una forma especial, cuidándolas lo máximo posible
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Los sujetadores son una de las prendas más delicadas de nuestro armario y, paradójicamente, también una de las que más castigamos. Lavarlos mal puede deformar las copas, dañar los aros o estropear los tirantes, reduciendo su vida útil mucho antes de lo que debería. Por suerte, los expertos en lencería coinciden en que con unos pocos cuidados sencillos se puede mantenerlos como nuevos durante mucho más tiempo.
El primer consejo, aunque muchas lo pasen por alto, es mirar siempre la etiqueta. Cada tejido tiene necesidades distintas: los sujetadores con encaje, espuma o detalles metálicos suelen requerir un lavado más suave, mientras que los deportivos resisten mejor el agua tibia y un centrifugado breve. La regla de oro es clara: a mano siempre que sea posible. Llenar un recipiente con agua fría o templada y añadir un jabón suave —preferiblemente para prendas delicadas— es la mejor forma de evitar daños. Se recomienda dejar el sujetador en remojo unos 10 o 15 minutos y frotar muy suavemente las zonas más expuestas, como los tirantes o el contorno. Después, se aclara con agua fría y se seca sin retorcer, presionando ligeramente con una toalla para eliminar el exceso de humedad. Si el ritmo diario no permite lavar a mano, la lavadora puede ser una opción, pero con precauciones. Hay que usar una bolsa de lavado para prendas delicadas, seleccionar un programa corto y con agua fría, y evitar por completo la secadora. El calor excesivo puede deformar las copas o deteriorar los elásticos. Además, conviene abrochar los corchetes antes de meterlos en el tambor para evitar que se enganchen en otras prendas.
El secado es otro punto clave. Lo ideal es dejar los sujetadores en posición horizontal sobre una toalla, nunca colgados por los tirantes, ya que esto puede deformar su estructura. Y, aunque pueda parecer tentador, no se deben exponer directamente al sol: los rayos ultravioleta pueden debilitar las fibras y desvanecer los colores. Por último, un truco que muchas expertas recomiendan: no lavar los sujetadores después de cada uso, salvo los deportivos. Lo adecuado es hacerlo cada tres o cuatro puestas, permitiendo que el tejido recupere su forma natural entre lavados.
Con estos cuidados, nuestros sujetadores no solo conservarán su forma y suavidad durante más tiempo, sino que también mantendrán su función de sujeción y comodidad. Un pequeño gesto que, además, alarga la vida útil de nuestras prendas favoritas y nos ayuda a cuidar mejor de nosotras mismas.
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