Qué significa dejar de desear a tu pareja, según la psicología

• Qué significa cuidar de todos menos de ti, según la psicología
• Estos son los tres gestos románticos que pasan más desapercibidos, según la psicología

El deseo en una relación de pareja no siempre se mantiene igual con el paso del tiempo. Esa chispa inicial que parecía inagotable puede transformarse, disminuir o incluso desaparecer por completo, y aunque a veces se vive como una señal de alarma, la psicología invita a entender este proceso desde una mirada más amplia y compasiva.

Dejar de desear a la pareja no necesariamente implica haber dejado de amar. Según distintos especialistas en salud emocional, el deseo sexual está influido por factores biológicos, psicológicos y relacionales que cambian con los años. Estrés, rutina, conflictos no resueltos o una falta de conexión emocional profunda son algunas de las causas más comunes detrás de la pérdida del interés sexual. En muchos casos, la falta de deseo aparece cuando la relación entra en una etapa de estabilidad, donde predominan el cariño y la confianza, pero se debilita la novedad o la atracción erótica. El cerebro deja de liberar la misma cantidad de dopamina y adrenalina que durante la fase del enamoramiento, y eso modifica la forma en que se experimenta el deseo.

Por otra parte, no hay que interpretar este cambio como un fracaso, sino como una oportunidad para revisar el vínculo. El deseo no desaparece por completo, sino que puede estar bloqueado por la presión, la autoexigencia o la falta de comunicación. A veces, simplemente no hay espacio emocional ni físico para conectar con la pareja, algo que se agrava si ambos están inmersos en rutinas exigentes o poco tiempo de calidad. Otro punto clave que subrayan los expertos es diferenciar entre “no sentir deseo” y “no querer estar con esa persona”, debido a que el amor puede continuar incluso cuando el deseo se apaga, pero si la atracción física se sustituye por indiferencia o rechazo, conviene prestarle atención y buscar ayuda profesional.

Para reavivar el deseo, los psicólogos recomiendan priorizar el tiempo compartido, recuperar el contacto físico sin presiones y fomentar la comunicación emocional sincera. También puede ser útil redescubrir la intimidad desde otros enfoques: compartir experiencias nuevas, recuperar la curiosidad mutua o simplemente volver a mirar a la pareja con los ojos de antes. Dejar de desear no siempre es el final, sino una señal de que algo necesita cuidado y presencia. En ocasiones, es el primer paso para reconstruir una conexión más auténtica y consciente, donde el deseo vuelva a surgir, no desde la urgencia, sino desde la elección mutua de volver a encontrarse.