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El duque de Alba no encuentra trabajo
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El duque de Alba no encuentra trabajo

Alfonso Díez tendría ya su despacho, si no hubiera sobrevolado la sombra alargada y acaparadora de Iñaki Urdangarin por el mundo empresarial y las áreas culturales

Alfonso Díez tendría ya su despacho, si no hubiera sobrevolado la sombra alargada y acaparadora de Iñaki Urdangarin por el mundo empresarial y las áreas culturales relacionadas con ayuntamientos, corporaciones y demás instituciones públicas. Pero, en estos momentos, nadie quiere asumir riesgos ni de imagen, ni económicos y mucho menos de tipo mediático, que es lo que ocurriría si determinadas fundaciones ofrecen un puesto de representación al marido de Cayetana, aunque sea con sueldo simbólico.

Entre otras cosas, porque algunas de éstas son la vertiente solidaria de compañías que han hecho o tienen que hacer regulaciones de empleo o recortes salariales. Y lo peor es que algunas de las entidades que podrían optar a sentar en su consejo al actual duque de Alba están en el punto de mira, porque atendieron de manera generosa las llamadas y propuestas de otro aristócrata consorte, como es el duque de Palma.

Alfonso Díez sigue manteniendo su puesto fijo en la administración, después de haber aprobado unas oposiciones hace más de tres décadas. En enero, se le acaban las vacaciones y tiene varias opciones a las que puede optar. Una de ellas es acudir a su puesto de trabajo en Madrid. La segunda sería solicitar un traslado aunque, en este caso, dependería de las vacantes que hubiera. La tercera opción sería pedir una excedencia.

El caso es que el marido de Cayetana tampoco quiere abandonar su plaza fija por un futuro vacío de contenido profesional y donde los ofrecimientos pasados por ahora no tienen una respuesta efectiva. La crisis y Urdangarin son dos factores importantes que por el momento no facilitan la vida laboral al duque de Alba. La lúdica la tiene totalmente resuelta.

Alfonso Díez tendría ya su despacho, si no hubiera sobrevolado la sombra alargada y acaparadora de Iñaki Urdangarin por el mundo empresarial y las áreas culturales relacionadas con ayuntamientos, corporaciones y demás instituciones públicas. Pero, en estos momentos, nadie quiere asumir riesgos ni de imagen, ni económicos y mucho menos de tipo mediático, que es lo que ocurriría si determinadas fundaciones ofrecen un puesto de representación al marido de Cayetana, aunque sea con sueldo simbólico.

Entre otras cosas, porque algunas de éstas son la vertiente solidaria de compañías que han hecho o tienen que hacer regulaciones de empleo o recortes salariales. Y lo peor es que algunas de las entidades que podrían optar a sentar en su consejo al actual duque de Alba están en el punto de mira, porque atendieron de manera generosa las llamadas y propuestas de otro aristócrata consorte, como es el duque de Palma.

Alfonso Díez sigue manteniendo su puesto fijo en la administración, después de haber aprobado unas oposiciones hace más de tres décadas. En enero, se le acaban las vacaciones y tiene varias opciones a las que puede optar. Una de ellas es acudir a su puesto de trabajo en Madrid. La segunda sería solicitar un traslado aunque, en este caso, dependería de las vacantes que hubiera. La tercera opción sería pedir una excedencia.

El caso es que el marido de Cayetana tampoco quiere abandonar su plaza fija por un futuro vacío de contenido profesional y donde los ofrecimientos pasados por ahora no tienen una respuesta efectiva. La crisis y Urdangarin son dos factores importantes que por el momento no facilitan la vida laboral al duque de Alba. La lúdica la tiene totalmente resuelta.