El collar que demuestra que la relación de Sofía Hellqvist con sus cuñadas no es buena
El buenhacer como princesa de Sofía Hellqvist ha hecho callar a aquellas voces que iban en su contra. Ya nadie recuerda su polémico pasado
El buenhacer como princesa de Sofía Hellqvist ha hecho callar a aquellas voces que iban en su contra. Ya nadie recuerda su polémico pasado cuando la ve, tan solo se aprecia una mujer entregada a sus labores en la familia real, muy enamorada de su marido y feliz con sus dos hijos, Alexander y Gabriel. No era fácil conseguirlo y menos con ese currículum como modelo de ropa interior y concursante de reality show, pero Sofía lo ha logrado a base de buen trabajo, siempre manteniéndose en un discreto segundo plano.
Ya también las habladurías sobre su relación con sus cuñadas, las princesas Victoria y Magdalena -sobre todo esta última-, han quedado obsoletas. Sin embargo, un detalle que se ha producido esta semana nos hace volver a pensar que quizás Sofía no es demasiado bien aceptada en la familia de su marido. ¿El motivo? El collar tipo gargantilla que lució en la ceremonia de los Premios Nobel el pasado lunes.
Sofía apareció espectacular con un vestido rojo de la firma Zetterberg que combinó con la tiara que le regalaron sus suegros con motivo de su boda. Mucho se ha hablado de que la princesa no tiene a su entera disposición el joyero de los Bernadotte y que tanto a su suegra como a sus cuñadas no les gusta demasiado que luzca las grandes alhajas históricas de la familia. Por eso no resultó sorprendente verla llevando de nuevo su diadema nupcial.
Sin embargo, Sofía lucía también una joya que parecía confirmar que al fin había obtenido el visto bueno para echarle mano al joyero real: un collar de perlas de distintas vueltas. Al verla, todos pensaban que se trataba de la gargantilla de los Bernadotte, una importante alhaja lucida en infinidad de ocasiones. Pero nada más lejos de la realidad. Desde la Casa Real sueca se confirmó enseguida que se trataba de una joya privada de la princesa y que no se trataba de la misma pieza.
Comparando los dos collares vemos que son prácticamente idénticos. La forma es la misma, lo único que varía es el número de vueltas; en el caso del de Sofía tiene muchas más que el de Magdalena. Resulta cuando menos curioso que, teniendo en el joyero un collar igual, Sofía decidiese comprarse otro por su cuenta, de la firma LWL Jewelry. Un hecho extraño que hace sospechar que sí, que realmente la princesa tiene vetado el acceso a las joyas reales.
El buenhacer como princesa de Sofía Hellqvist ha hecho callar a aquellas voces que iban en su contra. Ya nadie recuerda su polémico pasado cuando la ve, tan solo se aprecia una mujer entregada a sus labores en la familia real, muy enamorada de su marido y feliz con sus dos hijos, Alexander y Gabriel. No era fácil conseguirlo y menos con ese currículum como modelo de ropa interior y concursante de reality show, pero Sofía lo ha logrado a base de buen trabajo, siempre manteniéndose en un discreto segundo plano.