Máxima de Holanda, de Sevilla a Etiopía (sin pasar por maquillaje)
La reina ha retomado su agenda viajando a Etiopía, en calidad de asesora especial del secretario general de la ONU en materia económica, con uno de sus proyectos favoritos
Después de dos días de pescaíto, baile, rumbas, sevillanas y trajes de gitana, la vida de la reina Máxima y su familia ha vuelto a la normalidad. No habían pasado 24 horas desde su adiós a Sevilla y la Feria de Abril cuando la reina de Holanda se cogió un avión a Etiopía, donde aterrizaba este lunes por la noche, con aspecto cansado y dando, lógicamente, una imagen radicalmente diferente a la que ha mostrado estos días en la capital hispalense, donde ni a ella ni a sus hijas les faltaba ningún tipo de detalle en sus atuendos flamencos.
Esta visita de Máxima a Etiopía obedece a su papel como asesora especial del secretario general de la ONU, cargo que ostenta desde 2009, para promover la financiación inclusiva, especialmente en aquellas zonas más necesitadas o países en vías de desarrollo. Un sector que interesa particularmente a la reina y en el que se defiende especialmente bien gracias a sus estudios académicos. Máxima está cada vez más implicada en su trabajo dentro de las Naciones Unidas, especialmente desde que el rey Guillermo subiera al trono, en abril de 2013.
La agenda de la reina de Holanda en el país africano no es precisamente relajada. Nada más aterrizar, fue recibida por algunas autoridades en el aeropuerto de Addis Abeba, con las que después mantuvo una reunión para comenzar a trabajar. Máxima llamó la atención por su extrema naturalidad, con el pelo recogido y sin una gota de maquillaje, a pesar de que sabía que tanto la llegada a la capital etíope como el posterior encuentro iban a ser captados por las cámaras. Ya el martes, para el resto de actividades de la agenda, lució un aspecto más trabajado, con un conjunto beis con cinturón ancho y sandalias negras de tacón.
Como es lógico, ni la situación ni el objetivo de este viaje de dos días de duración son propicios para que la reina luzca la elegante ropa a la que estamos acostumbrados para sus actos en Holanda, normalmente de firmas no aptas para todos los bolsillos. Un viaje que supone un enorme contraste con los tres días de vacaciones que la familia al completo ha pasado en Sevilla, donde no ha faltado la buena comida, la bebida y la fiesta en un feria para la que el bolsillo tiene que estar muy preparado.
Después de dos días de pescaíto, baile, rumbas, sevillanas y trajes de gitana, la vida de la reina Máxima y su familia ha vuelto a la normalidad. No habían pasado 24 horas desde su adiós a Sevilla y la Feria de Abril cuando la reina de Holanda se cogió un avión a Etiopía, donde aterrizaba este lunes por la noche, con aspecto cansado y dando, lógicamente, una imagen radicalmente diferente a la que ha mostrado estos días en la capital hispalense, donde ni a ella ni a sus hijas les faltaba ningún tipo de detalle en sus atuendos flamencos.