Naruhito y Masako desatan la locura en las calles de Tokio: su espectacular desfile

El pasado 22 de octubre todos asistimos al histórico momento de la entronación del nuevo emperador de Japón, Naruhito. Masako, su esposa, se convertía en emperatriz, y el acto congregó a 2.000 invitados, entre ellos un gran número de miembros de Casas Reales, como por ejemplo el rey Felipe VI y la reina Letizia, Federico y Mary de Dinamarca, Carlos de Inglaterra o Alberto de Mónaco.

[LEA MÁS. La rivalidad entre la emperatriz Masako y su cuñada Kiko: las Kate y Meghan japonesas]

Con la entronación comenzó una nueva era en Japón, la era Reiwa.

Faltaba que el nuevo emperador y la nueva emperatriz recibieran el cariño y el apoyo de sus ciudadanos a través de un vistoso desfile en las calles que permitiera a todos sus seguidores saludarles y verles de cerca.

Dicho desfile no había tenido lugar por motivos climatológicos. Los estragos que las lluvias habían provocado con el paso del tifón Hagibis hicieron imposible que el emotivo y cálido evento pudiera tener lugar, hasta hoy.

Este domingo 10 de noviembre, Naruhito y Masako por fin han podido sentir el calor del pueblo. En las calles de Tokio se han agolpado miles de personas que han aclamado al emperador y a su esposa. La pareja ha iniciado un recorrido, que ha comenzado en el Palacio Imperial, en una impresionante limusina descapotable, diseñada en exclusiva para este momento.

Tokio se ha convertido en un hervidero de júbilo y de manos agitadas que trataban de saludar a Naruhito y a Masako. Estos no han cesado de devolver el saludo desde su coche, visiblemente emocionados.

Brillante ha lucido la emperatriz con una imponente tiara y un imperial vestido de color blanco.

El recorrido, de cuatro kilómetros de distancia, ha finalizado en la residencia donde viven de manera temporal el emperador y la emperatriz, Akasaka. A su llegada, el príncipe heredero Akishino y su esposa Kiko les han recibido con música y un gran número de miembros de la Corte.

Los looks de los protagonistas y la puesta en escena ha sido prácticamente similar a la protagonizada por sus antecesores en 1990, Akihito de Japón y su esposa.