El escándalo de María Estuardo: adulterio, asesinato y un encierro por décadas
La reina de Escocia tuvo una larga y turbulenta vida donde no faltaron los complots políticos, amorosos y la guerra
A menudo analizamos los pequeños (o grandes) escándalos de las familias reales con asombro y sorpresa. La ruptura de las funciones públicas del príncipe Harry o la supuesta tensión entre las princesas Marie y Mary de Dinamarca son algunos de los más recientes.
Sin embargo, todo lo que hayamos vivido en las últimas décadas se queda corto si repasamos alguna de las increíbles historias que recorrieron las cortes de Europa hace siglos. La victoria de Désirée Clary en Waterloo frente a su exnovio Napoleón Bonaparte o el asesinato de la emperatriz Sissi son solo algunos de ellos.
Aunque hoy queremos viajar aún más atrás en el tiempo, para llegar hasta las cortes de Edimburgo y Londres en el siglo XVI junto a la reina María Estuardo de Escocia. Destinada a portar la corona desde su niñez, nació en 1542 en el palacio de Linlithgow, en el concejo de West Lothian, cercano a Edimburgo.
A los pocos días de venir al mundo, su padre Jacobo V murió de cólera, por lo que fue coronada reina con apenas nueve meses, y se anunció su primer compromiso de boda cuando apenas había cumplido su primer año de vida.
La ruptura con su prometido inglés
Pensando en la unificación de Inglaterra y Escocia se decidió que la heredera debía contraer matrimonio con Eduardo, uno de los hijos de Enrique VIII de Inglaterra. Sin embargo, como reflejan las crónicas guardadas en el Museo Nacional de Escocia, esta unión no convencía a su madre, la reina viuda y regente de Escocia María de Guisa.
El pacto, llamado el Acuerdo de Greenwich, exigía que María Estuardo viviera en la corte de Enrique VIII hasta el matrimonio. Una cláusula que no fue aceptada por el Parlamento de Escocia. Cerrándose entonces el segundo compromiso entre la pequeña princesa heredera de un año y el delfín de Francia, el príncipe heredero Francisco II.
Viuda sin cumplir los 18 años
Tras vivir en el país galo desde los 6 años, la boda se celebró una década después. Dando pie a nuevas polémicas, ya que entre otros puntos obligaba a Escocia a anexionarse a Francia si la pareja real no tenía descendencia.
Tras la muerte de su suegro en 1559, la adolescente reina de Escocia se convirtió también en reina de Francia, aunque su poder duraría poco, ya que apenas un año después murió su marido Francisco II. Aunque, como recuerda Jenny Wormald en su libro 'María, reina de Escocia: un estudio en fracaso', también hubo sospechas de envenenamiento por partidarios contrarios.
Teorías aparte, lo que sí sabemos por los escritos de la época es que María dejó entonces el trono de Francia, del que había sido regente, que pasó a manos de su cuñado Carlos IX, para regresar a Escocia.
La noble cumplía 18 años en viudedad, pero su vida ya había sido muy intensa y aún le quedaban muchas cosas por vivir. Así, al volver a su reino más de 10 años después, se encontró un estado que estaba inmerso en grandes conflictos religiosos entre católicos y protestantes.
La corte dividida
Una división interna que también se notaba en su entorno, ya que ella era católica mientras que el movimiento presbiteriano estaba apoyado por Jacobo Estuardo, conde de Moray, hermanastro de María al ser un hijo ilegítimo de su padre.
Una tensión que solo iba en aumento, por lo que, como se recoge en biografías como 'María, reina de Escocia', de Margaret George, decidió casarse con un aristócrata europeo con el que afianzar alianzas políticas.
Una segunda boda política
El elegido fue el inglés Enrique Estuardo, lord Darnley, primo de María, al ser ambos nietos de Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII de Inglaterra. La boda se celebró en el palacio de Holyrood el 29 de julio de 1565, pero sentimos hacerte spoiler: ni fueron felices ni comieron perdices.
El primer problema que se encontró la pareja comenzó al anunciar su compromiso. Nos ponemos en situación, mientras todo esto ocurría, en Inglaterra Isabel I, hija de Enrique VIII y de Ana Bolena, no era reconocida como reina del país por muchos. Dado que al anular su padre su boda con Bolena (y matarla) habría perdido el derecho al trono.
Sin embargo, tras la muerte de María I de Inglaterra, hija primogénita de Enrique VIII y Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos), Isabel había ascendido a un trono también inestable.
Más aún cuando dos de sus primos (a la par que era su tía) iban a contraer matrimonio y, por ley, si no había heredero para la Corona inglesa, esta pasaba a manos de los reyes de Escocia. Se sumaba una amenaza más en esta boda.
"Seguramente está embrujada"
Por desgracia para la monarca inglesa, parece que María Estuardo estaba muy enamorada de Lord Darnley entonces, por lo que no se logró romper esos lazos matrimoniales a pesar de no dar su consentimiento como marcaba la ley inglesa para el noble.
Así lo escribió el embajador inglés Nicholas Throckmorton: "Se dice que ella seguramente está embrujada. Solo con violencia podría frenarse esta boda". Una felicidad matrimonial que duró poco en Escocia, porque Enrique Estuardo comenzó a mostrarse violento con su esposa (y reina).
La lucha por el poder de su marido
Llegando incluso a darle una paliza para que abortara en su primer embarazo. Todo porque lord Darnley exigía lo que se denominaba 'corona matrimonial'. Un título que le habría hecho soberano con plenos derechos sobre el trono si sobrevivía a su esposa y no regente.
Su relación se fue tensando tanto que Enrique llegó a participar en una conspiración para matar a David Rizzio, el secretario privado de la reina y con quien se rumoreaba mantenía una aventura sentimental, como se puede leer en uno de los libros más famosos sobre este tema, 'María, la reina de los escoceses', de Antonia Fraser.
El asesinato del secretario de origen piamontés no fue nada discreto. Durante una cena en el palacio de Holyrood (Edimburgo), el italiano fue apuñalado delante de todos los invitados. Incluyendo a la embarazada reina. Iniciando un complot para destronarla. Aunque finalmente lord Darnley volvió al bando de su esposa.
Sin embargo, como era de esperar, su relación quedó rota para siempre. No logrando volver a unirse ni por el nacimiento de su primer hijo en 1566, su futuro heredero Jacobo VI. Además, los rumores sobre el posible nuevo noviazgo de María Estuardo con Jacobo Hepburn, conde de Bothwell, a la par que sus labores como rey consorte iban menguando en importancia, hacían que la frustración del inglés creciera.
La sombra del divorcio real
Unos meses con diferentes tensiones que desembocaron en un hecho que marcó la historia de Gran Bretaña. A finales de 1566, la reina María de Escocia se reunió con varios de los nobles más cercanos a ella para hablar del problema Darnley. Su marido cada vez exigía más poder, era más inestable y más violento, así que se barajó el divorcio, como ya había hecho Enrique VIII.
Aunque la decisión que tomaron algunos aristócratas fue más extrema. Según narran los historiadores en libros como 'Darnley: la vida de Henry Stuart, Lord Darnley, consorte de María Estuardo', de Caroline Bingham, se optó por matarle.
"Un tirano tan orgulloso no debería reinar"
Así lo refleja el libro que recoge citas como: "Se pensó que era conveniente y más provechoso para el bien común que un tonto tan joven y un tirano tan orgulloso no debería reinar o tener autoridad sobre ellos". Un plan que no debía ser muy secreto, porque el rey huyó a la casa de su padre en Glasgow donde oficialmente sufrió la viruela, aunque para muchos fue envenenamiento.
A pesar de estos hechos, logró recuperarse y tras regresar en 1567 a Edimburgo parece que los reyes de Escocia vivieron un acercamiento. Al menos en teoría, porque en la práctica una sospechosa explosión devastó la vivienda de lord Darnley, acabando con su vida.
Un fallecimiento, fuera accidental o intencionado, que hirió gravemente la reputación de la reina Estuardo. De hecho, Isabel I de Inglaterra le envió una carta para comentarle que estos rumores también habían llegado a Londres: "No cumpliría con el deber de una prima fiel o una amiga afectuosa si no te dijera lo que todo el mundo está pensando".
"Los hombres cuentan que, en lugar de atrapar a los asesinos, estás mirando a través de tus dedos mientras escapan; que no buscarás vengarte sobre aquellos que te han hecho esto con tanto placer, como si el hecho nunca hubiera tenido lugar o que los que lo hicieron hubieran tenido asegurada la impunidad. Por mí, te ruego que creas que no estimaría tal pensamiento", continuaba.
Planes para su tercera boda
Un momento en el que se acusó a varios nobles escoceses del asesinato del rey, entre ellos al conde Bothwell, posible amante de la reina, de haber perpetrado el asesinato del consorte. Pero tras celebrarse un juicio público fueron absueltos por falta de pruebas, dando inicio al conocido como Ainslie Tavern Bond (vínculo de la taberna Ainslie), en el que mostraban su apoyo al conde en sus deseos de casarse con María Estuardo.
Un plan que, según reflejan los teóricos actuales en espacios como el Museo Nacional de Escocia, no contaba con el beneplácito de la reina. Se cree que María Estuardo fue llevada al castillo de Dunbar y fue violada por el lord escocés para obligarle a casarse, ya que ya habían consumado la relación.
Rebelión de los nobles
Unos hechos que provocaron que María y Bothwell se casaran el 15 de mayo de 1567 por el rito protestante, solo 12 días después de que Bothwell y su primera esposa, Jean Gordon, se hubieran divorciado. Una separación ilegal para los católicos que hacía que no validaran su enlace con la monarca.
Sin embargo, este matrimonio no logró tampoco frenar la rebelión de muchos nobles del país, que no vieron con buenos ojos que el nuevo rey consorte estuviera asumiendo más poderes, por lo que se levantaron en armas contra la pareja real, obligando a María a abdicar en su hijo, Jacobo VI, tras encerrarla en una prisión donde sufrió un aborto de gemelos.
Un levantamiento que hizo que la reina escocesa huyera vestida de lavandera para organizar un pequeño ejército y retomar su trono en 1568, pero tras varias derrotas se escapó a Inglaterra, donde esperaba que su prima Isabel I la acogiera.
Aparentemente, creía que la monarca inglesa lea ayudaría a recuperar el trono, pero su prima ordenó una investigación sobre su conducta y si ella era culpable del asesinato de lord Darnley (recordemos que también era su primo) para ocultar el adulterio.
Sospechas de asesinato
Así, a mediados de julio de 1568, las autoridades inglesas trasladaron a María al castillo de Bolton mientras una comisión investigaba sus crímenes. Mientras, en Escocia estallaba una guerra civil entre su hijo y su hermanastro, el conde Moray.
Tras el período de investigación, María se opuso a ser juzgada invocando su condición de 'reina consagrada piadosamente', mientras la reina inglesa le prohibió que acudiera a sus juicios. A lo largo de los días que duró el juicio, se presentaron varias pruebas con las que se buscaba evidenciar que había urdido en plan de asesinar a su segundo marido para poder casarse de nuevo.
¿Unas cartas amorosas reales o falsificadas?
Dándose a conocer las conocidas como 'cartas del cofre'. El conde Moray presentó ocho misivas sin firma (supuestamente de María) dirigidas a Bothwell, dos certificados de matrimonio y varios sonetos amorosos. La acusada negó haberlas escrito y sostuvo que, como su letra no era difícil de reproducir, eran falsificaciones.
A lo largo de los siglos posteriores la autoría de estas cartas ha generado controversia en los historiadores, ya que hay quienes aseguran que jamás se podrán verificar si eran auténticas o falsificaciones. Dado que lo que ha llegado hasta nuestros días son copias en francés, latín, inglés y escocés, no las originales. Aunque biógrafos como Antonia Fraser, Alison Weir y John Guy sí creen que probablemente eran copias escritas para acusar a la reina María Estuardo.
A pesar de todas las acusaciones, y para evitar conflictos políticos, Isabel I de Inglaterra no condenó a muerte a María, aunque tampoco la absolvió. Se decidió que el conde Moray regresara a Escocia como regente hasta que pudiera hacerse cargo del pequeño Jacobo VI y la reina de Escocia quedó bajo custodia de la Corona inglesa.
Un peculiar juicio que, según la escritora Antonia Fraser, es "uno de los más extraños en la historia del derecho inglés: se concluyó sin encontrar culpable a ninguna de las partes, ya que una regresó a Escocia y la otra permaneció presa".
La conspiración de Babington
Se dio inicio así a unos 20 años de cautiverio donde la antigua reina de Escocia fue pasando por diferentes prisiones, fortalezas y castillos. Aunque siempre acariciada con la sombra de crear complots (más o menos reales) para desestabilizar el reinado de Isabel I.
Finalmente, en 1586 el jefe del espionaje isabelino, Thomas Walsingham, acuso a María Estuardo de estar al corriente de las conjuras que los católicos urdían para liberarla e, incluso, de algún que otro plan para atentar contra su prima inglesa en la conocida como conspiración de Babington.
"Nosotros viviremos con miedo"
Tras dos días de juicio se la sentenció a muerte, quedando escrito en los documentos de la época: "Mientras haya vida en ella habrá esperanza (para los católicos); mientras ellos vivan con esperanza, nosotros viviremos con miedo". Sería unos meses después, el 8 de febrero de 1587, cuando María Estuardo de Escocia fue decapitada a los 45 años en el castillo de Fotheringhay por orden de la reina de Inglaterra.
Moría así una monarca a la que 200 años después Jane Austen llamó "the ill-fated queen" (la reina desdichada) para resumir su intensa vida. Su funeral se celebró en la catedral de Peterborough, en el condado de Cambridgeshire, donde fue sepultada. Una vida difícil de resumir por intensa que bien merece que descubras más a fondo a través de sus numerosas biografías.
En 1612, su hijo Jacobo I Inglaterra e Irlanda y VI de Escocia (que unificó los territorios al morir Isabel I sin casarse ni tener hijos) mandó exhumar el cuerpo de su madre para que fuese enterrada con honores en la abadía de Westminster.
Curiosamente, a solo nueve metros de su prima Isabel I, con la que, a pesar de las leyendas populares o de las ficciones de cine y televisión, jamás llegó a cruzarse en persona, como nos recuerda Stefan Zweig en 'María, reina de Escocia y de las Islas'. Por lo que, aunque estuvieron toda la vida pendientes la una de la otra, nunca se conocieron ni en Londres ni en Edimburgo. Quizás, si en lugar de las enemigas estas dos mujeres tan poderosas hubieran sido aliadas como reflexionaba la periodista Loreto Sánchez, la historia habría sido muy diferente.
A menudo analizamos los pequeños (o grandes) escándalos de las familias reales con asombro y sorpresa. La ruptura de las funciones públicas del príncipe Harry o la supuesta tensión entre las princesas Marie y Mary de Dinamarca son algunos de los más recientes.
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