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El verano que Iñaki Urdangarin vetó la estancia de sus hijos en Marivent
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El verano que Iñaki Urdangarin vetó la estancia de sus hijos en Marivent

El exduque de Palma estableció sus condiciones con el apoyo total de su mujer. Más o menos vino a decir: "O vamos todos o ninguno". Y así fue

Foto: Iñaki Urdangarin. (EFE)
Iñaki Urdangarin. (EFE)

Durante años, el palacio de Marivent era el lugar de reunión de la familia Borbón y sus parientes, ya fueran por la parte griega o por la española. Eran las vacaciones más felices para doña Sofía, que disfrutaba de sus hijos y del tiempo de los nietos. Este mes de julio se ha vuelto a repetir la historia afectiva para la reina emérita, que durante el último verano tras la pandemia solo tuvo a la infanta Elena y a Victoria Federica. Los reyes Felipe y Letizia se instalaban en Son Vent con sus hijas y, salvo alguna salida conjunta con la madre y nuera real para cubrir el expediente, no había reunión colectiva con los Borbón-Ortiz, Marichalar-Borbón y Urdangarin-Borbón. Como dice el refranero, cada uno en su casa y Dios en la de todos o cada mochuelo a su olivo.

La última vez que hubo una reunión familiar pública fue en el 2016. El rey Felipe invitó a cenar a su madre, a la princesa Irene, a la infanta Elena, a sus hijos y a los cuatro sobrinos Urdangarin, Juan, Pablo, Miguel e Irene, en el restaurante Flanigan. Uno de sus dueños, Miguel Arias, era y es uno de los grandes amigos de don Juan Carlos. Una puesta en escena de unidad familiar que quedaba coja con la ausencia del rey emérito y donde la reina Letizia ejerció ya como titular consorte de la Corona.

placeholder La familia real, aún unida en Marivent en 2008. (Getty/Carlos Álvarez)
La familia real, aún unida en Marivent en 2008. (Getty/Carlos Álvarez)

Esta vez, parte de los nietos han querido reunirse con la abuela doña Sofía, tal y como adelantaba en exclusiva Silvia Taulés en Vanitatis. La reina emérita llegó el viernes pasado para que el palacio de verano en Mallorca estuviera en perfecto estado de revista. En Marivent tiene los recuerdos más felices de cuando eran una familia aparentemente estructurada. El caso Nóos y la cacería de Botsuana, con sus derivadas, desbarató esa unidad que esta semana, en parte, se ha vuelto a recuperar.

El sábado llegaron las infantas Elena y Cristina a Palma. La duquesa de Lugo viajó con Froilán y Victoria, y la hermana con parte de su prole, Pablo y Miguel. Se espera (si no ha llegado ya) a Irene. La infanta Elena interrumpió su estancia para viajar a Madrid y dar el pésame a su tía Inés de Borbón-Dos Sicilias por la muerte de su hija Sonia, de 52 años. Una tragedia inesperada que ha convertido este final de julio en una tristeza para familiares y amigos. La primogénita Borbón Grecia regresó otra vez a Marivent.

El complicado verano de 2012

La incógnita de esta reunión familiar es saber si la llegada de Felipe VI, con la reina Letizia y sus hijas, cambiará los planes de los inquilinos de Marivent. Podría suceder como en el 2012, cuando los hijos Urdangarin Borbón estuvieron solo dos días en Mallorca. Una estancia exprés cuando estaba previsto que pasaran una semana con doña Sofía y participaran como en años anteriores en el curso de vela en Calanova con los primos Marichalar. Ya había saltado el caso Nóos, y tanto Urdangarin como la infanta Cristina estaban vetados en las vacaciones reales y desterrados de Baleares.

Resultó muy llamativa la vuelta de los niños a Barcelona, cuando los siete días se redujeron a algo menos de 72 horas. La justificación era que los hijos debían regresar para celebrar la festividad de San Ignacio con sus padres, que tenían fiesta en el palacete de Pedralbes. De ser cierta la excusa, no tenía mucho sentido que los cuatro hijos viajaran para estar solo dos días y medio en Mallorca. Una explicación agarrada con alfileres.

placeholder Urdangarin, aún presente en la familia real, en la foto de conjunto en Marivent del año 2006. (Getty/Carlos Álvarez)
Urdangarin, aún presente en la familia real, en la foto de conjunto en Marivent del año 2006. (Getty/Carlos Álvarez)

Esta era la historia oficial. La extraoficial distaba mucho de esa justificación y fueron fuentes cercanas al exduque de Palma quienes filtraron lo que sucedía realmente en el ámbito familiar de los “catalanes”, que así les denominaban en Zarzuela. Iñaki Urdangarin, que aún tenía mando en plaza, lo dejó claro. Y estableció sus condiciones con el apoyo total de su mujer. Más o menos vino a decir: “O vamos todos o ninguno”. Y así fue. Los cuatro niños abandonaron el palacio de Marivent y dejaron a la abuela doña Sofía sola con los nietos Marichalar.

En aquel verano de 2012, la infanta Cristina era la única que mantenía una unidad familiar potente con su marido. Quién le iba a decir que muchos años después Urdangarin ilustraría su infidelidad con un paseo con Ainhoa Armentia por las playas de Bidart, el lugar donde ellos habían sido tan felices.

Durante años, el palacio de Marivent era el lugar de reunión de la familia Borbón y sus parientes, ya fueran por la parte griega o por la española. Eran las vacaciones más felices para doña Sofía, que disfrutaba de sus hijos y del tiempo de los nietos. Este mes de julio se ha vuelto a repetir la historia afectiva para la reina emérita, que durante el último verano tras la pandemia solo tuvo a la infanta Elena y a Victoria Federica. Los reyes Felipe y Letizia se instalaban en Son Vent con sus hijas y, salvo alguna salida conjunta con la madre y nuera real para cubrir el expediente, no había reunión colectiva con los Borbón-Ortiz, Marichalar-Borbón y Urdangarin-Borbón. Como dice el refranero, cada uno en su casa y Dios en la de todos o cada mochuelo a su olivo.

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