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Charo Palacios, la condesa con la que el rey Juan Carlos niega haber tenido una relación
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Charo Palacios, la condesa con la que el rey Juan Carlos niega haber tenido una relación

La condesa de Montarco era hija del que fue preceptor del monarca jubilado, de ahí la relación estrecha con los miembros de la familia real, de la cual nunca se sirvió

Foto: Charo Palacios, en una imagen de archivo. (Europa Press)
Charo Palacios, en una imagen de archivo. (Europa Press)

El comunicado enviado por el rey Juan Carlos, a través de la agencia EFE, ha sido la gran sorpresa de este viernes 28 de abril. En este escrito, el monarca jubilado hace por primera vez una declaración pública relacionada con su vida afectiva.

Niega la información publicada en el libro de José María Olmo y David Fernández, King Corp, relativa a que es el padre de una hija extramatrimonial. Añade en sus manifestaciones que no tuvo ninguna relación con la condesa de Montarco, citando su nombre y apellido.

Foto: El rey Juan Carlos I, en una imagen de archivo durante su juventud. (Getty)

Don Juan Carlos especifica claramente su posición partiendo de que lo hace "por respeto a la verdad y al honor y rechazando y condenando por falso cuanto se ha publicado en relación con este inventado asunto". Y continúa textualmente: "Por respeto a la verdad y al honor, niego absolutamente haber tenido relación amorosa alguna con la señora doña Rosario Palacios (q.e.p.d.) y, consecuentemente, haber tenido una hija con ella".

placeholder El rey emérito Juan Carlos, en su visita a Sanxenxo del año pasado. (EFE/Lavandeira Jr)
El rey emérito Juan Carlos, en su visita a Sanxenxo del año pasado. (EFE/Lavandeira Jr)

Una vez que se hizo público el capítulo donde se narraba la historia de la supuesta hija de don Juan Carlos, la mayoría de medios nacionales y extranjeros se hicieron eco. Algunos la identificaron con su nombre, apellido y fotografías, cuando en el libro no se facilitaba esa información.

Es cierto que durante años ha circulado la leyenda no escrita de la posible descendencia fuera del matrimonio del que ha sido el jefe del Estado hasta su abdicación. Unos rumores que formaban parte del círculo del poder y que se alimentaban desde el entorno cercano de la condesa. Y así fueron pasando los años sin que tuviera trascendencia pública, a pesar del conocimiento que Charo Palacios tenía de la historia, a la que no daba mayor importancia.

Muchas veces, cuando se sentía cómoda, ella misma contaba la maldad de algunas amistades (que en realidad no lo eran) de facilitar esos datos a la prensa. Sabía manejar muy bien a los medios de comunicación y tenía muy buena relación con periodistas, con los que compartía viajes, cenas, convocatorias sociales y hasta cruceros por el Mediterráneo.

placeholder Charo Palacios, en una imagen de archivo. (Europa Press)
Charo Palacios, en una imagen de archivo. (Europa Press)

Era única contando su vida, que aderezaba con notas de humor, donde tampoco faltaban las alusiones a su amistad con los miembros de la familia real. De hecho, su hija era una de las niñas que acudía a los cumpleaños del príncipe Felipe y las Infantas en Zarzuela. Y con los años, a las puestas de largo de las hijas reales y de la prima Simoneta. Existía una bonita relación al margen de los chismes de salón que tanto gustan en el círculo aristocrático.

Si la condesa de Montarco se encontraba a gusto, incluso contaba anécdotas de sus veranos y vacaciones en Estoril, donde vivían exiliados los condes de Barcelona y sus hijos Juan Carlos (Juanito para todos), Pilar y Margarita. Con la duquesa de Soria, a la que siempre han llamado Margot, la unió una gran amistad que duró hasta su muerte.

Todos los domingos almorzaban juntas con un grupo de amigos que, por supuesto, estaban al tanto de la leyenda de la filiación real como de otras muchas historias relacionadas con don Juan Carlos y su querencia afectiva ajena a doña Sofía.

placeholder Charo Palacios, en una imagen de archivo. (EP)
Charo Palacios, en una imagen de archivo. (EP)

Charo Palacios era hija del que fuera preceptor del monarca jubilado, de ahí la relación estrecha con los miembros de la familia real, de la cual nunca se sirvió. Nació en una familia económicamente muy potente y, por lo tanto, nunca necesitó utilizar (como luego haría Corinna) las ayudas de ningún Borbón.

Tuvo novios de juventud, pero sin consecuencias matrimoniales.

En esas noches de confidencia y champán, contaba cómo, en una ocasión, don Juan Carlos había bromeado con casarse con ella. Esos comentarios los hacía más como chascarrillos que por hacerse la interesante. Los relataba en una época en la que participaba en una empresa con Mari Cruz Soriano que realizaba cruceros por el Mediterráneo con barcos rusos y cuyo fin era relacionar a empresarios del mundo de los servicios (hoteles, restaurantes, proveedores) entre sí.

Todos los que la trataron en ese tiempo la describen como una mujer muy trabajadora, cariñosa y pendiente de todo y todos. Mari Cruz Soriano solo tiene palabras de cariño y agradecimiento por haberla conocido: "Era una persona entrañable, buena y pendiente de su hija y de su marido, al que adoraba. Se llevaban muchos años, pero se compenetraban muy bien. Pasamos muy buenos ratos juntos".

placeholder Charo Palacios, en una imagen de archivo. (EP)
Charo Palacios, en una imagen de archivo. (EP)

La condesa de Montarco, maniquí, musa, gran amiga de Elio Berhanyer, no se perdía ninguna edición de la moda Adlib, en Ibiza, que organizaba la princesa Smilja. Hacían un buen tándem. La primera, con un carácter abrupto para la gente que no le caía bien. Por su parte, Charo limaba asperezas con una de sus frases que solía dedicar a la que se denominó el brazo armado de Abel Matute: "Son cosas de Smilja, no le hagáis caso".

Esos encuentros daban para charlas íntimas y recuerdos. Uno de ellos tenía que ver con la reforestación de un erial cerca de una casa que compró en lo que se conocía como la zona pobre, en Vaciamadrid. Ella, con sentido del humor, hacía un juego de palabras y les decía a los amigos: "Mi retiro es 'hacia Madrid'". Era una antigua casa de labranza que adecentó y convirtió en su refugio. Una de las cosas que hizo fue repoblar el terreno con pinos. Lo hizo con los guardeses y ella misma invitaba a los amigos y a algunos periodistas a que plantaran su árbol. Después les invitaba a comer.

Se casó con Eduardo de Rojas y Ordóñez, quinto conde de Montarco. El aristócrata ya tenía cinco hijos, que no vieron con buenos ojos la boda de su padre. No compartieron vida familiar ni con la madrastra ni con los dos hermanastros. En los veranos se instalaban en Galicia. En una parte de la casa, la familia primera, y en la otra, Charo, el conde y los dos niños, que crecieron sanos y listos, sobre todo la hija. Como hizo su madre toda la vida, no ha necesitado el manto real para vivir y desarrollar su vida profesional. Hasta ahora, su perfil ha sido bajo si lo comparamos con otros nombres de la alta sociedad que se hicieron influencers.

Ahora, el comunicado del Rey emérito le ha puesto nombre y apellido, seguramente para cerrar las especulaciones.

El comunicado enviado por el rey Juan Carlos, a través de la agencia EFE, ha sido la gran sorpresa de este viernes 28 de abril. En este escrito, el monarca jubilado hace por primera vez una declaración pública relacionada con su vida afectiva.

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