Se descubre la existencia de un segundo vestido de novia de Armani nunca visto de Charlène de Mónaco

1 de julio de 2011, Europa pierde al que es considerado uno de sus solteros de oro; al menos en el terreno de la realeza. Tras ocho años de noviazgo, Alberto de Mónaco contrae matrimonio con la exnadadora sudafricana Charlène Lynette Wittstock. Una boda, celebrada en la iglesia Sainte-Devote, y a la que asisten múltiples personalidades, entre las que destacan personajes como Naomi Campbell, y también representantes de las múltiples monarquías. Solo causa baja la Casa Real española.

No obstante, este gesto acaba pasando desapercibido en un enlace donde la polémica se centra por completo en la fría actitud de la novia. Es más, la misma protagonista se veía obligada a dar explicaciones ante los medios de comunicación y asegurar que su semblante inexpresivo era meramente resultado de los nervios. Aun así, quien más titulares acaparó siguió siendo su vestido nupcial.

Tras escoger un poco convencional traje azul para su concierto previo a la boda, Charlène de Mónaco decidió caminar hacia el altar con un majestuoso diseño, elaborado por Giorgio Armani. La pieza ‘off-shoulder’ de carácter regio e imperial con escote bardot y corte sirena con una cola de cinco metros con 40.000 cristales de Swarovski bordados a mano y 20.000 lágrimas de nácar fue elogiada por los mayores expertos.

"Mi tío quería asegurarse de que el vestido fuera atemporal y sofisticado. Charlène ha sido bendecida con un cuerpo increíble y hombros espectaculares, lo cual es una base fantástica para cualquier vestido. El tono marfil que elegimos le sienta muy bien a su piel", ha comentado más de una década después Roberta Armani en una entrevista exclusiva dedicada, en parte, a la prenda que requirió más de 2.500 horas de trabajo.

No obstante, por primera vez desde 2011, la sobrina del diseñador italiano ha querido compartir un secreto guardado tras la puerta de la habitación del hotel Hermitage, donde se vistió la ahora princesa. "Era una responsabilidad tan grande que hicimos dos vestidos en caso de que algo le pasara a uno de ellos", ha confesado.

De esta manera ha sido como hemos podido enterarnos de la existencia de un segundo vestido de novia que nada tiene que ver con el utilizado por Charlène de Mónaco durante la noche, un diseño sin mangas y con volantes e hileras de lentejuelas, sino un modelo más realizado por Giorgio Armani en secreto y que, según parece, no verá la luz, por el momento.

A pesar del impacto generado alrededor de esta confesión, cabe recordar que dicha estrategia ya fue utilizada con anterioridad dentro de las casas reales europeas. Según las palabras de la diseñadora del vestido de novia de la princesa Diana, Elizabeth Emanuel, ella creó también uno de repuesto por si acaso en algún momento del proceso se desvelaba algún detalle del boceto original. Sin embargo, afortunada o desgraciadamente, nunca se usó.