Todo lo que no se vio de la boda de Teodora de Grecia: el baile del novio al cortar la tarta, la gente cogiendo las flores de la iglesia o el segundo vestido de novia

La boda de la princesa Teodora de Grecia y Matthew Kumar ha sido un evento lleno de detalles y momentos especiales que solo los más cercanos pudieron presenciar en su totalidad. Después de tres aplazamientos, la ceremonia se celebró finalmente el pasado sábado 28 de septiembre en la imponente Catedral Metropolitana de Atenas, con un despliegue de elegancia y emoción que reunió a representantes de la realeza de toda Europa y amigos íntimos de la pareja. Aunque gran parte de la ceremonia fue captada por las cámaras, hubo varios momentos que pasaron desapercibidos y que esta mañana se han podido conocer a través de las redes sociales.

El enlace, que comenzó a las seis de la tarde, culminó con la salida de los recién casados poco después de las siete. A las puertas de la iglesia, un tierno momento protagonizado por Ana María de Grecia acaparó miradas. La reina, con la experiencia y el cariño propio de una madre, se apresuró a colocar el escote del vestido de Teodora, asegurándose de que su hija luciera perfecta para las fotos oficiales que se harían minutos después. Este gesto, lleno de ternura, fue una pequeña muestra de complicidad entre madre e hija y dejó entrever la cercanía de la familia en un día tan especial.

A la salida, la multitud que se había congregado para ver a la pareja y a los ilustres invitados fue testigo de una curiosa escena. Las flores blancas que adornaban la entrada y la escalinata de la Catedral habían sido dispuestas para embellecer la ceremonia, pero tenían un propósito más allá de la decoración. Al concluir la boda, se invitó a la gente a coger las rosas y llevarse un pequeño recuerdo de la jornada. Decenas de personas se acercaron con entusiasmo y en cuestión de minutos las escaleras quedaron prácticamente vacías. La imagen de la multitud llevándose sus propios ramilletes de rosas blancas fue una inesperada, pero encantadora muestra del cariño con el que los griegos recibieron este enlace tan esperado.

Tras la ceremonia religiosa, los novios e invitados se trasladaron al lujoso One&Only Aesthesis Hotel, en Glyfada Beach, donde se celebró la recepción. Fue aquí donde se vivieron algunos de los momentos más emotivos y divertidos de la velada. Al ritmo de 'This will be (an everlasting love)' de Natalie Cole, Teodora y Matthew cortaron su tarta nupcial, una tradición que simboliza la primera actividad conjunta de los recién casados. La elección de la canción, cuyo título se traduce al español como “Esto será un amor eterno”, parecía la banda sonora perfecta para sellar su compromiso. Entre risas y complicidad, los novios cortaron la tarta y se dieron de probar mutuamente un trozo, antes de fundirse en un cariñoso beso.

Sin embargo, el momento que arrancó las sonrisas de los presentes llegó cuando Matthew, visiblemente emocionado, comenzó a bailar espontáneamente al ritmo de la música con los brazos en alto. La escena, a la vez tierna y divertida, mostró el lado más desenfadado del novio y provocó una oleada de aplausos entre los asistentes. Este espontáneo baile rompió la formalidad de la celebración y puso de manifiesto el carácter cercano y jovial de la pareja.

El broche de oro de la noche fue el cambio de look de la novia. Para la recepción, Teodora dejó de lado su vestido de ceremonia y apostó por un segundo diseño, también de la prestigiosa modista griega Celia Kritharioti. La princesa deslumbró con un modelo con hombros descubiertos, bordado a mano con cristales de Swarovski y adornado con delicadas flores artesanales.

Otro detalle que no pasó desapercibido fue el homenaje que Ana María rindió a su difunto marido, el rey Constantino. Durante la celebración, la reina emérita lució una impresionante cruz de diamantes que había llevado en su propia boda, incrustada en un collar de perlas blancas de gran tamaño. De este modo, Ana María quiso mantener presente a su esposo en el enlace de su hija menor, un gesto lleno de simbolismo que conmovió a los presentes.

Para concluir la jornada, la familia real griega compartió un retrato oficial en su página web, donde se puede ver a los representantes de las casas reales que acudieron a la ceremonia en una magnífica fotografía de familia. Entre ellos, destacaron la presencia de doña Sofía, las infantas Elena y Cristina, y sus hijos Irene, Pablo y Miguel Urdangarin, que acudieron con sus mejores galas para acompañar a la novia en su día más importante.

La boda de Teodora de Grecia y Matthew Kumar fue mucho más que un evento oficial; fue un día repleto de gestos espontáneos, símbolos familiares y detalles que reflejaron la unión y el amor de esta pareja que, después de cinco años de relación, finalmente pudieron decir “sí, quiero” rodeados de sus seres más queridos.