En una jornada en la que el negro ha sido el color predominante, como ocurrió con Rajwa de Jordania durante su visita oficial a Francia y su encuentro con los Macron, Máxima de Holanda ha optado por apostar por el color. La consorte se distingue por su estilo arriesgado, eligiendo tonos llamativos como el vestido fucsia de Óscar de la Renta que lució este martes. Otra de sus virtudes es la versatilidad, capaz de pasar del rosa al azul marino en cuestión de horas. Combinando ambas cualidades, como resultado quedan los dos atuendos que Máxima lució durante la jornada de este miércoles.
La Reina inició su jornada en Utrecht, participando en el lanzamiento de una plataforma digital dedicada a la salud mental de jóvenes de entre 16 y 25 años. Como presidenta honoraria de la fundación ‘MIND Us’, que ella misma creó en 2022 tras el fallecimiento de su hermana pequeña en 2018, recorrió las instalaciones y conversó con los jóvenes sobre la importancia de cuidar su salud mental y de contar con herramientas como esta aplicación.
Máxima a su llegada al evento de la plataforma digital. (Gtres)
Una ocasión muy especial para la que Máxima encargó un nuevo conjunto a Natan, una de sus firmas favoritas. Por un lado, destacó una elegante blusa azul marino con mangas raglán, confeccionada en muselina de seda fluida y transparente y cuello alto en crepe chino esmaltado del que se originan los frunces. Asimismo, lo combinó con un abrigo de paño, que lució abierto sobre sus hombros, y un pantalón de traje.
Máxima durante el evento. (EFE)
Por la noche, Máxima reapareció y lo hizo con un estilo radicalmente opuesto. Se trasladó hasta la ciudad de Breda, donde asistió a la cena de ganadores del Premio Rey Guillermo I, donde coincide con los ganadores de la última edición y marca el inicio de la inscripción para los premios empresariales bienales. Una noche especial porque además suponía el relevó del nuevo presidente de la junta directiva, por lo que la expectación estaba servida.
Máxima sorprendió de burdeos a su llegada. (GettyImages)
Y Máxima no decepcionó, ya que cambió el azul marino por un burdeos. Apostó por un vestido camisero midi de satén en color burdeos, de silueta fluida y ceñido a la cintura con un cinturón del mismo tejido. La prenda destacaba por sus sofisticados puños adornados con plumas, que aportaban un toque de glamour y modernidad. Completó el look con salones a juego y un bolso de mano en tonos similares, mientras llevaba el cabello suelto y unos pendientes largos que añadían luz al conjunto.
La cena de la Fundación Rey Guillermo I es uno de los actos más relevantes para la reina Máxima, quien ejerce como presidenta honoraria de la institución. Fundada en 1958, esta organización reconoce los avances económicos de los Países Bajos a través de sus premios empresariales, entregados cada dos años con el respaldo de los ministerios de Economía e Infraestructura. Además, la agenda de la soberana continúa con otro compromiso destacado: este jueves presidirá la entrega de los premios Appeltjes van Oranje 2025, del Oranje Fonds, que galardonan anualmente tres iniciativas sociales del país y contarán con la presencia del rey Guillermo Alejandro y la princesa Beatriz.
En una jornada en la que el negro ha sido el color predominante, como ocurrió con Rajwa de Jordania durante su visita oficial a Francia y su encuentro con los Macron, Máxima de Holanda ha optado por apostar por el color. La consorte se distingue por su estilo arriesgado, eligiendo tonos llamativos como el vestido fucsia de Óscar de la Renta que lució este martes. Otra de sus virtudes es la versatilidad, capaz de pasar del rosa al azul marino en cuestión de horas. Combinando ambas cualidades, como resultado quedan los dos atuendos que Máxima lució durante la jornada de este miércoles.