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3.000 gallegos bajo la lluvia para ver a Tom Jones en concierto
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3.000 gallegos bajo la lluvia para ver a Tom Jones en concierto

Tres mil personas, según las cifras ofrecidas por la organización, soportaron en Santiago de Compostela este lunes una incesante lluvia para ver al cantante conocido como

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3.000 gallegos bajo la lluvia para ver a Tom Jones en concierto

Tres mil personas, según las cifras ofrecidas por la organización, soportaron en Santiago de Compostela este lunes una incesante lluvia para ver al cantante conocido como el tigre de Gales, un incombustible Tom Jones que desafió a la tormenta y ofreció un apoteósico recital en la Plaza de la Quintana. Las entradas se vendieron al precio de 35 euros en silla numerada y 25 de pie o en la grada.

Hijo del minero Thomas Woodward, a sus 72 años y con su aguardentosa voz, encaró con entusiasmo un concierto que comenzó a las 22.40 horas y terminó a las 00.20, entre aplausos, gritos de "Oh yeah", flores a modo de obsequio, y piropos como "guapo" o "genio".

El bardo galés abrió la partida con Hit or Miss, originalmente de Odetta, y adaptada por él como un gospel altamente instrumentado, seguido de Mama told me not to come, I'll never fall in love again o Hard to handle y continuos guiños al público, en español e inglés, "gracias, gracias, Santiago, very good".

El entregado aforo, un mosaico de personas con chubasqueros de todos los colores, interactuó con el artista, que, ataviado con jersey, corbata y gabardina, ofrecía una pequeña explicación antes de dar paso a cada pieza de sus últimos trabajos, el íntimo a la vez que contundente Praise&Wind y el memorable Spirit in the room.

Los momentos más jubilosos se vivieron media hora antes de la medianoche, cuando el intérprete regaló a sus incondicionales una cascada de éxitos, en la que no faltaron Delilah, Sex bomb, y el mítico It's not unusual. Con You can leave your hat on -el tema en el que se quitó la chaqueta-, un Tom Jones misterioso y cargado de electricidad, terminó de conquistar a sus seguidores, labor que culminó con su "momento flamenco" -fueron unos pasos- por estar en España.

Tom Jones, por medio de versiones ajenas, sacó todo el jugo que pudo a sus portentosas cuerdas vocales. Lo demostró en los bises, con Kiss, con el que cerró. Country, pop con dosis de dramatismo, blues y rock sureño encajaron en este versátil concierto en una ciudad, Santiago, que por ahora es la única cita en España dentro de la gira de su último disco.

A Compostela regresó después de haber cancelado la actuación contratada por el Ayuntamiento para las Fiestas del Apóstol, el pasado julio, a consecuencia de una bronquitis aguda. "Good night and good pleasure", fue la frase elegida por este hombre alocado y travieso para su despedida. 

Tres mil personas, según las cifras ofrecidas por la organización, soportaron en Santiago de Compostela este lunes una incesante lluvia para ver al cantante conocido como el tigre de Gales, un incombustible Tom Jones que desafió a la tormenta y ofreció un apoteósico recital en la Plaza de la Quintana. Las entradas se vendieron al precio de 35 euros en silla numerada y 25 de pie o en la grada.