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Jimi Hendrix: su salvaje paso por Mallorca y el fugaz amor de su vida
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50 años de su muerte

Jimi Hendrix: su salvaje paso por Mallorca y el fugaz amor de su vida

Se cumple medio siglo desde el fallecimiento de uno de los cantautores y guitarristas más influyentes de la historia del rock. Repasamos algunos datos recónditos de su vida

Foto: Jimi Hendrix. (CP)
Jimi Hendrix. (CP)

Con su muerte, Jimi Hendrix pasó a formar parte del selecto 'club de los 27', al que pertenecen Jim Morrison, Amy Winehouse o nuestra Cecilia. El cantante de 'All along the watchover' fue encontrado inconsciente por su novia, Monika Dannemann, en su apartamento de Londres el 18 de septiembre de 1970. La versión oficial fue una sobredosis de medicamentos: se había tomado al menos diez pastillas para dormir y aún respiraba cuando su chica lo vio tirado en el suelo. Durante el trayecto hacia el hospital, los pulmones de Hendrix se llenaron de vómito y, una vez ingresado en el centro, no se pudo hacer nada por salvar su vida. En ese momento, nacía una leyenda que ha perdurado medio siglo.

Pese a que fue Monika la que lo encontró al borde de la muerte, el amor de la vida de Hendrix tuvo otro nombre y apellido: Kathy Etchingham, una peluquera a la que conoció en el club Scotch of St. James de Londres. A mediados de los 60, la joven acababa de cumplir 20 años. Una noche, se desplazó hasta el local para ver una actuación del cantante, que entonces tenía 24 y no era demasiado conocido. Un cruce de miradas hizo que ambos acabasen juntos en el hotel de Picadilly en el que se alojaba el artista.

placeholder Jimi Hendrix, durante su actuación en el célebre Verano del Amor. (CP)
Jimi Hendrix, durante su actuación en el célebre Verano del Amor. (CP)

Etchingham recordaba cada mínimo detalle de aquella primera cita, incluido un apresurado coche que casi atropella a Hendrix. "Lo agarré del jersey y le dije 'tienes que mirar al otro lado", recordaba ella años más tarde. Conforme fue avanzando la chispa inicial, Hendrix y Etchingham se fueron convirtiendo en íntimos y se trasladaron a vivir juntos. La buena de Kathy se convirtió, además, en una especie de confesionario para alguien que había sufrido palizas de su padre por el simple hecho de querer tocar la guitarra; un ser humano herido por un pasado escrito con ribetes de novela de terror.

Al no tener demasiado dinero, la pareja se relajaba jugando al Monopoly o viendo absurdos programas de televisión. También discutían de forma acalorada. Cuentan que una de las peleas entre ambos dio lugar a una de las canciones más legendarias del cantautor, 'The wind cries Mary'. Lo más gracioso es que aquel rifirrafe comenzó por un simple puré de patatas. "Lo probó y dijo que estaba grumoso (...). Yo sabía que él no cocinaba y ahí empezó la disputa. Terminé gritando, arrojando los platos al suelo y marchándome", recordaba Etchingham.

Meses después de la pelea que acabó en canción, Hendrix se convirtió en un cantante de éxito tras dos recitales inoldivables en el Marquee Club londinense. Para darse cuenta del impacto que causó su presencia sobre el escenario solo hay que otear algunos de los espectadores de aquellos conciertos: en las gradas se pudo ver desde los Beatles a Eric Clapton. Hendrix se convirtió en una celebrity musical y, con ello, también aumentó su afición al alcohol y las drogas. Como con tantos artistas famosos, su relación con Kathy se acabó yendo al garete.

Mallorca salvaje

El éxito acabó con el amor de la vida de Hendrix y también lo trajo a España el 15 de julio de 1968. Ese día, un nuevo local llamado Sgt. Peppers abría sus puertas en Mallorca y contó con él como presencia estelar. Contaba la revista 'Vice' que la mayoría de mallorquines ni siquiera eran conscientes de quién era Hendrix. "La actuación de Jimi fue seguida con interés, pero no llegó a apasionar en ningún momento (...). La electrónica dominó el ambiente e hizo temblar las paredes del Sgt. Peppers... Fue espantoso. Ciertamente de miedo. (...) Insoportable", contaba el periodista Miquel Vives. Dicen que la desidia del cantautor tuvo que ver con un dato fundamental: no cobraba un solo céntimo por aquella actuación, a la que había accedido por insistencia de sus representantes. Días después, hubo otra aparición estelar en el mismo local en la que el artista sí dio la talla, compensando el mal recuerdo anterior.

placeholder Jimi Hendrix, a finales de los 60. (CP)
Jimi Hendrix, a finales de los 60. (CP)

Pese al valor musical del momento, fueron mucho más divertidas las horas libres que Hendrix pasó en la isla. Según apuntaba 'Vice', el artista hizo carreras de karts en S'Arenal y asistió a corridas de toros del Cordobés. También se paseó por la plaza Gomila o fumó marihuana durante horas en la playa de Palma. De aquellas pseudovacaciones quedó, incluso, un vídeo rodado en Super 8 que aún se puede ver en YouTube.

Dos años después de aquel verano, Hendrix falleció de forma inesperada y muchos mallorquines por fin supieron el alcance que había tenido su paso por la isla. La trágica noticia también llegó a los oídos de Kathy, su antiguo amor, que se sintió algo culpable de un fallecimiento que, pese al salvaje estilo de vida del artista, nadie esperaba: "Pensé que si hubiera ido, tal vez no habría fallecido. Pero me di cuenta de que seguramente habríamos tomado algo, me habría despedido y él habría hecho lo mismo... Era un ser humano amoroso".

Con su muerte, Jimi Hendrix pasó a formar parte del selecto 'club de los 27', al que pertenecen Jim Morrison, Amy Winehouse o nuestra Cecilia. El cantante de 'All along the watchover' fue encontrado inconsciente por su novia, Monika Dannemann, en su apartamento de Londres el 18 de septiembre de 1970. La versión oficial fue una sobredosis de medicamentos: se había tomado al menos diez pastillas para dormir y aún respiraba cuando su chica lo vio tirado en el suelo. Durante el trayecto hacia el hospital, los pulmones de Hendrix se llenaron de vómito y, una vez ingresado en el centro, no se pudo hacer nada por salvar su vida. En ese momento, nacía una leyenda que ha perdurado medio siglo.

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