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Ribeira Sacra: tapas, monjes y buen vino
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Ribeira Sacra: tapas, monjes y buen vino

Adentrarse en la Ribeira Sacra es viajar siguiendo la estela de la vid rumbo a Galicia. Un trayecto que va por las tierras bañadas por las

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Ribeira Sacra: tapas, monjes y buen vino

Adentrarse en la Ribeira Sacra es viajar siguiendo la estela de la vid rumbo a Galicia. Un trayecto que va por las tierras bañadas por las aguas del río Miño al Sil. A su paso se extiende un manojo de pueblos, diseminados en varias parroquias, a los que llegamos por carreteras de piedra histórica: unos rozan cruceiros y otros altares en la penumbra de los bosques. Cortando su curso los bancales de las laderas del Sil, se precipitan sobre el cauce del río en estrechas hileras que dan paso a la personalidad de unos vinos marcados por la “búsqueda de frescura”.

 

Estos viñedos son los que actualmente se agrupan en la Denominación de Origen Ribeira Sacra, con algunos de los vinos más preciados de Galicia.Los vinos tintos de la zona, que se conocen con el nombre genérico de mencía, pues tal es la variedad autóctona de la uva que se utiliza en su elaboración, aunque la variedad de blancos conocida como godello no tienen nada que desmerecer. Dicen que una de las variantes de este vino, el Amandi, se le hacía llegar al César desde la Gallaecia romanizada.

 

De la Ribeira Sacra se narran centenares de historias, entre otras la de que el dios Júpiter quedó deslumbrado ante la belleza de Galicia y para poseerla la atravesó con un río. Su esposa, la diosa Juno, indignada por la competencia de aquella desconocida, decidió abrir en su faz una gran herida y conseguir así que Júpiter repudiara a su nuevo amor. La enorme herida, que en algunos puntos alcanza casi los 300 metros de desnivel, es lo que hoy se conoce como los cañones del Sil.

 

Los Cañones del Sil

 

Los Cañones del Sil sirven de frontera natural entre las provincias de Lugo y Orense. A ambos lados, las laderas montañosas han sido transformadas por el hombre en viñedos con forma de terrazas superpuestas. Para poder observar el curso del río, en la zona hay varios miradores naturales. Uno de los más recomendables, es el Mirador del Duque, en el término municipal de Monforte de Lemos, capital de la Ribeira Sacra. El Mirador del Duque no es el único de la Ribeira Sacra. De hecho, justo enfrente, en As Penas, hay otro. Y, en la misma margen, en Doade, está el Mirador de Pena do Castelo, al lado de la ermita de San Mateo. En Doade se halla uno de los puertos fluviales para los catamaranes que realizan diversas rutas turísticas por el Sil.

 

 

Monasterios

 

Esta Ribera Sagrada debe su nombre a la cantidad de monasterios y ermitas que pueblan sus colinas. Los monasterios han llegado hasta nuestros días convertidos en ruinas, pero la mayoría remodelados en establecimientos turísticos, como ocurre con el monasterio de Santo Estevo, que acoge hoy a un Parador de Turismo o el de Monforte de Lemos que se encuentra ubicado en un maravilloso enclave paisajístico.

 

Los monjes levantaron los monasterios en lugares recónditos y solitarios: el Conjunto Monumental de San Vicente do Pino formado por la Torre de Homenaje, el Monasterio de San Vicente do Pino y el Palacio de los Condes de Lemos, incluyendo estos dos últimos las instalaciones del Parador de Monforte. El origen del monasterio data del siglo IX, el edificio del monasterio cuenta con un claustro central neoclásico de cantería muy bien labrada, y que ofrece el mayor interés arquitectónico del monumento. Tras su restauración cuenta con 50 habitaciones, distribuidas alrededor del claustro central y un edificio anexo denominado Casa del Monte fuerte, con capacidad total para 100 plazas.

 

Hospedería monástica pagando la voluntad

 

Las monjas bernardas del Divino Salvador de Ferreira de Pantón ofrecen en su monasterio, alojamiento y manutención que dejan a la buena voluntad y posibilidades de cada huésped. La congregación cuenta con una hospedería monástica, en la que se da acogida a los viajeros que pueden convivir con ellas en el día a día de la vida de oración y trabajo que marcan a esta comunidad religiosa de clausura.

 

Sor Rosario, la ultima monja que ha entrado en este convento, señalaba que: “Hacen vida con nosotros. En nuestra hospedería les ofrecemos un ambiente de paz, silencio y oración propicio para la meditación y la reflexión. Luego la vida la hacen fuera. Comer y cenar lo hacen en otro lugar distinto a nuestro comedor pero dentro del monasterio”.  De esta manera El Divino Salvador de Ferreira también intenta recuperar vocaciones con alguna de las “visitantes que llegan”. La media de edad es de 70 años. El monasterio es de vida contemplativa, presidida por la oración, el trabajo en el huerto y la elaboración de afamados dulces almendrados.

 

La cerámica negra

 

En pleno corazón de la Ribeira Sacra, en una parroquia del municipio de Sober (Lugo), nos encontramos con la alfarería de Gundivos Elías González, quien ha asumido el peso de ser el único heredero de la tradición alfarera milenaria de su pueblo, y mantiene activo el torno en Gundivós. No es tarea fácil, en un pueblo con poco más de un centenar de habitantes en el que casi todos han abandonado las costumbres del lugar. 

 

La tradición alfarera de Gundivós, considerada por muchos la más primitiva de toda Europa, se lleva a cabo en la casa rectoral que se ha convertido en el Centro Oleiro de Gundivós. Allí se alberga una tienda-exposición y una sala-museo donde se exhiben piezas con más de 100 años de antigüedad, donaciones de los vecinos de la parroquia. Si algo distingue el trabajo de este alfarero es su afán por conservar, la tradición. Una máxima que sigue en todo el proceso de elaboración de las piezas, incluidas las fases de obtención del barro y la recogida de la leña (carqueixa) para la cocción, que le da ese color peculiar a las piezas que elabora.  

 

Tapas, meigas y poemas  

 

Como en toda Galicia, en la Ribeira Sacra hay leyendas que cuentan con la existencia del Hombre Lobo, unos dicen que pernocta cuando asoma la luna llena y otros que solo se les oye aullar en los conjuros de las meigas. Lo cierto es que todo discurre en armonía en estos parajes donde la gastronomía marca el tiempo. El concurso se tapas “Cume Tapas 2011” así lo marca: Comer un pulpo hecho por la maestra Raquel en la Pulpería Pontenova es casi como tocar el cielo, y no digamos si va acompañado de un Don Bernardino, de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. Escuchar a Beatriz Vila explicar sus raíces a través del río es otro manjar, como los versos de Lois Pereiro, el poeta monfortino herido y sentido que ha sido homenajeado este año el día de las Letras Gallegas. Galicia calidade.

 

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