Más allá de Tinder: la forma moderna de dar con tu media naranja
Las redes sociales para ligar han dejado de ser un sustituto de la agencia matrimonial para convertirse en los lugares de moda. Estas son las mejores.
Las redes sociales para ligar han dejado de ser un sustituto de la agencia matrimonial para convertirseno ya en un sexódromo online, sino en un espacio virtual más donde es necesario estar. Tinder lo confirma. Y tras ella, media docena de comunidades imprescindibles para el ligoteo contemporáneo. ¿Alguien dijo amor?
Se acabó. Lo privado se ha hecho público. La gente muestra sus desayunos, sus fotos de vacaciones, el gotelé de sus casas, a su abuela. Cedemos privacidad a espuertas y, supuestamente, ganamos conocimiento y una nueva sociabilidad. Algunos a esto le llaman distopía y hay quien dice que vivimos en una novela de Philip K. Dick, pero algo de verdad debe haber en que ya no nos guardamos los secretos y en que ligamos desde el teléfono a través de jugosas aplicaciones en las que nos enamoramos. Si ya teníamos al pobre amor romántico en crisis, medio escondido y avergonzado tras tanto divorcio en novelas baratas y teleseries, entonces nos pillan de golpe los cambios sociales, con esa nueva feminidad que se abre paso en una masculinidad/machismo en crisis y en un mundo de solitarioshijos de una economía extraña,Internet lo ha batido todo en su cazo virtual para reordenar la manera en que nos mostramos, cómo nos relacionamos y cómo hacemos para irnos a la cama acompañados.
Desde que aparecieron los primeros portales de dating, que eran una especie de cibercasamenteras para freaks o losers en general, el progresivo “destape virtual” ha convertido estas redes en el nuevo Google del sexo donde lo más natural del mundo es mostrarse para ligar. Muchos ven en ellas un entorno más seguro ante el fracaso, y la geolocalización abre un abanico de opciones tan múltiple o más que en un bar o discoteca, aunque todavía queda bastante pelo que perder, y en las distintas redes la humanidad termina agolpándose en guetos. Hagamos un repaso a las principales.
TINDER
Pasaría por ser el clon para heterosexuales de Grindr, la app del entorno gay queposibilita los encuentros sexuales gracias a los servicios de localización. Con apenas un par de fotos en los perfiles, se va eligiendo y descartando candidatas hasta que hay una atracción mutua, que da paso al chat y del chat… al cielo. Con datos cruzados de Facebook, Tinder parece una pestaña más en la sociabilidad online y uno se puede llevar más de una sorpresa, ya que aquí está todo el mundo. Y tan normal.
BADOO
Esta red, que avisa de quién está conectado, es quizá el supermercado de carne más extenso de la red. Permite escribirle a cualquiera (bajo pago) y sus filtros no pueden contener a la masa tibia que se desborda por todos sus ángulos virtuales. Aquí está la España esencial, con mucho selfie de baño, mucho gimnasio y mucha cara angulosa marcando pómulo frente al espejo. Buena suerte.
OK CUPID
Una especie de Google del flirteo totalmente gratuito que se basa en la búsqueda de pareja por afinidad psicológica a través de larguísimos cuestionarios de personalidad. En ella, como en la gran mayoría de las redes sociales, los usuarios hablan sin tapujos de con quién quieren pasar una noche o la vida entera.
ADOPTA A UN TÍO
La revolución de esta red social francesa está en que invierten los roles y son ellas quienes escogen (como si no fuese así en la realidad), mostrando a los usuarios/candidatos como la mercancía de un supermercado que se descarta o se elige para su consumo inmediato. Por muchos años.
MEETIC
La versión digital del amor romántico (o del sexo revestido de amor romántico) tiene un montón de filtros para buscar la pareja/coito ideales y un chat eficiente, pero rezuma todavía aires de agencia matrimonial antigua. Ahí queda eso.
Las redes sociales para ligar han dejado de ser un sustituto de la agencia matrimonial para convertirseno ya en un sexódromo online, sino en un espacio virtual más donde es necesario estar. Tinder lo confirma. Y tras ella, media docena de comunidades imprescindibles para el ligoteo contemporáneo. ¿Alguien dijo amor?