Gecko e Isla de Lobos: dos restaurantes isleños para comer de lujo frente al mar
El uno está en Formentera y es muy mediterráneo. El otro en Lanzarote y peca de atlántico. Son maravillosos por sus riquísimos platos y sus vistas de escándalo
Soñamos con una isla, con estar rodeados de arena y de ancho mar, con la idílica sombra de un techado de caña y vistas de las que ensanchan nuestro horizonte. No podremos pedir más si encima no dejan de desfilar por la mesa tentadoras exquisiteces. La coctelería y el DJ llegarán con el atardecer. Estos son dos restaurantes para comer de lujo frente al mar. El uno mediterráneo, el otro atlántico. Pura geografía, también gastronómica.
En Formentera tenía que ser
¿Bali, el istmo de Kra en Tailandia, Maldivas, el Caribe? Nosotros tenemos las aguas turquesas y arenas paradisiacas de esa isla balear que siempre será recóndita y que se llama Formentera. Pues frente a la playa de Migjorn, con fama de ser la más tranquila del lugar, se esconde el 'beach club' del hotel Gecko, que no es solo coctelería, 'chill out' y festín veraniego. Este local de los de poner los dientes largos es también un restaurante entre palmeras que acaba de renovar su carta, comandado por el chef mallorquín Juan Diego Craywinckel; sirve picoteo (de doce a ocho), como manda la tradición, desayunos y cenas, y pone copas de esas inolvidables. Es tan mediterráneo que no se puede aguantar. Su cocina es la de este mar, internacional y de fusión. No faltan granizados, zumos y 'smoothies', ni un reservado para fiestas íntimas a la sombra de una sabina centenaria. Imagínate cuando el DJ Joâo Ribeiro le ponga música al atardecer. Además, siempre te puedes quedar a dormir en el hotel, en una de sus sugerentes habitaciones.
Pídete: alguno de sus arroces, el negro o el de bogavante, o pescado a la brasa, acompañado de una ensalada. A la hora del picoteo, sándwiches y hamburguesas. Y a la del cóctel, un Gecko Migjorn (ginebra, romero, kumquat y nota cítricas).
Dónde: Gecko Hotel & Beach Club. Playa Migjorn. Ca Marí (Formentera).
Una isla dentro de otra isla, Lanzarote
Se llama Isla de Lobos y es el restaurante del hotel Princesa Yaiza, que en realidad es mucho más. Está tan comprometido con el cuidado del medio ambiente, el respeto por las materias primas, la promoción del producto local y el fomento de la cocina sostenible que tiene su propia finca para llenar la despensa y un pacto gastronómico con los agricultores, ganaderos y pescaderos de la tierra. El plan (de los últimos sábados de cada mes) es visitar la finca, de nombre Uga, junto al chef, y ver al cerdo negro canario o la gallina campera también negra e isleña a sus anchas, y después pasar al comedor para degustar un menú tradicional con toques vanguardistas tramado por el chef brasileño Joâo Faraco, que trabajó con Berasategui y apuesta por el I+D+D en la cocina.
Te alimentarán también las soberbias vistas al océano Atlántico, Fuerteventura e Isla de Lobos. También aquí te puedes dar el capricho de pasar la noche. El Princesa Yaiza es un cinco estrellas con acceso directo a Playa Dorada, muy cerquita del puerto deportivo Marina Rubicón. Atención, porque tiene seis piscinas, spa y una zona de ocio para niños.
Pídete: gazpacho de cerezas negras con emparedado de embutido casero de cochinillo y 'pickles' de verduras de temporada, pescado de profundidad con aceite de galanga y 'lemon-grass', y de postre, mollete al vapor con sopa fría de leche fresca tostada, helado de leche y algodón dulce anisado.
Dónde: Av. Papagayo, 22. Playa Blanca (Lanzarote).
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Soñamos con una isla, con estar rodeados de arena y de ancho mar, con la idílica sombra de un techado de caña y vistas de las que ensanchan nuestro horizonte. No podremos pedir más si encima no dejan de desfilar por la mesa tentadoras exquisiteces. La coctelería y el DJ llegarán con el atardecer. Estos son dos restaurantes para comer de lujo frente al mar. El uno mediterráneo, el otro atlántico. Pura geografía, también gastronómica.
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