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Limone, Kiki Deli, Sugarcane: dónde comer en febrero como si fuera abril
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Limone, Kiki Deli, Sugarcane: dónde comer en febrero como si fuera abril

Ravioloni rellenos de frutos del mar, pizza de harina de espelta con verduras de temporada y mucha cocina internacional. Estos son los manjares que nos esperan

Foto: Limone es una tavernetta ligur en pleno Madrid.
Limone es una tavernetta ligur en pleno Madrid.

Es dar el salto desde diciembre a enero, y no digamos ya a febrero, y entrarnos unas ganas de primavera que no se pueden aguantar. Pero como seguimos en enero, el frío aprieta y no conseguimos mandar la parka al fondo del placard, como diría un rioplatense, nos hemos ido de ruta por restaurantes que tienen un cierto aire primaveral con la firme intención de trastocar gastronómicamente el calendario. Para comer en febrero como si estuviéramos en abril. De momento lo hacemos sin salirnos de Madrid y, por supuesto, con el reloj blando que le gustaba llevar (y pintar) a Dalí.

Limone, ni bar ni restaurante

Limone es una tavernetta, la primera, en el Madrid de todas partes, donde por cierto se despachan bocconcini y focaccias al más puro estilo italiano. Como ver una de Vittorio de Sica con Sofía Loren de protagonista; todas las cosas dejan su sabor. Así lo han querido Francesca Assandria y Asdrúbal Salazar, sus propietarios, para rendir homenaje a sus raíces, que se hunden en la Liguria, esa tierra entre los Apeninos y los Alpes y el mar, cuya capital es Génova. Y les ha salido muy mediterráneo y primaveral (es blanco y azul con el amarillo que no podía faltar), según el diseño de Eat&Love Studio y la colaboración de la interiorista Marta Banús. A los mandos, el chef Marco Assandria y el recuerdo de la nonna Sandra (y sus recetas). No faltan los cócteles de inspiración italiana. ¿Qué tal un Limone Sour (con clara de huevo, lima, licor de mandarina y cardamomo)? Aquí, dicen, siempre brilla el sol.

placeholder Limone, mucho azul y algo de amarillo, claro
Limone, mucho azul y algo de amarillo, claro

La carta: lo suyo son los bocconcini, pequeños bocados de tradición italiana reinventados y pensados para compartir en el centro de la mesa. Hay que probar los ravioloni rellenos de frutos del mar troceados o el pollo en salsa de limón con patatas de la casa. Y las focaccias, rellenas de todo, por ejemplo de salchichón tipo Milano y crema de queso con mermelada de higos. De postre, la estrella: la focaccia de Nutella. Y luego el café; no podía faltar.

Te gustará: su terraza climatizada con estufas para este duro invierno.

Dónde: C/ Diego León, 42. Madrid.

Kiki Market, un súper en el que se puede comer

En realidad el restaurante se llama Kiki Deli y está en la planta baja de esta tienda de comida ecológica a la que se puede ir, además de a llenar el carrito de la compra de fruta, verduras, chocolates, quesos, panes y otros productos de los que engordan nuestra despensa, a comer en un lugar especial en el que se respira ese aire nórdico del vivir en plan 'bio' y bien. Y quien dice comer dice desayunar, merendar o festejar alguna fecha o cosa especial. Todos los platos están elaborados con productos 100% orgánicos, ese es su as en la manga, y hay para todos: vegetarianos, no vegetarianos, celiacos y flexiterianos. Comida saludable, local con encanto, objetos reciclados y muchas flores.

placeholder Kiki Deli es la planta baja (y la sorpresa) de Kiki Market
Kiki Deli es la planta baja (y la sorpresa) de Kiki Market

La carta: cada día sorprende con platos verdes según los productos de la huerta, sobre todo, que se reciben en el colmado, cocinados al estilo de siempre por el chef Paolo Cordini. Hay menú del día y propuestas como la pizza de harina de espelta con verduras de temporada o las albóndigas de bulgur con salsa fresca de pepino y ensalada de remolacha con hinojo.

Te gustará: ese ambiente feliz dibujado por los colores de las frutas y hortalizas, el mantel del cuadros, los cacharros algo vintage y la madera.

Dónde: Chueca (Travesía de San Mateo, 4). Hay otra tienda, la primera, en La Latina (Cava Alta, 21). Madrid.

Pointer, aquí hay (mucho) tomate

A este local del centro de Madrid con nombre de perro y punto de encuentro se viene a comer producto mediterráneo en un ambiente gastronómico internacional, según el deseo de su chef, César Galán, que aboga por la excelencia culinaria, recogiendo lo mejor de todas partes. ¿La estrella de su cocina? El tomate. En su Pointer, como en Teckel (otro perro), del que es cofundador y jefe de cocina, está lo que le dejaron en herencia sus abuelas, “la mejores cocineras de este planeta, por encima de cualquier estrella Michelin”; lo tiene claro.

placeholder El restaurante con nombre de perro inglés y con vistas
El restaurante con nombre de perro inglés y con vistas

La carta: patatitas asadas rellenas de rabo de toro, buñuelos de morcilla con miel o croquetas de chipirones en su tinta como entrantes; flores de alcachofa real con foie, en el apartado de lo verde; solomillo a baja temperatura con puré de patata trufado, entre las carnes; falso risotto de calamar, entre los pescados; fideuá negra, en el capítulo de pastas y arroces. Y de postre, tarta de queso con nutella.

Te gustará: los tres espacios que tiene el local, más la terraza, diseñados por la interiorista María Villalón Puras, inspirados en barrios de New York, para elegir según el momento del día.

Dónde. C/ Marqués de la Ensenada, 16. Madrid.

Sugarcane, los platos más exóticos del mundo

El ambiente primaveral y hasta veraniego está garantizado en Sugarcane, un restaurante que se ha propuesto llevarnos a dar la vuelta al mundo nada más pero también nada menos que comiendo. La madera, las lámparas, el juego de azules, los estampados de los asientos corridos, la impronta artística y el mucho diseño, cosa de la interiorista Alejandra Pombo, que se curtió con Pascua Ortega, hacen que uno quiera ser feligrés de su parroquia.

placeholder Sugarcane promete viaje gastronómico
Sugarcane promete viaje gastronómico

La carta: tequeños venezolanos caseros de queso fresco latino con salsa chipotle, ropa vieja a la cubana, salmón en miso, cañón de vaca brasileña, croquetas de wagyu o gyozas de pollo y verduras. El homenaje puede redondearse con un lemon pie.

Te gustará: todo lo vegetal que lo adorna y que hace que parezca un jardín exterior.

Dónde: C/ Diego de León, 7. Madrid.

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Es dar el salto desde diciembre a enero, y no digamos ya a febrero, y entrarnos unas ganas de primavera que no se pueden aguantar. Pero como seguimos en enero, el frío aprieta y no conseguimos mandar la parka al fondo del placard, como diría un rioplatense, nos hemos ido de ruta por restaurantes que tienen un cierto aire primaveral con la firme intención de trastocar gastronómicamente el calendario. Para comer en febrero como si estuviéramos en abril. De momento lo hacemos sin salirnos de Madrid y, por supuesto, con el reloj blando que le gustaba llevar (y pintar) a Dalí.

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