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Manicura de cristal marino: hay vida después de las uñas de gel
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Bajo el mar

Manicura de cristal marino: hay vida después de las uñas de gel

Ni son estrambóticas ni llamarán (demasiado) la atención, pero son la excusa perfecta para sentirse la auténtica Ariel sin que nuestras uñas sufran el paso de cientos de esmaltes

Foto: Manicura de cristales marinos, ¿realidad o ficción? (Imaxtree)
Manicura de cristales marinos, ¿realidad o ficción? (Imaxtree)

Que levante la mano la que haya visto una y mil veces ‘1, 2,3… Splash!’, o en el caso de las millennials, ‘La Sirenita’, y no haya fantaseado con desplazarse por el mar -o la más mundana piscina- con la misma gracia y elegancia de una ondina.

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Pues como de momento, más allá de ponerse aquella manta de Primark que emulaba la cola de una sirena, esta transformación es imposible, nos queda la manicura para lucir una creación muy marina pero nada sobrecargada. Se llaman ‘seaglass nails’, es decir, uñas de cristal marino, y se han convertido en nuestro último fetiche.

Esta variante de las jelly nails, uñas postizas de plástico transparente, ha comenzado a popularizarse al conseguir recrear el mismo efecto del cristal pulido por el mar que encontramos en la playa. Si cada verano te paseas en busca de esas pequeñas y perfectamente pulidas piedras azules, verdes y ámbar e incluso las amontonas en tarros de cristal en tu salón, a modo de hogar hipster, esta es tu tendencia.

La técnica es tan sencilla que prácticamente la puedes probar en tu casa, aunque casi te recomendamos que acudas a un centro de estética aunque sea para colocar las uñas postizas… Que el pegamento puede ser un mal aliado.

Una vez las uñas están perfectamente adheridas, llega el momento del color. Para conseguir un tono rebajado, su creadora, Jessica Washick, diluye el color de un esmalte aguamarina con ayuda de una lámina de papel de plata. Tras tomar un poco de esmalte, limpia el exceso de producto en el papel de plata y, a través de pequeños y rápidos movimientos, aligera el esmalte, casi como si estuviera destilando algún tipo de alcohol.

Cuando llega el momento de pintar la uña, el secreto para conseguir ese efecto de vidrio transparente está en no aplicar capas homogéneas y opacas, sino en conseguir casi un acabado de acuarela. La manicurista recuerda la importancia de aplicar varias capas de esmalte, siempre siguiendo la misma técnica y nunca superando las cinco capas, o tendríamos una manicura tradicional. Y aquí encontramos otro de los beneficios de esta manicura y es que prácticamente apenas se gasta esmalte ya que se necesita una cantidad muy pequeña de producto.

Para recrear el efecto pulido, estas seaglass nails recurren a un esmalte que hace años acaparó manicuras y entradas en webs, en parte gracias a Kim Kardashian, el top coat mate. Este esmalte era el aliado perfecto de los tonos nude, rojo dragón o negro ya que conseguía que una manicura monocolor clásica se convirtiera en una manicura más pulida, justo como los cristales marinos.

Basta con aplicar una sola capa de top coat mate sobre la lámina de la uña -previamente pintada con el esmalte rebajado- para conseguir el mismo efecto de los esos cantos rodados marinos. Otra forma de crear estas uñas de aspiración marina es aplicando el esmalte directamente sobre la lámina ungueal, es decir, tu uña, dejando a un lado las uñas postizas y sus transparencias y logrando un efecto 'cristal marino' algo menos traslúcido.

Aunque el color que más éxito ha tenido en Instagram y otras redes sociales es el azul aguamarina, otros colores habituales de los cristales marinos como el ámbar (procedente de botellines de cerveza) o el verde de las botellas de vidrio tradicionales son opciones igualmente válidas, aunque puede que menos bonitas.

En palabras de su creadora, se trata de una tendencia perfecta para los meses más fríos por la tonalidad de los esmaltes. Sin duda, es una forma de utilizar los esmaltes que solemos reservar para el verano y darles una segunda vida, sin gastar mucho producto.

Que levante la mano la que haya visto una y mil veces ‘1, 2,3… Splash!’, o en el caso de las millennials, ‘La Sirenita’, y no haya fantaseado con desplazarse por el mar -o la más mundana piscina- con la misma gracia y elegancia de una ondina.

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