Pippa Middleton, más cerca de Meghan que de Kate, al menos en el terreno beauty

Peinados, bases de maquillaje, rubores…, Pippa Middleton siempre ha sido la versión menos recargada de Kate Middleton. La hermana de la duquesa de Cambridge casi logró robarle el protagonismo el día de la boda real, a pesar de optar por una estética más discreta. Mientras Kate siempre apuesta por un look más lady, Pippa ha ido relajando no solo su forma de vestir, sino también su forma de llevar el cabello o de maquillarse. El lápiz negro, delineando con un trazo muy grueso los ojos, es cosa del pasado, igual que los bucles con tenacillas y laca.

En su recién estrenada segunda maternidad, hemos podido apreciar cómo el look de Pippa Middleton ha evolucionando poco a poco hasta acercarse más al estilo de Meghan Markle que al de su hermana. Tan solo vimos juntas a las tres en aquel torneo de Wimbledon en el que Kate compartió más confidencias con Meghan que con su hermana; sin embargo, el look de Pippa ya comenzaba a dar muestras de cercanía con el de la exactriz.

Meghan y Pippa comparten una característica que hace que ambas aboguen por un tipo de base de maquillaje mucho más natural, de menos cobertura y de acabado más jugoso. Varias zonas de sus rostros están repletas de pecas, una cualidad que las dos han decidido potenciar y no ocultar. Cuando conocimos a Pippa, acompañada siempre del brazo de su hermana, su base de maquillaje era más cubriente y resultaba algo artificial. Sin embargo, Pippa es una amante de los deportes al aire libre, así que las bases de maquillaje muy densas no le convenían, por lo que fue optando por fórmulas más ligeras o incluso BB creams, algo en lo que coincide con Meghan. La duquesa de Sussex acostumbra a lucir una piel muy natural y jugosa y jamás oculta sus pecas. El maquillaje de su boda es un claro ejemplo.

Pero el cambio más acusado en la estética de Pippa se concentra en su mirada. Kate siempre ha sido una defensora de los delineados en negro, arriba y abajo, acompañados de sombras oscuras, máscara de pestañas y unas cejas muy marcadas. Pippa solía lucir el mismo tipo de maquillaje, pero con los años ha delimitado el uso del lápiz khol a una línea a ras de pestañas y no en la línea de agua.

Su mirada se ve ahora más luminosa y sus ojos más abiertos, otra semejanza con el maquillaje de Meghan Markle que solo utiliza el lápiz de ojos para oscurecer la línea de las pestañas y sombras de ojos satinadas y en tonos tierra. El tono de las cejas de ambas también es ahora muy parejo, a juego con el color de su cabello.

El uso indiscriminado del rubor de mejillas es una de las características más representativas del maquillaje de Kate Middleton. El tono suele variar según la estación, optando por colores más anaranjados cuando la duquesa está bronceada y por tonos rosados y más fríos en las estaciones de otoño e invierno. Aún recordamos a la jovencísima Kate saliendo de clase con sus mejillas encendidas como si hubiera corrido una maratón.

Una década más tarde, Kate parece mantener sus preferencias cromáticas, pero Pippa parece haber tomado otra dirección. Si antes lucía rubores rosados, ahora, mucho más consciente de su tono de piel más oscuro, Pippa se mueve entre melocotones y corales, colores básicos en el maquillaje de Meghan Markle.

Las diferencias entre hermanas también llegan al cabello. La melenaza de Kate, abundante y de un cabello grueso y fuerte, dista de la de Pippa, con un cabello más fino. Esta característica capilar ha hecho que las hermanas jamás coincidan en su forma de peinarse. Kate siempre moldea su cabello con tirabuzones, trenzas y ondas deshechas y es todo un icono de los moños elaborados, mientras que Pipa siempre ha optado por peinados mucho más sencillos, incluso en la boda de su hermana su semirrecogido era el culmen de la sencillez. Precisamente, uno de sus peinados estrella es la coleta a media altura, sin ondas ni florituras. Un peinado a años luz de los de Kate, pero mucho más cómodo para el día a día.

Aunque en la elección de peinados Pippa no suele coincidir con Meghan Markle, ambas son defensoras del efecto ‘effortless chic’, estar ideales como por arte de magia y sin que parezca intencionado… ¿Casualidad? ¿Admiración? Nunca lo sabremos.