Penélope Cruz en los Premios Goya: tocado vintage y maquillaje pecoso

Penélope Cruz está viviendo un interminable (y terriblemente fructífero) idilio con los accesorios capilares. Su relación con Chanel le ha llevado a incluir lazos, horquillas y cualquier pasador joya que se tercie, lo que no esperábamos es que la actriz se atreviera a concentrar todos los esfuerzos beauty de su look para los premios Goya.

Sobre la alfombra azul de los premios Goya 2023, Penélope aparecía con un semirrecogido retro que combinaba una estética sesentera y setendera y era sublimado con dos pasadores dorados. La melena chocolate de Penélope se peinaba lisa, muy pulida en la raíz, pero también con volumen.

Para soportar el semirrecogido, un ligero cardado se apoyaba en la coronilla, dejando a la vista las finísimas mechas doradas que salpican su melena. Entraban entonces en acción los pasadores vintage que, a modo de horquillas, se apoyaban uno a cada lado del cardado, sumando más volumen y tersura. La combinación de la horquilla dorada con el pespunte de encaje, combinaba a la perfección con el tejido del vestido.

El flequillo curtain, uno de los cortes de pelo preferidos de la actriz a lo largo de su carrera, se peinaba también en liso, para que el largo de cada mechón enmarcase las facciones de su rostro. Se trata de un flequillo desfilado, que mantiene un corte horizontal cubriendo los ojos y sus mechones se van alargando a los lados del rostro para abrazarlo.

"Cabello en un semirecogido como es habitual en ella en los últimos años (previo brushing con el cabello bien trabajado previamente y algo cardado para emular un poco el estilo Brigitte Bradot que tanto le gusta) con flequillo y una especie de ‘pinza de pato’, y como siempre fiel a su estilo, muy bien maquillada, ella sabe lo que le favorece y arriesga poco. Este peinado rejuvenece y suaviza un poco el peso del vestidazo de alta costura que lleva -la mejor vestida de la noche este año en mi opinión-", Analizaba para Vanitatis el peluquero Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez.

Un peinado tan pulido y tan pensado para el corte de pelo estructurado de Penélope obligaba a contar con un maquillaje ‘ad hoc’. En vez de apostar por su habitual maquillaje de ojos negros, muy perfilados y enmarcados, Pablo Iglesias, su maquillador de confianza para estos grandes eventos, optaba por el marrón para lograr cierto dramatismo, pero mucho más cálido.

La línea de las pestañas se oscurecía con una línea muy fina, mientras el que párpado móvil se delineaba con un trazo más grueso y también terminado en un fino rabillo. La máscara de pestañas se convertía en la aliada para crear ese ojo almendrado. El cambio estaba aquí en el lápiz de ojos blanco en la línea de agua, un truco habitual para abrir la mirada y llenarla de luz, que Penélope Cruz no acostumbra a lucir. El resultado era una mirada muy vintage, al estilo de los ojos de Sophia Loren.

Pero, si los pasadores dorados del look de la madrileña para esta edición de los Goya nos enamoraban, la forma en la que el maquillador ya no solo embellecía sus pecas, naturales, sino que las remarcaba, haciéndolas más visibles y multiplicándolas, ha sido sin duda la guinda para crear un look absolutamente impoluto, irrepetible, acertadísimo.