El sencillo truco para que tu poto crezca bonito y fuerte, según los expertos en plantas

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El poto es una de esas plantas que nunca pasa de moda. Resistente, elegante y fácil de mantener, se ha convertido en un imprescindible en cualquier hogar que quiera añadir un toque verde sin complicaciones. Pero, aunque parezca invencible, esta planta también necesita ciertos cuidados para crecer frondosa y con hojas brillantes. Según los expertos en plantas, hay un sencillo truco para que tu poto crezca bonito y fuerte: combinar un riego moderado, una luz indirecta adecuada y una poda regular.

Este trío de cuidados, tan simple como efectivo, marca la diferencia entre un poto que sobrevive y uno que realmente luce espectacular. La clave está en entender su ritmo natural, imitando las condiciones de su entorno tropical sin caer en excesos. De este modo, la planta no solo crece más rápido, sino que también mantiene ese característico verde intenso que la convierte en una de las favoritas en interiorismo.

El error más común con el poto es el exceso de agua. A pesar de su aspecto exuberante, es una planta que prefiere la humedad controlada a los encharcamientos. Los especialistas en jardinería recomiendan regarlo solo cuando la capa superior de la tierra esté seca al tacto, aproximadamente una vez por semana en invierno y cada cuatro o cinco días durante los meses más cálidos. Un truco para mantener el nivel de humedad ideal es pulverizar sus hojas con un poco de agua cada pocos días.

El poto puede adaptarse a casi cualquier rincón, pero su crecimiento será más vigoroso si se coloca en una zona luminosa, aunque sin sol directo. La luz indirecta es esencial para que sus hojas conserven el brillo y las vetas doradas características de algunas variedades.

Lo ideal es ubicarla cerca de una ventana donde la luz sea suave y constante. De este modo, el poto crece equilibrado, con tallos firmes y hojas amplias, sin perder su color natural. También se puede rotar la maceta cada dos semanas para que crezca de forma uniforme por todos los lados.

La poda es otro de los secretos de los expertos para mantener un poto sano y estético. Cortar las ramas más largas o las hojas secas no solo mejora su aspecto, sino que estimula el crecimiento de nuevos brotes. Lo recomendable es hacerlo cada dos o tres meses, preferiblemente durante la primavera o el verano, que es cuando la planta está en su fase más activa.

Con un riego moderado, una ubicación con luz indirecta y una poda regular, puede crecer durante años con un aspecto saludable y frondoso. Además, es una planta purificadora, capaz de mejorar la calidad del aire y aportar frescura al ambiente.