Actitud y looks: Isabel Torres (PP) lo tiene todo para ocupar la Moncloa
La esposa de Pablo Casado se ha convertido esta semana en una de las protagonistas de conversaciones y corrillos tras los dos debates. El motivo: es la Michelle Obama patria
Isabel Torres se ha convertido en una de las protagonistas indiscutibles de la semana. El apoyo a su marido, Pablo Casado (Partido Popular), ha resultado determinante para que por fin podamos afirmar sin lugar a dudas que lo tiene todo para ser nuestra nueva ‘primera dama’. Y no, no nos referimos a la popularidad de su marido.
Siempre en su riguroso segundo plano pero a la vista de todos, Isabel ha conseguido hacer de su papel de ‘mujer de político’ todo un arte. Exitosa en su trabajo (es pedagoga infantil), esta nueva faceta de su vida ha arrasado con su intimidad colocándola en primera línea del disparadero.
Una posición que durante las últimas semanas (podríamos incluso decir meses) ha asumido con la serenidad que transmite en cada una de sus apariciones públicas. Porque, no, Isabel no es ninguna estrella, no quiere ser Melania Trump. Isabel es una Michelle Obama en toda regla.
Impecable en sus looks
Los dos outfits elegidos para asistir a los susodichos debates (Atresmedia y RTVE) son tan solo una muestra del estilo de Torres. Siempre discreta pero correcta, sofisticada pero sin ostentaciones, Isabel tiene el armario de working girl que deseamos.
Los tonos neutros, como negros, blancos y nudes, exactamente los que lució durante las dos veladas televisadas, la han acompañado, por cierto, durante toda la campaña electoral de su marido, que la ha llevado desde las calles de Valencia en Fallas a las procesiones de Semana Santa de Ávila.
Su combo estrella: pantalón de pinzas tobillero, blusa hiperfemenina (con volantes, botones forrados o animal print discreto) y americana monocolor. No arriesga y aún así gana. Ha encontrado la fórmula que muchas nunca encontrarán. Ni vestidos escotados, ni estampados llamativos. Siempre perfil bajo.
Un perfil que ha mantenido incluso en grandes citas como su asistencia a los Goya, donde desfiló con un vestidazo diseñado en exclusiva para ella por Inés Martín Alcalde, los Premios Princesa de Asturias o su debut ante los Reyes en la recepción del Día de la Hispanidad (en ambas con diseños de Colour Nude). Siempre con marcas españolas.
Y más aún con su actitud
Aunque si algo le hace especialmente apta para ocupar el puesto de ‘primera dama’ es su actitud. Y no, no nos referimos solo a la discreción que ha demostrado sobradamente, sino a los gestos que la rodean y que pasan casi desapercibidos.
El primero de ellos, su gesto con Pablo Iglesias desde el momento en el que supo que habían nacido sus mellizos prematuros. Desde entonces, Isabel ha sabido dejar de lado sus ideas políticas e ideológicas convirtiéndose casi en la única de los políticos presentes en el debate en mostrar al menos un ápice de la tan invocada estas semanas ‘altura de Estado’.
En serio, qué coño le pasa a @Albert_Rivera?? Qué se ha tomado? Está perdido, desencajado, noqueado.
— Javier García Marín (@JaviMarinBlanco) 23 de abril de 2019
#ElDebateDecisivo pic.twitter.com/0BrDiS9yK7
Tanto es así que el martes por la noche demostró ante toda España que su amistad con el líder de Unidas Podemos trasciende a cualquier circunstancia: al final del debate, Iglesias le enseñó una foto de sus hijos ante la atenta y tierna mirada de Torres.
Y la cosa no queda aquí. Isabel atiende y se fotografía con todo el que se lo pide en los actos de partido (aunque ella no tiene nada que ver ni va en las listas), actos en los que siempre lleva una pulsera de bandera de España, ya de paso.
Estamos deseando ver cómo se desenvuelve si su marido gana las elecciones. ¿Será finalmente nuestra nueva Lady Ñ?
Isabel Torres se ha convertido en una de las protagonistas indiscutibles de la semana. El apoyo a su marido, Pablo Casado (Partido Popular), ha resultado determinante para que por fin podamos afirmar sin lugar a dudas que lo tiene todo para ser nuestra nueva ‘primera dama’. Y no, no nos referimos a la popularidad de su marido.