Casa Tenue o el arte de despertar sentidos e iluminar recuerdos a fuego lento
Velas sostenibles de cera de abeja de la más alta calidad y sin aditivos. Así es la ecuación con la que la artesana Fernanda Algorta quiere rendir homenaje a las artes antiguas, a las que se hacen con calma
El olor a café recién hecho, el de un bizcocho en el horno o el perfume que usaba tu abuela puede que sean algunos de los aromas que más emociones despiertan. Esto no es fruto de la melancolía, sino de la naturaleza, que dotó al sentido del olfato de una comunicación potente y directa con el hipocampo, esa parte del cerebro que se encarga, entre otras cosas, de la memoria a largo plazo.
Esto se conoce como ‘efecto proustiano' en honor al escritor Marcel Proust —quien tenía el don de conectar con experiencias pasadas a través de los olores y describirlas magistral y ampliamente (‘En busca del tiempo perdido’)— y algo así es lo que le sucedió a Fernanda Algorta cuando entró en contacto con la cera de abeja. Esta argentina pasó su niñez en una escuela Waldorf, donde las manualidades y el contacto con materiales como la cera o la lana son fundamentales. No sorprende entonces que cuando volvió a ponerse en contacto con los aromas y las texturas de su infancia, sintiera que tenía algo pendiente que contar, y que quería hacerlo a fuego lento.
Sus velas no contienen químicos y son capaces de neutralizar los olores y liberar el aire de toxinas. Su dulce fragancia ayuda a reducir el estrés con su combustión lenta y segura y como emite iones negativos, elimina alérgenos como el polvo, el polen y el humo. ¡Una delicatessen para tus sentidos!
Así empezó todo
Fue saliendo de la pandemia, hace un poco más de dos años, cuando me compré un kit de hacer velas naturales. Fue oler la cera de abeja y transportarme directamente a mi niñez y a las vivencias de la escuela Waldorf de Buenos Aires. Donde las velas naturales están muy presentes en el día a día.
Yo ya quería diseñar algún objeto físico y dejar un poco mi trabajo frente al ordenador de diseñadora gráfica. Pensé en hacer alguna pieza de cerámica o producto ilustrado, pero al reencontrarme con la cera de abeja supe que sería este el material con el que iba a trabajar.
Principales obstáculos
Así comencé a recordar, estudiar, aprender sobre el proceso y la técnica. Lo más complicado fue encontrar la cera y aprender a limpiarla. Tenía claro que quería comprarla directamente a los apicultores y que no hubiera intermediarios. Para mí era importante conocer su procedencia. Ahora ya tengo mi red de proveedores, que son lo que más aprecio y de los cuales sigo aprendiendo sobre el mundo de las abejas.
Tus errores
Aprendí que este proceso artesanal tiene sus tiempos y un ritmo pausado, y que si no los cumples, las velas se “quejan”. Intenté apurar el proceso y las velas no me quedaron bien. Tuve que derretir la cera y volver a empezar de cero, menos mal que el material permite esto.
Tus aciertos
Crecer de a poquito y compaginarlo con mi trabajo como diseñadora gráfica creo que está siento un acierto. Las dos profesiones se autoalimentan y he podido darle una identidad a mi marca artesana, que hace la diferencia y está gustando mucho.
Una anécdota
Cuando estuve dándole forma a la marca y pensando en todo el universo donde quería estar, llegue a contactar con mi maestra de la primaria de Argentina, a la que no veía hace muchos años. Fue muy emocionante volver hablar con ella y me mandó unos preciosos audios donde contaba la importancia de las velas en nuestra escuela, y confirmaba mis recuerdos con ellas. Fue muy mágico volver a escucharla.
La clave de tu éxito
No considero que tenga la clave del éxito porque estoy comenzando todavía, pero para mí ya es todo un logro disfrutar del proceso y sentir que mi proyecto va creciendo cada día. Tengo claro que quiero seguir aprendiendo, investigando y probando técnicas y modelos diferentes, usando este material maravilloso como es la cera de abeja.
Tu día empieza con…
Por ahora voy intercalando días que me levanto y me voy al taller hacer velas y días que me quedo en casa con mi ordenador haciendo webs, imagen de marca o ilustraciones. La idea es pronto tener un espacio donde pueda hacer las dos cosas, organizar talleres para enseñar a trabajar con la cera y crear piezas artísticas de este material tan fantástico.
Y acaba con…
A mí me dieron un consejo que me sirvió mucho. Me dijeron que no dedicase mi tiempo únicamente a trabajar, sino que tuviese aficiones que me llenen y me diviertan, y es lo que trato de hacer. Además, este tipo de actividades me obligan a estar en el presente y eso me viene muy bien.
¿Merece la pena luchar por este sueño?
Cada vez que alguien me dice que le gusta mi producto, que le transmite paz, que se toma un rato para estar tranquilo a la luz de una de mis velas, me doy cuenta de que sigue valiendo la pena y que voy en buen camino.
Consejo para emprendedores
No es que me sienta muy preparada para dar conejos a alguien que empieza, pero si hay algo de lo que estoy segura es que vale la pena emprender. Por todo lo que aprendes en el camino, los nuevos mundos y personas que conoces, y porque cada logro es una alegría total.
El olor a café recién hecho, el de un bizcocho en el horno o el perfume que usaba tu abuela puede que sean algunos de los aromas que más emociones despiertan. Esto no es fruto de la melancolía, sino de la naturaleza, que dotó al sentido del olfato de una comunicación potente y directa con el hipocampo, esa parte del cerebro que se encarga, entre otras cosas, de la memoria a largo plazo.
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