Algunos objetos bellos especialmente creados para disfrutar del arte de la contemplación

Dicen que estamos perdiendo la capacidad de contemplación. Esa que Rosa Rubio quiere rescatar a través de sus creaciones, dotando de belleza lo cotidiano y brindando una nueva oportunidad al folclore y a la artesanía 'made in Spain'. Su firma se presenta libre de artificios, sencilla —que no simple— y delicada, como su nombre, Los Objetos Decorativos, un espacio donde la cerámica de Manises y las piezas de vidrio dan vida a diseños capaces de transferir emociones y sensaciones.

Esta valenciana concibe su proceso de producción como una colaboración entre ella y un equipo multidisciplinar que la ayuda a plasmar sus ideas. Modeladores y técnicos de impresión 3D y artesanos conciben estas piezas únicas, orgánicas y de texturas adictivas.

Pero lo bello, hoy más que nunca, también debe ser un catalizador de conciencia, especialmente medioambiental, y los objetos de Rosa ofrecen ese plus. Apuestan por la producción local, sostenible y basada en el consumo ético de los recursos —el grial de la era moderna—, transformando el arte de la contemplación en toda una declaración de intenciones.

Así empezó todo

Rosa Rubio estudió la carrera de Diseño Industrial para después especializarse en Diseño de Mobiliario. Su formación la completó con distintos cursos, como Diseño de Sistemas Expositivos, Diseño Gráfico y Fotografía, aunque como buen espíritu libre y rico en sensibilidad, no terminaba de conectar la parte más estructural. De esta manera, tras terminar sus estudios universitarios, empezó a gestar su propio proyecto.

“Durante mi formación, el diseño de producto no era lo que más me gustaba, tenía un enfoque muy técnico. Me interesaba mucho más el mobiliario, pero en aquel momento los objetos me parecieron lo más realista para comenzar a diseñar y producir”, se sincera. Reconoce que las primeras piezas no fueron más que ejercicios, algo que hacía sin un objetivo claro: “Es desde hace unos años cuando decidí dedicarme por completo a ello y convertirlo en mi profesión”.

Principales obstáculos

Rosa se ve como una emprendedora a ciegas, de esas que empiezan de cero y sin mucha idea, sin un plan de negocios claro, solo con el pálpito en las entrañas de querer llevar un paso más allá su formación técnica y transformarla en artesanía capaz de enamorar.

Acepta que la falta de capital ha sido uno de los principales obstáculos: “Comencé el proyecto sin una gran inversión inicial, así que, en el momento de producir las colecciones y contratar personal, fue la parte financiera la que me puso los límites”.

Pese a todo, el éxito de Rosa fuera de nuestras fronteras es rotundo, aunque hacer llegar sus productos a cualquier lugar del planeta le ha ocasionado algún que otro contratiempo. “Todo lo relacionado con la burocracia y los trámites para la exportación de los bienes ha sido un dolor de cabeza. El 90% de las ventas se producen en países fuera de la Unión Europea, y el envío y la venta conlleva un tiempo y una organización extra. Sin olvidar toda la gestión previa de asesoramiento fiscal para que los trámites se realicen correctamente”.

Tus errores

Si bien es cierto que se necesita esa chispa visceral para arrancar un negocio propio, también lo es la necesidad de aterrizarlo en números, en ideas, en proyecciones, algo que nuestra protagonista pasó por alto: “Al principio no tenía una intención clara de montar una marca, con toda la organización y logística que conlleva. Se fue articulando conforme todo evolucionaba, por lo que la falta de planificación ha resultado poco eficiente en algunos momentos”.

Si mira con perspectiva, esta artista reconoce que lo ideal para un proyecto como el suyo, donde intervienen tareas de comunicación, logística y venta, es que hubiese una persona especializada ejecutando cada una de ellas: “La situación no lo permitió, y al final intentas hacerlo tú misma todo. Así vas aprendiendo de los errores e intentas mejorar día a día”.

Tus aciertos

“Mi afán por ser autosuficiente, ejecutando todas las tareas que implica sacar adelante una marca —el diseño, la producción, la realización de fotografías, contenidos, comunicación, web, redes sociales, venta y envíos—, me ha permitido poder gestionarme por mí misma, al menos en ciertos momentos. Esto, aunque me ha costado mucho trabajo, ha resultado muy cómodo y viable con respecto a los costes”, confiesa con orgullo.

Una anécdota

“Al principio me hacía mucha gracia cada vez que recibía un email donde me felicitaban, en plural, por el trabajo. Los clientes pensaban que detrás de la marca había un gran equipo, pero durante un tiempo era yo sola. Siempre les seguía el rollo y me reía imaginando nuestra mesa de trabajo en la que apenas estamos mis dos compañeras de estudio y yo”, confiesa con una sonrisa.

La clave de tu éxito

Crear un proyecto donde el producto se acompañaba de una imagen visual potente y llamativa desde el principio, ese ha sido el gran acierto: “Una buena imagen lo envuelve todo con coherencia”. Aunque también admite que lo que más la ha ayudado a posicionarse es la experiencia y la sabiduría que le transmiten los artesanos con los que trabaja para elaborar sus piezas.

Tu día empieza con…

“Lo primero que hago es revisar mis emails y redes sociales, mientras me tomo un café”.

Y acaba...

“Mirando algún documental que me relaje para dormirme. Mis favoritos son los de naturaleza, viajes, diseño o actualidad”.

Consejo para emprendedores

Después de sus años de experiencia y la capacidad que ha desarrollado, después de sacar adelante un proyecto por ella misma, aconseja lanzarse de lleno a por todo aquello que te brinde seguridad y orgullo: “Crea un proyecto con el que sientas que aportas algo único y honesto”.

Eso sí, también recomienda mucha información previa para poder hacerle frente a los imprevistos: “Hay que informarse y pedir todos los planes de ayuda de los ayuntamientos e instituciones orientados a nuevos empresarios, porque son muy necesarios cuando empiezas. A mí me vinieron muy bien para aprender a organizarme y a tener una visión global de todo lo que hay que hacer y tener en cuenta de cara a fundar una marca”.

¿Ha merecido la pena luchar por tu sueño?

“Sí. Reconozco que los inicios no fueron fáciles y que he tenido momentos en los que he estado a punto de rendirme. Menos mal que siempre recapacito y me doy cuenta de lo mucho que me ha costado llegar al punto en el que estoy. Me siento orgullosa”, afirma con cierta nostalgia.

“Para mí, todo el tiempo que he invertido en el proyecto —horas intempestivas, fines de semana y vacaciones trabajando— no me ha supuesto un sobreesfuerzo, porque la recompensa es muy gratificante. Todo recae en tu felicidad personal y en tu proyecto de futuro. Cuando haces lo que te gusta, el tiempo y el esfuerzo son subjetivos”, concluye la artífice de Los Objetos Decorativos que nos han robado el corazón.