A tartas con la vida o la guerra por hacerse con el slot de las cakes prémium
La guerra de las tartas está servida para placer de los adictos al dulce, entre los que, claro está, nos encontramos. El azúcar libera endorfinas, esas hormonas amigas que generan satisfacción y bienestar. ¡Dame más!
Nostalgia: tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Entre nuestras dichas perdidas, tremendamente perdidas, está la tarta de cumpleaños que con todo el amor del mundo nos hacía nuestra madre. Bizcocho en almíbar, crema pastelera, merengue elevado a golpe de tenedor y remate final de guindas —partidas por la mitad— rojas y verdes. Quizá la hayamos magnificado con el paso del tiempo, muy probablemente; pero, sin duda, mataríamos por volver a disfrutarla, aunque fuese una única vez.
Menos mal que la vida nos ha ido regalando nuevas tentaciones en formato circular. Entre las incorporaciones más recientes —y aplaudidas— debemos hablar de las tartas de queso de Rafa Salinas (Córdoba, 1988), artífice del exitazo de las pastelerías Dulce Safari.
Lo de las tartas de queso en Madrid —acotación para nuestros lectores de otras localidades— no tiene nombre, bueno, sí: fiebre absoluta, guerra total. Un ‘a tartas’ con la vida y que gane el mejor.
La historia de Salinas y sus dulces no tiene desperdicio (literal, porque no dejarás ni una miga). “El año pasado pegué un cambio de vida radical. Yo estudié publicidad y trabajé para varias multinacionales. En la última etapa me dedicaba al marketing para Inditex en Londres. No estaba a gusto, no era feliz. Así que lo dejé todo y me lancé al abismo”, explica el artífice de las tartas de queso favoritas de, por ejemplo, Georgina Rodríguez y Cristiano Ronaldo.
“Quería tener algo propio, manejable; en mi familia siempre ha habido muchos y buenos emprendedores. Quería dirigir mi propia vida. Siempre me ha gustado mucho la cocina, quería aprender más. Entonces me apunté a MasterChef y llegué al casting final, que, de hecho, pudo verse en el primer programa. Estuve a punto de entrar. En las entrevistas me preguntaban que qué quería llevarme de la experiencia, y yo les decía: ‘aprender mucho y montar mi propio obrador de tartas de queso’. Sabía que el programa podía ayudarme bastante. No entré, pero yo ya estaba muy arriba con mi plan y me lancé a por todas”.
“Finalmente, no entré en MasterChef, pero yo ya estaba muy arriba con mi plan y me lancé a por todas”, Rafa Salinas
Tan arriba estaba Rafa, tan motivado, que en mayo de 2023 abrió su primer obrador de tartas de queso. “Soy de Córdoba y allí llevo a cabo toda la producción, en una nave. La verdad es que he tenido una acogida espectacular desde el primer momento. Venir del marketing me ha ayudado mucho. He sabido posicionar la marca muy rápido, pero, sobre todo, he contado con el sí del mercado desde el principio. Nuestras tartas han gustado a gente superpotente, como Georgina y Cristiano, Pablo Alborán, Mar Flores o Alba Carrillo, entre otros, pero sobre todo a la gente de a pie”.
Las tartas de Dulce Safari juegan con los nombres de los animales de la selva: jirafa, pantera, tortuga, cigüeña, leona y gacela. “He estado sin sueldo hasta hace tres meses. Todo el dinero que entraba se reinvertía. Ahora mismo tenemos tres tiendas propias en Madrid. Soñaba con franquiciar la marca en tres o cuatro años, pero saltó la oportunidad y ahora hay dos franquicias, una en Marbella y la otra en Córdoba. Y vamos a terminar el año con tres tiendas más en Madrid. Ocho en total. En octubre inauguramos dos, la que va a ser el buque insignia de la marca, con dos plantas de cien metros cuadrados cada una, en la calle San Bernardo, esquina con la calle Luna —a dos minutos de Gran Vía—, y otra en el centro comercial de Príncipe Pío”.
El secreto de estas tartas de queso
“Todo está en el equilibrio entre la cremosidad, el punto de dulzura y el crujiente de la galleta —explica Salinas—. Son cien por cien artesanas y españolas, y se declinan en seis sabores —tarta de queso tradicional, con galleta lotus, con nutella, con kinder, con pistacho o con chocolate blanco— y en dos opciones: con o sin azúcar. O sea, que al final ofrecemos ocho variedades en cuatro tamaños. En total: 32 tipos distintos de tartas”.
Dejamos a Rafa surfeando su maravillosa ola de positivismo que parece no tener fin. “Estoy invirtiendo toda mi energía, todo lo que gano, todos mis ahorros y todos los ahorros de mis socios. Lo apostamos todo a esta aventura”. A por todas.
Otras tartas-maravilla de nuestro radar…
Álex Cordobés
Motteau Bakery
La Duquesita de Oriol Balaguer
Santa Eulalia Patisserie
Receta sencilla para hacer una tarta de queso (si te sale mal échale la culpa a ChatGPT)
Ingredientes
200 g de galletas (tipo María)
100 g de mantequilla derretida
600 g de queso crema (tipo Philadelphia)
150 g de azúcar
3 huevos
200 ml de nata para montar (crema de leche)
1 cucharita de extracto de vainilla
Instrucciones para la base
Tritura las galletas hasta que queden bien desmenuzadas.
Mezcla las galletas trituradas con la mantequilla derretida hasta obtener una masa homogénea.
Cubre el fondo de un molde desmontable (de unos 20 cm de diámetro) con la mezcla de galletas, presionando bien con una cuchara o los dedos para formar una base compacta.
Mete el molde en la nevera mientras preparas el relleno.
El relleno
Precalienta el horno a 170° C.
En un bol grande, bate el queso crema con el azúcar hasta que esté suave y cremoso.
Añade los huevos uno a uno, batiendo bien después de cada adición.
Incorpora la nata para montar y el extracto de vainilla. Bate todo hasta que la mezcla sea homogénea.
Hornear
Vierte la mezcla de queso sobre la base de galletas.
Hornea durante 45-50 minutos, o hasta que el centro de la tarta esté firme pero ligeramente tembloroso.
Apaga el horno y deja la tarta enfriar dentro con la puerta entreabierta para evitar que se agriete.
Enfriar y decorar
Una vez fría, refrigera la tarta durante al menos 4 horas o toda la noche.
Antes de servir, puedes cubrir la superficie con mermelada de frambuesa o fresa si lo deseas.
Nostalgia: tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Entre nuestras dichas perdidas, tremendamente perdidas, está la tarta de cumpleaños que con todo el amor del mundo nos hacía nuestra madre. Bizcocho en almíbar, crema pastelera, merengue elevado a golpe de tenedor y remate final de guindas —partidas por la mitad— rojas y verdes. Quizá la hayamos magnificado con el paso del tiempo, muy probablemente; pero, sin duda, mataríamos por volver a disfrutarla, aunque fuese una única vez.
- Día de la Tarta de Queso: las mejores y más cool según la redacción de Vanitatis Vanitatis
- Las cinco confiterías centenarias de Madrid reinventan las tontas y las listas de San Isidro Fruela Zubizarreta
- Así rescató Oriol Balaguer La Duquesita, la confitería centenaria más señorial de Madrid Mónica H. Berigüete