Final explicado de 'La mujer del camarote 10', el nuevo número 1 de Netflix

Estos días, en las películas más vistas de Netflix brilla el thriller ‘La mujer del camarote 10’, basado en la novela de Ruth Ware. Un lujoso telón marítimo para una trama de engaños y manipulaciones que se revelan, a golpe de giro, al final de la cinta.

Laura 'Lo' Blacklock (Keira Knightley) es una periodista con una historia personal marcada por el dolor, y acepta cubrir la travesía inaugural de un yate de lujo propiedad del millonario Richard Bullmer.

En mitad de esta situación idílica, una noche oye un estruendo, ve cómo una figura cae por la borda y detecta huellas de sangre en un ventanal.

Cuando alerta a la tripulación y a los pasajeros, todos le aseguran que no falta nadie, que esa cabina estaba vacía o incluso que está confundida. Algo que recuerda a la mítica ‘Alarma en el expreso’ de Hitchcock, donde una anciana desaparecía de un tren y a la única testigo de lo ocurrido nadie la creía.

En esta película, el choque entre lo que el personaje vio y lo que todos niegan genera una atmósfera de tensión psicológica: ¿está alucinando? ¿o la conspiración es más elaborada?

En el tramo final se revela que la mujer que Laura vio caer al mar no era la que los espectadores creíamos. Alerta SPOLER desde este momento.

La verdadera esposa de Richard, Anne, había sido reemplazada por una mujer llamada Carrie, contratada como doble para hacerse pasar por Anne durante el viaje. ¿Les recuerda a ‘Vértigo’? Nuevamente, hablamos de Hitchcock.

La razón estaba clara: Anne planeaba donar gran parte de su fortuna a causas benéficas, algo que Richard no podía permitir.

Él urdió todo un plan para mantener el control sobre el patrimonio. Cuando Anne descubrió el fraude, confrontó a Richard y se produjo un altercado en la cabina 10. Richard la mató y la arrojó al mar. Laura fue testigo de todo lo ocurrido en ese momento.

Para que nadie sospechara, Carrie ocupó el lugar de Anne, insinuando que nadie echara en falta a la mujer original. Así, el recuento oficial de pasajeros resultaba “correcto”.

A medida que Laura se acerca peligrosamente a la verdad, Richard intenta silenciarla. En un intento por deshacerse de ella, la fuerza a lanzarse al mar desde el yate, apostando a que no sobrevivirá.

Sin embargo, Laura logra llegar a tierra firme. Ha habido críticos que han afirmado que la escena desafía un poco la lógica por las bajas temperaturas del agua.

En el acto de gala al que Richard asiste para consagrar su engaño, Laura interrumpe su discurso y presenta las pruebas frente a todos los asistentes.

Carrie, la doble, decide romper con Richard y apoyar a Laura. Al verse acorralado, Richard cae por la borda y muere en el mar. Se trata de un final irónico: encuentra su destino en el mismo elemento que utilizó para deshacerse de su esposa.

La verdad sobre Anne sale a la luz, su fortuna se destina a la investigación del cáncer según su voluntad, y Laura regresa para contar la historia con voz propia.

El también cinematográfico gaslighting y la manipulación psicológica, que George Cukor nos enseñó en la película protagonizada por Ingrid Bergman en 1944, hace acto de presencia.

Richard no solo comete el crimen físico, sino que gestiona toda la narrativa, negando el suceso, desacreditando a Laura, para que su propia versión prevalezca. Como hacía Charles Boyer, aquel marido horrible, con Bergman en el clásico.

La figura de la mujer silenciada, y la clase, privilegio y el poder corrupto son otros de los temas. Pero también la justicia poética, un recurso muy utilizado en la ficción. Que Richard muera de la misma forma en que él precipitó a Anne no es casual; es una forma cinematográfica de cerrar el círculo moral.

Hasta cierto punto, el final de ‘La mujer del camarote 10’ juega con las expectativas del espectador hasta el minuto final, desvelando que absolutamente nada es lo que parece: la víctima ya estaba muerta, el usurpador caminaba entre ellos y la verdad, aunque tardía, acaba triunfando.

Aunque algún crítico ha asegurado que es una especie de ‘Agatha Christie’ para “personas con poco nivel de atención”, este thriller con capas de engaño emocional, poder y redención simbólica ha supuesto un éxito de público imparable, tal y como demuestra el número 1.