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Las raíces malditas de Rita Hayworth en Sevilla: una historia de abusos y tortas de anís
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centenario de su nacimiento

Las raíces malditas de Rita Hayworth en Sevilla: una historia de abusos y tortas de anís

El padre de la diva de Hollywood era sevillano. Viajamos hasta varias localidades de la capital andaluza para investigar qué queda del origen de Margarita Cansino, su nombre real, en nuestro país

Foto: Rita Hayworth en una imagen promocional. (Cordon Press)
Rita Hayworth en una imagen promocional. (Cordon Press)

'Nunca hubo una mujer como Gilda'. Tampoco hubo ninguna como Rita Hayworth. El primer título corresponde a la publicidad de la película que levantó ampollas en la censura franquista. El segundo es una realidad sobre su protagonista. Además, da título a un libro (T&B Editores) de Miguel Losada que se publica este mismo mes y que explora los orígenes del mito. Pelirroja a la que casi siempre vimos en blanco y negro, sex symbol efervescente que volvió locos a los hombres, Margarita Carmen Cansino (ese era su nombre real) fue una mujer de contrastes. Una belleza espectacular que vivió una infancia desgraciada, se sintió utilizada por su estudio (la Columbia) y, pese a cinco matrimonios, nunca encontró el amor verdadero. “Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda pero se levantan conmigo”, dijo una vez.

placeholder Rita Hayworth caracterizada como Gilda en 1946. (Cordon Press)
Rita Hayworth caracterizada como Gilda en 1946. (Cordon Press)

Tampoco encontró el amor en el ámbito familiar. Los orígenes de la mujer que se quitó un guante y escandalizó a la censura de una época; la génesis de la joven que enamoró a Orson Welles, se casó con el hijo del Aga Khan III y acabó consumida por el alzhéimer, están en un pequeño pueblo sevillano: Castilleja de la Cuesta. Su padre, Eduardo Cansino, procedente de ese lugar, emigró desde su Sevilla natal hasta Estados Unidos. Allí conoció a Volga Hayworth, con la que se casó y tuvo varios hijos. Uno de ellos fue Margarita. Tras varios años de gira bailando junto a su hermana (los llamaban The Dancing Cansinos), la necesidad familiar hizo que Eduardo obligase a bailar y a trabajar a la pequeña Margarita, que por entonces solo tenía 13 años. Una explotación que, al parecer, no solo se limitó al ámbito laboral, sino, tal y como narran varias biografías de la actriz, también fue sexual. El padre abusador hizo que los orígenes sevillanos de la diva fuesen sepultados.

Pero Vanitatis ha viajado a Sevilla en busca de estas raíces. En la calle Convento, justo en el local que ocupa hoy una sede del PP, estaba la fábrica de tortas de sus parientes: la familia Cansino. Según ha podido confirmar este medio, los familiares que quedan de Rita Hayworth son muy lejanos y apenas guardan memoria de la actriz, más allá de las historias que les han contado sus antecesores de forma oral. A saber: una abuela ya fallecida que era prima hermana de la actriz norteamericana y un abuelo que era primo hermano del abuelo de la diva de Hollywood… Parentescos lejanos que nos cuentan que el abuelo de Rita Hayworth vivió en Castilleja de la Cuesta. Concretamente en una casa que luego se convertiría en la panadería de los hermanos Prieto.

placeholder Vista de una de las plazas más populares de Castilleja de la Cuesta. (Google)
Vista de una de las plazas más populares de Castilleja de la Cuesta. (Google)

Algunos de estos antecedentes fueron investigados y publicados hace ya años por el crítico de flamenco Manuel Bohórquez en su blog ‘La Gazapera’. “El abuelo de Rita Hayworth fue un guitarrista de segunda fila, pero tuvo su reconocimiento acompañando a artistas. Su padre, Eduardo, era un bailarín de la escuela bolera”, recuerda Bohórquez, que llegó a acceder a la partida de bautismo del abuelo de Rita Hayworth. El padre del guitarrista, el bisabuelo de la diva de ‘Gilda’, fue “un célebre criador de caballos” descendiente de judíos sefardíes y emparentado con el padre del escritor sevillano Rafael Cansino Assens, según confirma su hijo a este medio.

placeholder Placa de la calle Rita Hayworth en Castilleja. (Google)
Placa de la calle Rita Hayworth en Castilleja. (Google)

Hija y nieta de bailarines

Retrotrayéndonos a Antonio Cansino, abuelo del mito, hay que decir que las raíces de Rita siempre fueron artísticas. El mencionado Antonio fue primero bailarín y luego guitarrista. Tuvo una academia en Sevilla y otra en Madrid. En su juventud, se casó con una bailarina que conoció en Triana (Sevilla). Ambos emigraron a América acompañados de su hijo Eduardo. La hija de este, Margarita Dolores de Cansino, no se convirtió en Rita Hayworth hasta su llegada a Hollywood, cuando el jefazo de Columbia, Harry Cohn, quiso usar el apellido materno y borrar todo rastro de español en su nombre.

La actriz nunca llegó a visitar Castilleja, según la memoria de algunos familiares. La primera vez que estuvo en España, siendo ya toda una estrella, se quedó en Madrid. “El padre Oliver, un jesuita que pintaba muy bien y era amigo de su abuelo, la visitó en América expresándole las quejas de sus familiares españoles, que no la conocían”, contó en una entrevista Manuel Rosales Cansino al periodista Antonio García Borrego. Rosales Cansino fue primo lejano de Rita y falleció hace ya unos años. Ya no queda casi familia de la artista y los testimonios que se guardan más recientes están grabados para un programa de televisión de Canal Sur llamado 'Andaluzas universales' que ni siquiera aparece en los archivos. Vanitatis ha podido acceder a la transcripción de aquella entrevista y desmenuzar algunas anécdotas.

placeholder Rita con el príncipe Alí Khan en la época en la que fue su marido. (Getty)
Rita con el príncipe Alí Khan en la época en la que fue su marido. (Getty)

La segunda vez que la actriz estuvo en España visitó Sevilla y se alojó en el hotel Alfonso XIII. En el establecimiento lo recuerdan. “A José Polvillo, el niño de la Chacha, se le hizo el encargo de llevarle un ramo de flores para invitarla a visitar Castilleja”, contó este primo lejano. La sorpresa fue que, al llegar al hotel, Rita ya se había marchado “obligada por la presencia en Sevilla de un multimillonario indio llamado Alí Khan, que la acosaba y con el cual había estado casada teniendo una hija con él”. Para entonces, la estrella ya había sido Gilda y había pasado por dos matrimonios, uno de ellos con el mismísimo Orson Welles. España era un lugar muy diferente al Hollywood que le cambió la imagen o le subió su línea de cabello, demasiado baja, a través de dolorosos procesos de electrolisis. Después llegaron 'Solo los ángeles tienen alas', 'Sangre y arena' y, por supuesto, 'Gilda'. Su famoso striptease con un guante fue tan polémico que la arcaica censura franquista vetó la cinta. Los españolitos de la posguerra pensaban que Rita se desnudaba del todo en el metraje original. Todo un bulo que constituyó uno de los grandes mitos populares de los años 40.

placeholder Rita Hayworth junto a Orson Welles y los dos hijos que tuvo con él en 1945.  (Getty)
Rita Hayworth junto a Orson Welles y los dos hijos que tuvo con él en 1945. (Getty)

Para cuando Rita recaló en Sevilla y su segundo ex, Alí Khan, la perseguía, ya estaba de vuelta de todo. Y mucho más de Hollywood o del ramo de flores que le enviaban para invitarla a Castilleja. “Lo recibió su secretaria particular -contaba uno de sus familiares- y a ella se le entregó el obsequio y la invitación. Transcurridos algunos días, mi madre (Concepción) recibió una carta de ella dándole las gracias por las flores, prometiéndole que la próxima vez que viniera a España nos visitaría”, rememoró Rosales Cansino. Pero aquella próxima vez nunca llegó y la actriz, enferma de alzhéimer, se fue de este mundo (en 1987) sin ver el lugar de sus orígenes. Tres primas hermanas quedaron al frente de la fábrica de tortas Cansino, pero la última falleció hace dos años y su viudo es el que aporta toda esta documentación que incluye aquella lejana visita de la actriz.

Las tortas de su familia

Del fugaz paso por Sevilla hay pocas fotos, pero es conocida una en la que Miguel Báez Espuny, el Litri, protagoniza una de las ilustraciones junto a la actriz Rita Hayworth en un tentadero de Huelva en 1952. El Litri recordó la estancia de España de la actriz, a la que llevó a su finca onubense. La recordó como “una persona bajita, simpática y agradable y, ante todo, una mujer extraordinaria”, dijo durante una exposición de la agencia Efe en España. “Le di la alternativa en broma. Nos hicimos una fotografía. Luego dije: ‘¡Que toree Rita!’”, añadió.

Muy cerca, en otra localidad del Aljarafe sevillano, Tomares, otro descendiente, Rafael Cansino, es dueño de uno de los pocos cines de verano que se conservan allí. Su afición por el cine superó las ofertas millonarias que le hicieron por los terrenos donde está Cinema Tomares, lugar en el que se ven películas al aire libre y bajo las estrellas. A los compañeros de ‘Historias de uz’ les confesó su lejano parentesco con Rita Hayworth y su emoción al ver sus películas.

En Castilleja poco queda de estas raíces de Rita Hayworth más que una calle que lleva el nombre de la actriz y su vinculación con las famosas tortas de aceite de la localidad sevillana que, ironías del destino, ahora triunfan en el mercado norteamericano bajo la marca de Inés Rosales. La mujer que les da nombre fue pionera junto a Concepción Cansino, prima del padre de la actriz (la que recibió la carta de Rita agradeciendo las flores) en elaborar este manjar, cuyo origen se remonta a 1838.

placeholder Productos de Inés Rosales. (Web Inés Rosales)
Productos de Inés Rosales. (Web Inés Rosales)

Lo que nos queda claro es que la Hayworth sevillana huele a anís, uno de los ingredientes característicos de este dulce, que los Cansino Rosales empezaron a elaborar en una de las panaderías más antiguas del Aljarafe sevillano. No se sabe si la actriz tomaba y disfrutaba del exquisito manjar. Sí que, cuando se cumplen cien años de su nacimiento, nunca hubo, ni habrá otra mujer como Rita Hayworth. Tampoco en España.

'Nunca hubo una mujer como Gilda'. Tampoco hubo ninguna como Rita Hayworth. El primer título corresponde a la publicidad de la película que levantó ampollas en la censura franquista. El segundo es una realidad sobre su protagonista. Además, da título a un libro (T&B Editores) de Miguel Losada que se publica este mismo mes y que explora los orígenes del mito. Pelirroja a la que casi siempre vimos en blanco y negro, sex symbol efervescente que volvió locos a los hombres, Margarita Carmen Cansino (ese era su nombre real) fue una mujer de contrastes. Una belleza espectacular que vivió una infancia desgraciada, se sintió utilizada por su estudio (la Columbia) y, pese a cinco matrimonios, nunca encontró el amor verdadero. “Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda pero se levantan conmigo”, dijo una vez.

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