Muere Carlos Ruiz Zafón: Mari Carmen, la misteriosa mujer de su vida

Eran “a nation of two”. Es la dedicatoria de Carlos Ruiz Zafón a su mujer, Mari Carmen Bellver, escrita en su obra ‘El juego del ángel’. Juntos desde hacía más de 30 años, ella era un parte importante de los fundamentos de su obra. Cuando se conocieron, ambos trabajaban en publicidad pese a que ella había estudiado Filología Inglesa, especialidad a la que ha terminado dedicándose desde su empresa Letterworks, situada en un piso en la Travessera de Gràcia de Barcelona.

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Juntos crearon varias empresas, juntos trabajaban y juntos se fueron a la aventura a Los Ángeles, donde residían y donde el escritor ha fallecido a causa de un cáncer que padecía desde hacía unos años.

Ruiz Zafón no daba por terminada una novela si antes no la había leído su mujer. “Hace ya más de 20 años que Mari Carmen es mi primera y última lectora”, dijo el autor del bestseller ‘La sombra del viento’. “Fermín y Carax [sus editores] saben que, en el fondo, los libros los escribo para ella. Es ella quien los hace posibles y quien les otorga significado”. Es difícil mejorar esa declaración de amor, un amor romántico y un amor por las letras que les unió desde el primer momento. Mari Carmen revisaba el trabajo de su marido desde que empezaba a darle a la tecla.

South Beverly Hills

Cinéfilo y mitómano, hace años escogió vivir en Los Ángeles por ser la capital del cine. Decidieron irse cuando eran muy jóvenes y escogieron la ciudad californiana por ser la ciudad del séptimo arte. “Éramos muy jóvenes y una serie de circunstancias nos llevaron a Los Ángeles -recordaba en otra entrevista-. Vivimos unos diez años allí, y ese lugar acabó transformándose en nuestra casa. Volvimos a España un par de años y nos dimos cuenta de que se nos hacía extraño, el país y nosotros habíamos cambiado... Decidimos que lo ideal era pasar parte del año aquí y parte allí”.

La pareja se decidió por el barrio de South Beverly Hills para vivir, en una apartamento (‘condo’, en inglés) de 220 metros cuadrados, con tres dormitorios y tres baños, que compraron en 2008 por 1,8 millones de dólares, según Block Shopper, empresa inmobiliaria de la zona. La casa fue bautizada como Dragonland, lo que se traduciría como la Dragonera, el mismo nombre con el que Ruiz Zafón bautizaba todas sus casas, desde aquella primera que tuvo de soltero en el barrio de Sarrià, donde había estudiado de pequeño.

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Barcelona siempre aparecía como telón de fondo en sus novelas, aunque el autor admitió en varias ocasiones que la ciudad se le hacía extraña con el tiempo. Pequeña. Combinaba su residencia en Los Ángeles con temporadas en la capital catalana, donde no solía frecuentar los ambientillos literarios de la ciudad, quizás algo endogámicos para alguien que no estaba pendiente de ese machacón quién es quién.