Isabel Sartorius, la fiel compañera de César Alierta en su convalecencia

César Alierta e Isabel Sartorius comenzaron su relación afectiva en 2017. La amistad entrañable entre el que fuera presidente de Telefónica y la coach fue una sorpresa para el entorno directo de ambos. Nadie sabía cuándo y cómo se habían conocido, pero el caso es que conectaron muy pronto. Les unía una manera de ver la vida muy parecida. Con el tiempo se supo que la historia de su encuentro comenzó en mayo de hace tres años.

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P. Barrientos

Coincidieron en un viaje solidario organizado por la Fundación Telefónica a Nigeria, donde la empresa tiene abiertos varios proyectos sociales. Ambos iban a desarrollar su trabajo como voluntarios y, desde ese momento, se entendieron muy bien. Poco a poco la amistad fue evolucionando a una historia más seria y estable como es ahora. La relación se ha afianzado mucho más desde que el empresario sufriera dos infartos seguidos en agosto pasado. Estuvo ingresado en coma inducido y el pronóstico no era nada bueno. Isabel estuvo a su lado y no dejó pasar un solo día sin acercarse a la clínica.

La evolución fue a mejor y hace unas semanas, como adelantó la 'Crónica rosa' de Federico Jiménez Losantos, Alierta salió del hospital y se encuentra ya recuperado en su casa de La Florida. Isabel Sartorius, que desde hace tiempo prefiere un perfil muy bajo, continúa con su actividad laboral. Hace unos años se especializó en técnicas de coaching y organizó su vida profesional en este sector.

Segunda oportunidad

Durante el confinamiento mantuvieron contacto por teléfono, videollamadas y WhatsApp como el resto de ciudadanos. La separación les sirvió para unirse más aunque cada uno vive en su domicilio, como confirmó la propia Isabel a Vanitatis: “Yo vivo en mi casa con mi hija”.

Alierta, a sus 75 años y viudo, había mantenido un perfil personal muy discreto. Se sabía que no tenía hijos y había estado muy enamorado de su mujer, Ana Cristina Placer (fallecida en 2015), con la que pasaba las noches en el hospital y de ahí salía para los consejos de administración y su día a día de despacho.

Ahora tiene una segunda oportunidad para disfrutar de la vida. Como cantaba Serrat: "De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por la calles en volandas y nos sentimos en buenas manos. De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita y da gusto verla”.