Isabel Sartorius pasa la cuarentena donde se refugiaba con el príncipe Felipe
La que fuera pareja del ahora rey Felipe vive estos días en una finca familiar en la que guarda algunos de los recuerdos familiares más felices
En el verano de 1992, Isabel Sartorius y el príncipe Felipe daban por zanjado un noviazgo que comenzó en agosto de 1989. En esa fecha se publicaron las primeras fotos del heredero en la lancha Njao acompañado por una bella joven. La pareja junto con varios amigos habían pasado el día de excursión por aguas de la isla de Cabrera. Un paraje al que solo se podía acceder con permisos.
A partir de esa fecha, la que fue considerada la novia de España, se convirtió en uno de los personajes más buscados. Mientras las salidas eran con el heredero no había problemas. El férreo control que ejercía la seguridad del hoy Rey no permitía muchas alegrías a los fotógrafos. Hay muy pocas imágenes de aquellos encuentros, entre otras cosas porque la pareja prefería buscar lugares donde el acceso fuera privado.
Uno de los preferidos era la finca propiedad de los marqueses de Mariño en Peraleda de la Mata, en la provincia de Cáceres. Un campo que compraron Vicente Sartorius y Nora de Liechtenstein, Alteza Serenísima (así es su tratamiento en su país), meses antes de contraer matrimonio en 1988 y que para Isabel es el lugar de los grandes recuerdos.
Según ha publicado 'LOC', Valdepajares, la finca de 500 hectáreas a 180 kilómetros de Madrid, es el refugio donde pasa el confinamiento la coach, acompañada de Nora, su hermano Luis con su familia y Teresa, la hija que su padre tuvo con la princesa y que en la actualidad tiene 27 años.
Para la pareja era el sitio perfecto. Cerca de Madrid, por si el Príncipe debía cumplir con sus obligaciones, como sucedía en Semana Santa, cuando era de obligado cumplimiento trasladarse a Palma para participar en la misa de Resurrección. La seguridad era absoluta y nunca hubo posibilidad de fotografiar a los novios. Y eso que un par de veces acudieron a la iglesia de Santiago Apostol de la localidad para la misa del domingo.
Los lugareños aplaudían pero nada más. Varios años después un amigo traidor del príncipe Felipe facilitó a la revista 'Tiempo' una foto en la que aparecían los novios posando con algunos de los trabajadores del campo después de una jornada de caza. El desleal cobró la traición en especie, en forma de una moto de gran cilindrada. Esa imagen fue la prueba de los días felices pasados en Valdepajares.
En la propiedad se han celebrado la mayoría de las fiestas importantes de la familia Sartorius. En la iglesia del pueblo se casó la hermana pequeña, Cecilia Sartorius, con Federico Green, en julio de 1990. En aquel momento la bella Isabel estaba considerada como la futura reina de España. Su llegada a la iglesia de Peraleda fue todo un acontecimiento. Su imagen resultaba impactante. Vestida con un traje de gasa verde con lunares blancos, fue la verdadera atracción de la ceremonia. El Príncipe se encontraba de viaje oficial y fue la razón de su ausencia.
Un lugar mágico
Este campo también le sirvió de terapia cuando la historia de amor se rompió y volvió a ser su refugio cada vez que regresaba de Londres, donde estuvo trabajando un tiempo en la casa de subastas Christie's. Para Isabel, Valdepajares es un lugar mágico del que han disfrutado su hija Mencía y sus sobrinos. El lugar perfecto para pasar el tiempo hasta que desaparezca el confinamiento y participar junto a la viuda de su padre en sus proyectos cosméticos y de bienestar.
La princesa Nora creo hace tres años Dehesa Vivencia, donde fabrican una línea facial y corporal, jabones y aceites reparadores para todo tipo de pieles. Su hija Teresa, que ha trabajado en Nueva York con la firma Estée Lauder, es su mejor consejera.
En el verano de 1992, Isabel Sartorius y el príncipe Felipe daban por zanjado un noviazgo que comenzó en agosto de 1989. En esa fecha se publicaron las primeras fotos del heredero en la lancha Njao acompañado por una bella joven. La pareja junto con varios amigos habían pasado el día de excursión por aguas de la isla de Cabrera. Un paraje al que solo se podía acceder con permisos.