Pedro Trapote, propietario de la mítica Joy Eslava: "Esto es la ruina con mayúsculas"
Es dueño también de Pacha Madrid, ahora Teatro Barceló, y de la chocolatería San Ginés. Un imperio de ocio y restauración en horas bajas a causa del covid
Pedro Trapote representa al mundo empresarial del ocio nocturno. Es la cabeza visible y sus locales han sido la joya de la corona de la noche madrileña. Compró el teatro Joy Eslava y lo convirtió en la discoteca de moda manteniendo su estructura. La inauguró dos días después del golpe de Estado del 23-F y por allí han pasado todas las figuras y personalidades internacionales que llegaban a la capital.
Sucedió lo mismo con Pacha (hoy Teatro Barceló), uno de los lugares preferidos del príncipe Felipe cuando cumplió los 18 años. Al Cielo de Pacha, una especie de reservado VIP de la sala, acudían Felipe González y los primos Albertos, cantaba rancheras el empresario Enrique Sarasola y festejaban, a su manera, diversos mandatarios internacionales. En la chocolatería San Ginés (otro de sus negocios) merendaba la reina Sofía con sus nietos en Navidad y Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) se entusiasmaba con el chocolate con churros. Ahora, la pandemia ha trastocado la vida de este empresario que nunca tuvo que vivir la noche para que sus empresas funcionaran. No hay presente ni futuro cercano para el ocio nocturno.
PREGUNTA: En mayo con la desescalada, ¿pudiste abrir tus locales?
RESPUESTA: No, era imposible dadas las circunstancias que había de distancia física y horarios. No permitía ni el mínimo resultado económico. Abrir significaba una pérdida importante. Desde que se decretó el estado de alarma el 14 de marzo hasta la fecha, no hemos vuelto a abrir. En toda Europa, la noche ha dejado de existir. De los cinco locales San Ginés, solo hay uno abierto en sesiones de mañana y tarde.
P: Para un empresario como tú, ¿qué significa?
R: La ruina. Así, como suena y con mayúsculas: LA RUINA. Con el número de empleados que tenemos, que son 247, y por las obligaciones de pagos, la situación es muy difícil. Gracias a los ERTE, la gente va teniendo ingresos económicos. Es inviable, hoy por hoy, abrir los locales.
P: En tu caso, la mayoría de los trabajadores llevan toda la vida contigo.
R: Hace cuarenta años que inauguré Joy Eslava y, efectivamente, muchos de los empleados empezaron muy jóvenes y siguen conmigo. Fue el 25 de febrero de 1981, dos días después del golpe de Estado. La gente tenía ese ansia de libertad, de diversión y de liberarse de una etapa anterior.
P: ¿Hay más apoyo a los restaurantes que a las discotecas?
R: Salvo el ayuntamiento, que va a modificar parte de los impuestos de las terrazas, en nuestro caso no hemos recibido más ayuda que los ERTE. No es menos cierto que, aunque se toman todas las medidas sanitarias, los locales nocturnos pueden tener más posibilidades de contagio. El ocio madrileño está considerado como la bolita negra de la pandemia y no es así. Esperamos que la Administración eche una mano porque hay diferentes alternativas. Lo que se tienen que plasmar es de una forma legal.
P: El cierre de las discotecas cambia la manera de relacionarse entre la gente joven.
R: Ahora hay muchas maneras, pero la presencial, la que tiene el calor humano de conocerse y de establecer una relación más personal, sigue siendo en los locales de ocio como los restaurantes, los bares, las discotecas. Es un sector que tiene mucho recorrido en cuanto a la necesidad de presencia física.
P: ¿Eres optimista?
R: Quiero pensar que en algún momento será reversible. Quizá con la vacuna, con otras medidas paliativas. Quiero creer que mi sector tiene mucha vida por delante porque ha sido el punto de encuentro de muchas generaciones, de muchas relaciones personales.
P: Lo has vivido en Joy Eslava y en Pacha. El poder empresarial, político y social se daba cita en tus locales. Desde el príncipe Felipe y las Infantas a los Albertos, Carlos Slim... ¿Tienes nostalgia?
R: Mucha nostalgia y la primera, la de la edad. Se han puesto muchas ilusiones en estos locales para que hayan aguantado cuarenta años ininterrumpidos sirviendo la noche de Madrid. Tenía una serie de personas trabajando como Jean Louis Mathieu, Julio Ayesa y Ramiro Jofre que capitaneaban la noche. O el mismísimo José Coronado y más nombres que comenzaron en Joy o Pacha. A través de la clientela de todos estos años se puede hacer un análisis sociológico de lo que ha sido y es la sociedad española.
P: Tuviste a Froilán Marichalar: ¿te pidió el rey Juan Carlos que lo cuidaras?
R: Froilán nunca trabajó ni tuvimos relación laboral. Es un hombre joven con derecho a divertirse y a relacionarse con gente de su edad, y lo que hacía era colaborar con su amplio grupo de amigos y conocidos. El Rey nunca me pidió nada. Imagino que, como cualquier abuelo, tenía preocupación por sus nietos.
P: Felipe González está siendo muy crítico con algunas de las actuaciones de actual gobierno de Pedro Sánchez.
R: He tenido oportunidad de leerlas, pero mi relación con Felipe González es familiar al estar casado con una hermana de Begoña, mi mujer. Lo que hablamos no trasciende de ese ámbito. Mi particular opinión es que prácticamente la totalidad de los políticos de la Transición tuvieron la gran responsabilidad de cambiar la dictadura a la democracia y consolidarla. Tienen la experiencia y los conocimientos suficientes para que se les escuche y podamos superar todas estas adversidades.
P: Tienes amistad con el rey Juan Carlos, ¿consideras que se está siendo injusto en su labor como monarca? ¿Crees que volverá pronto a España?
R: Tengo una idea muy clara. Don Juan Carlos ya tiene edad para que le respetemos y estemos agradecidos a la inmensa labor que ha realizado durante su reinado. Ha capitaneado la transformación de España. En modo alguno deberíamos estar cuestionando su gestión. Le debemos un gran homenaje al que ha sido durante tantos años el Rey de nuestro país y que nos ha traído tanto bienestar.
Pedro Trapote representa al mundo empresarial del ocio nocturno. Es la cabeza visible y sus locales han sido la joya de la corona de la noche madrileña. Compró el teatro Joy Eslava y lo convirtió en la discoteca de moda manteniendo su estructura. La inauguró dos días después del golpe de Estado del 23-F y por allí han pasado todas las figuras y personalidades internacionales que llegaban a la capital.