Guerra en la Casa Medinaceli por un patrimonio multimillonario: las claves
La batalla que enfrenta al duque de Segrobe con sus sobrinos se remonta a la muerte de su madre en 2013 y no parece que vaya a tener una resolución amistosa
Arranca el año de manera convulsa en la Casa Medinaceli, una de las más importantes (y ricas) en España y Europa junto la Casa de Alba. El último capítulo hasta el momento de una batalla que dura siete años es el que ha protagonizado el duque de Segorbe expulsando a la duquesa de Medinaceli y cuatro sobrinos más de la Fundación que gestiona el extenso patrimonio familiar. Una nueva batalla en una larga guerra que enfrenta al único hijo vivo de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Rafael Medina Villalonga con los hijos de sus hermanos, esto es, sus sobrinos.
Según fuentes cercanas a la familia consultadas por Vanitatis y que conocen muy bien lo acontecido, Ignacio Medina era el ojito derecho de su madre: “Segorbe siempre fue su preferido y no disimulaba esta preferencia en detrimento de sus otros hijos. Esta expulsión ha sido una decisión bastante irregular en el plano afectivo, porque Mimi [Vicroia Eugenia] dejó dicho que quería que sus cuatro hijos estuvieran en la fundación. Al morir los tres eran los nietos los que ocupaban su lugar”, explican a este medio.
Este es un capítulo más en un enfrentamiento que, hasta el momento, se ha desarrollado en tres actos: la lucha por la legítima, el pulso por los títulos nobiliarios y, ahora, la expulsión de La Fundación Casa Ducal de Medinaceli, creada en 1978 y presidida por Ignacio Medina, duque de Segorbe, una noticia que adelantaba este fin de semana el diario ‘ABC’. Esa expulsión afecta a Rafael Medina, duque de Feria, su hermano Luis, así como Victoria Medina, duquesa de Santisteban y Casilda Medina, marquesa de Solera. Y lo que es aún más desconcertante a Victoria de Hohenlohe, que a sus 23 años es la actual jefa de la Casa Medinaceli.
Guerra en 3 actos: legítima, títulos, fundación
Todo empezó con la muerte de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba, conocida en Sevilla con el apodo de Mimi, en 2012. La XVIII duquesa de Medinacelli dejó tres decenas de títulos nobiliarios, un abultado patrimonio y una sustanciosa herencia. Aunque Mimi y Rafael Medina Villalonga habían tenido cuatro hijos, Ana, Luis, Rafael e Ignacio, solo este último sobrevivió a su madre.
Tras su fallecimiento comienza el enfrentamiento entre el duque de Segorbe y sus sobrinos, primero por la legítima, después por los títulos nobiliarios, y en último término, por el control de la Fundación que cuenta entre sus haberes bienes y monumentos repartidos por toda España de incalculable valor y un importantísimo archivo histórico. Los edificios más representativos de la familia son la Casa Pilatos (en Sevilla), el Pazo de Oca (en Galicia) y el hospital de San Juan Bautista (en Toledo).
Con la expulsión de la fundación de parte de los herederos más críticos con su figura, el duque de Segorbe trata de asegurarse el control de la misma aunque eso chocaría con los deseos de su madre que dejó dicho en su testamento que los nietos debían tener representación en el patronato por derecho propio. Ahora, todos ellos han quedado fuera del patronato por una votación online dirigida por Ignacio Medina que al parecer no estaba de acuerdo con determinadas acciones legales que estaban reclamando sus sobrinos respecto a la herencia de la abuela Medinaceli. Estos desacuerdos nada tenían que ver con la gestión de la fundación y sí con los derechos que sobre la legitima les correspondían cuando falleció la aristócrata. Esa es, la cuestión económica, la clave maestra de este entuerto, tal y como confirman a Vanitatis fuentes de toda solvencia.
De llegar a los tribunales, este no será el primer pleito de Ignacio Medina y sus sobrinos, a quienes la Justicia dio la razón sobre el reparto de títulos nobiliarios de la familia (44 títulos recayeron en Victoria, hija de Marco Hohenlohe-Langenburg, que a su vez lo era de Ana, la primogénita de la familia Medina Fernández de Córdoba). Sigue pendiente todavía el reparto de la legítima. Todo indica que los nietos habrían intentado llegar a un acuerdo con Ignacio, duque de Segorbe, para esa legítima que les corresponde y, al fallar la negociación y pleitear por sus derechos, la respuesta habría sido la expulsión de la fundación. “Considera que es una deslealtad por parte de los sobrinos reclamar esa parte de la herencia, y como no hay acuerdo y han pleiteado, los ha destituido”, aseguran conocedores del caso. La propia fundación ha reconocido oficialmente la expulsión y asegura que el pleito planteado por los sobrinos es incompatible con su presencia en allí. Los sobrinos se quejan de que su tío nos le deja entrar en algunos de los edificios de la familia. La solución es complicada y la última palabra en este contencioso la tendrá un juez.
Arranca el año de manera convulsa en la Casa Medinaceli, una de las más importantes (y ricas) en España y Europa junto la Casa de Alba. El último capítulo hasta el momento de una batalla que dura siete años es el que ha protagonizado el duque de Segorbe expulsando a la duquesa de Medinaceli y cuatro sobrinos más de la Fundación que gestiona el extenso patrimonio familiar. Una nueva batalla en una larga guerra que enfrenta al único hijo vivo de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Rafael Medina Villalonga con los hijos de sus hermanos, esto es, sus sobrinos.