El palacio Casa de Pilatos: una joya arquitectónica que mantiene su encanto
Es uno de los lugares más visitados de Sevilla y no es para menos. Entre sus paredes, este emblemático complejo guarda cientos de años de cultura e historia
Nuestro país cuenta con un patrimonio cultural que poco o nada tiene que envidiar al de otras partes del mundo. Dentro de nuestras fronteras, podemos encontrar auténticas joyas arquitectónicas que se extienden a lo largo y ancho del mapa sorprendiendo a todo aquel que las visita por su historia e inigualable belleza. Buen ejemplo de esto es la Casa de Pilatos, que, aunque fue construida en el siglo XV, mantiene intacto el encanto propio de la época en muchos de sus detalles.
Ubicado en Sevilla y catalogado como Bien de Interés Cultural desde 1915, se trata de un emblemático palacio que forma parte de los monumentos que gestiona en toda España la Fundación Casa Ducal Medinaceli, creada en octubre de 1980 por la entonces duquesa de Medinaceli, doña Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, XVIII duquesa de Medinaceli. El año pasado, precisamente, esta institución cultural privada celebraba su cuarenta aniversario.
El objetivo de la entidad, según recoge en su propia web, es “conservar, restaurar, reintegrar, estudiar, promover y difundir el patrimonio histórico tanto material (inmueble, mueble y documental) como inmaterial (tradiciones, devociones, rituales...) vinculado, a través del tiempo, a su Casa”. No obstante antes de pertenecer a la Casa Ducal de Medinaceli, el palacio Casa de Pilatos tuvo otros dueños y es que sus orígenes, como comentamos, se remontan al último tercio del siglo XV.
La construcción se inició en 1483, por iniciativa y deseo de Pedro Enríquez de Quiñones y su segunda esposa Catalina de Ribera, fundadores de la Casa de Alcalá. El hijo de ambos, Fadrique Enríquez de Ribera, fue el encargado de ampliar la propiedad y dotarle de la estética renacentista que hoy en día presenta, gracias a la inspiración que tomó de otros países a los que viajó como Italia o Jerusalén por su condición de noble. Así, aunó el arte renacentista con el icónico mudéjar sevillano.
Años después, sería el hijo de este, Per Afán de Ribera, quien aportaría un valor añadido a Casa de Pilatos gracias a la amplísima colección de arte que reunió durante su estancia como virrey de Nápoles. Muchas de las reformas que tuvieron lugar durante esta época en el palacio se dieron debido, en parte, a la necesidad de espacio para acoger todas sus obras. No en vano, a finales del siglo XIX experimentó una gran restauración porque desde el siglo XVIII, sufrió un relativo abandono.
Las últimas obras tuvieron lugar en 1915 cuando, por orden municipal, el entonces duque de Medinaceli tuvo que derribar unas casas pertenecientes al palacio para ensanchar la calle y crear un muro del que, precisamente, hace unos meses se habló mucho por la posibilidad de que este tuviera que ser restaurado. Para “el mantenimiento de las debidas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público”, según especificaba entonces el Ayuntamiento.
Estas y otras restauraciones han propiciado que en la Casa de Pilatos se reflejen varios estilos arquitectónicos, desde el gótico-mudéjar al renacentista, pasando por las influencias italianas del siglo XVI y el romanticismo en el XIX. Estéticas que se hacen visibles a lo largo de todo el complejo que se compone del edificio del palacio principal que se estructura en torno a dos patios, el de ingreso y el principal en torno a los cuales, en una y dos plantas se disponen las estancias principales y dos jardines ubicados a cada lado de esta edificación: el denominado jardín chico, en el lado este, y el jardín grande al oeste.
Estamos, por tanto, ante el conjunto residencial privado más grande de Sevilla que, durante mucho tiempo, fue la residencia de los duques de Medinaceli quienes, con el paso del tiempo, la heredaron junto a otras importantes propiedades histórico-artísticas de España como el Hospital Tavera en Toledo o Pazo de Oca en Galicia.
La Fundación Casa Ducal Medinaceli se encarga ahora de la gestión de todos ellos y al frente de ella está el duque de Segorbe, Ignacio Medina y Fernández de Córdoba. El menor de los cuatro hijos, y el único que vive, de la bisabuela de la duquesa actual, (Victoria de Hohenlohe-Langenburg, de 23 años) es, por tanto, su tío abuelo. Tiene 74 años y está casado, desde hace 35 años, con María Gloria de Orleans-Braganza y Borbón, prima hermana del rey emérito don Juan Carlos.
A diferencia de otras propiedades culturales, la Casa de Pilatos lleva mucho tiempo abierta al público, fue pionera también al ofrecerse para la celebración de eventos y brinda la posibilidad de realizar visitas privadas. De hecho, es uno de los monumentos más visitados de Sevilla, pero además, ha sido lugar para rodajes cinematográficos internacionales, como 'Noche y día', protagonizada por Tom Cruise y Cameron Diaz; una serie sobre San Francisco de Asís, producida por José Luis Moreno y llamada 'El resplandor y las tinieblas', o la serie 'La peste', emitida por Movistar +.
En 2017, este palacio junto a la Casa de las Dueñas (propiedad de los Alba), la Casa de Salinas y el Hospital de la Santa Caridad crearon una asociación para promover el turismo de calidad y difundir el patrimonio de Sevilla. Así, presentaron una ruta peatonal y un pasaporte conjunto con beneficios económicos para los visitantes.
Nuestro país cuenta con un patrimonio cultural que poco o nada tiene que envidiar al de otras partes del mundo. Dentro de nuestras fronteras, podemos encontrar auténticas joyas arquitectónicas que se extienden a lo largo y ancho del mapa sorprendiendo a todo aquel que las visita por su historia e inigualable belleza. Buen ejemplo de esto es la Casa de Pilatos, que, aunque fue construida en el siglo XV, mantiene intacto el encanto propio de la época en muchos de sus detalles.