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Bunbury: una retirada con un buen colchón empresarial personal y familiar
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ADIÓS A LOS CONCIERTOS

Bunbury: una retirada con un buen colchón empresarial personal y familiar

El cantante se crio en una acomodada familia zaragozana de cuyas empresas sigue siendo socio. Por su cuenta, ha fundado varias compañías con las que mantiene relación

Foto: El cantante y compositor Enrique Bunbury. (EFE)
El cantante y compositor Enrique Bunbury. (EFE)

Enrique Ortiz Landázuri Yzarduy nació y se crio en Zaragoza, en el mejor ambiente de la capital aragonesa. Pronto, en su adolescencia, adoptó su nombre artístico, Enrique Bunbury, escogido de uno de los personajes del libro ‘La importancia de llamarse Ernesto’, de Oscar Wilde. En su colegio, una escuela religiosa a la que acudían los cachorros de la alta sociedad zaragozana, ya era un joven popular y rebelde que se llevaba a las chicas de calle.

Lo recuerdan sus compañeros, quienes en su mayoría, como él, han abandonado la ciudad para hacer carrera en otros lares. Aunque también como él, la mayoría de los miembros económicos de la 'high' de Zaragoza mantiene lazos económicos con su ciudad natal.

placeholder Enrique Bunbury, ganador de un Latin Grammy, en 2018. (EFE/Omar Cruz)
Enrique Bunbury, ganador de un Latin Grammy, en 2018. (EFE/Omar Cruz)

Bunbury, sin ir más lejos, es socio de la sociedad inmobiliaria y patrimonial de su familia, una empresa de cuentas boyantes que sigue activa desde que se fundó, allá por los años 80. Ese espíritu empresarial además le ha acompañado a lo largo de toda su trayectoria artística, en la que no ha dejado de lado lo financiero y ha fundado varias compañías con más o menos suerte.

Finanzas boyantes

Ahora que el exlíder de Héroes del Silencio ha anunciado su retirada de los escenarios justo cuando acababa de arrancar su última gira en Estados Unidos, por problemas de salud, analizamos sus finanzas y vemos que ha sabido mantener un buen colchón, llegado el momento de su adiós.

Aunque ha dicho que no se trata de un adiós a toda su carrera, porque seguirá activo de otras formas. “Se abre ante mí un sinfín de posibilidades, en las que lo creativo, es decir, componer canciones, grabar discos, pintar y escribir libros de poesía forman parte de mis objetivos. Tengo la edad para hacer este cambio importante en mi vida y el apoyo de mi familia y management”, ha escrito en el comunicado que colgó en las redes sociales.

Foto: Enrique Bunbury, durante una actuación. (Getty/Pablo Blázquez)

Exclusivas Campoblanco SA es la firma familiar, fundada hace 37 años en Zaragoza, en la que participa la hermana de Bunbury y el resto de su familia. Destinada al alquiler de inmuebles, la sociedad cuenta con un activo de 2,5 millones de euros y, pese a que en el último ejercicio registró pérdidas, sus cuentas están siempre saneadas.

Son varias, decíamos, las empresas que ha fundado él mismo a lo largo de su carrera y una de ellas sigue activa: Servidor de Nadie SL, una sociedad destinada a la creación artística y literaria. El nombre de la compañía, inspirado en una de sus canciones, es una declaración de principios en sí misma. Y es, además, el vehículo empresarial con el que el artista gestiona su carrera en España. Se fundó en 1997 y, con un solo empleado, la sociedad tiene un activo de 1,2 millones de euros y unos resultados positivos en cada ejercicio contable. Aunque no son cifras de escándalo, puesto que hay que tener en cuenta que Bunbury se mudó a California hace ya años y desde allí gestiona todo lo relacionado con su arte.

Foto:  Bunbury. (Getty)

Fue en 2009 cuando el zaragozano decidió hacer las maletas y probar suerte en otro país, en lo que se considera una de las mecas del rock internacional. Pasea por las playas que un día fueron el escenario de las locuras de Jim Morrison, uno de sus referentes.

“Vivo entre California y El Puerto Santa María desde hace ocho años”, contaba en una entrevista realizada por 'El Correo' en 2017. “Antes había vivido en otras ciudades de España y de fuera de España. Me gusta cambiar. Recibir información de distintas formas de ver la vida. Los Ángeles es una gran capital y, como tal, tiene una oferta cultural fascinante e inabarcable. En Los Ángeles hay una gran población latina y se perciben algunos detalles de convivencia distintivos. De todas formas, California no se parece en nada al resto de Estados Unidos. Es una rara avis”.

Foto: Bunbury. (EFE)

Su relación con el municipio gaditano se mantiene pese a que cada vez está más instalado en Los Ángeles y menos en España. En El Puerto tiene un estudio de grabación, el Hellville de Luxe, que es también su casa gaditana. Es más, el verano pasado, en pleno agosto, estuvo en la ciudad para rodar un programa de televisión con un grupo de amigos, entre los que se encuentra Nacho Vegas, uno de sus ‘indispensables’. Y aprovechó para celebrar su 54 cumpleaños rodeado de ellos.

Jose y Asia

Con todo, es en Los Ángeles donde tiene su vida montada con su mujer, la artista Jose Girl, y su hija, Asia. La pequeña, de casi 11 años, vive y va a la escuela en California, donde se ha criado entre artistas. Porque Bunbury se define como alguien muy familiar, y su mujer y su hija le han acompañado a la mayoría de giras que ha dado por el mundo. Como declaró en 'La Razón': “Mis giras son un carromato nómada en el que viajamos toda la familia. Para mí un camerino con niños es el gesto más auténtico del rock’n’roll. No entiendo a los que consideran las giras como una escapada de fin de semana y el resto del tiempo llevan vidas de burgueses de adosado".

Foto: Bunbury y Kase.O se posicionan en redes sociales contra Bill Gates (EFE/EP)

Un viejo rockero que se retira, pero no del todo, y que ha encontrado en la cuna de la música californiana su casa y el refugio de su familia. Aunque mantiene los lazos con España, a donde viene continuamente, dice, y donde sigue su próspero negocio familiar.

Enrique Ortiz Landázuri Yzarduy nació y se crio en Zaragoza, en el mejor ambiente de la capital aragonesa. Pronto, en su adolescencia, adoptó su nombre artístico, Enrique Bunbury, escogido de uno de los personajes del libro ‘La importancia de llamarse Ernesto’, de Oscar Wilde. En su colegio, una escuela religiosa a la que acudían los cachorros de la alta sociedad zaragozana, ya era un joven popular y rebelde que se llevaba a las chicas de calle.

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