La boda de la hija de Miguel Marinero: homenaje a Paco Rabanne, gaiteros, rock y Massiel

Este sábado, mientras José Luis Martínez-Almeida celebraba el inicio de su nueva etapa al frente del Ayuntamiento de Madrid y la hija de Encarna Salazar se casaba con un precioso vestido firmado por Fabio Encinar también en la capital, la hija de Miguel Marinero hacía lo mismo en finca Fuente Sauco con Santiago, el que ha sido su novio durante los últimos años.

Una boda por todo lo alto en la que Inés, actual estilista, directora creativa y CEO en la empresa familiar que encumbró a su padre en el mundo de la peletería hace décadas, hizo sus sueños realidad con dos vestidos de novia, música de todo tipo, un novio estrella del rock y un escenario de ensueño. “Fue una boda divertidísima”, aseguran algunos de los presentes.

Se casaron ante varios cientos de invitados entre los que no faltaron amigos de los novios, como las influencers Laura Matamoros y Mariona Autran, o de sus padres, como la modelo y empresaria Adriana Abascal, que viajó desde París solo para la boda, el fotógrafo Valero Rioja o Massiel. Una boda campestre, de tarde, en la que la iluminación y los gustos musicales de los novios tuvieron un papel protagonista, y de la que tenemos todos los detalles.

Dos vestidos de novia

Inés, como no podía ser de otra manera, lució dos vestidos. El primero de ellos, durante la ceremonia, el cóctel y la cena, y un segundo diseño para disfrutar de la fiesta que se alargó casi hasta la mañana siguiente.

El primero de ellos, según nos explican desde la firma, fue creado por Inés en colaboración con su hermano Nicolás, al frente de la dirección creativa de la línea de novias. Se trata de un vestido de organza plisada con tres capas abullonadas y con una cola de cuatro metros que se convertían en sobrecola de gasa natural plisada estilo Fortuny planchada en el último momento con vapor para romper un poco el plisado.

El cuerpo, compuesto por con corsé forrado con lino natural, fue creado sobre su propio cuerpo con trozos de tela colocados a modo de patchwork. La novia quería hacer un homenaje a los artesanos y era muy importante que esa parte se cosiera a mano como se hace en alta costura. Remató el look con un velo clásico de tul de 4 metros de largo y una tiara traída desde Sevilla por Tony Benítez de lo años 50.

Finalizada la cena, la novia se cambió de look optando por un vestido más divertido y de noche encargado fuera de España, confeccionado en una espectacular seda con lentejuelas plateadas que homenajeaba a Paco Rabanne. La discoteca también iba en negro y plata, en esta misma línea.

Ceremonia al aire libre

La ceremonia, que se celebró al aire libre, tuvo lugar en la ermita de la finca, de pequeñas dimensiones, íntima y perfecta para los novios. Inés entró del brazo de su padre y salió del de su marido a ritmo de gaitas, regalo precisamente de Miguel Marinero y su esposa, muy volcados en todos los preparativos de la boda de su hija. A la salida, los novios abandonaron la zona de la ceremonia subidos a un carro de lo más vistoso, de pie y saludando a los invitados.

Varios ramos y un lanzamiento inesperado

Tras las fotos, los novios se unieron durante el cóctel celebrado también al aire libre (como posteriormente la cena), servido por el catering Medems, uno de los favoritos de las marcas de lujo y novios de toda España. Allí, aprovecharon para saludar a todos los invitados, agradecerles que les acompañaran y, por supuesto, hacerse fotos con todos los que quisieron.

La finca disponía de amplios espacios exteriores para caminar, mezclarse con un grupo u otro y hasta cuadras con caballos para que la experiencia campestre fuera aún más inmersiva. De hecho, Adriana Abascal y otros invitados se fotografiaron junto a ellos, tal y como hemos podido ver en redes sociales.

Tras la cena, durante la que incluso llegó a actuar un rockero subido a una grúa con fuegos artificiales, los novios repartieron varios ramos como manda la tradición. Aunque el de la novia tuvo un final algo inesperado. El novio, subido a una silla, lo lanzó casi como si se tratase de una granada de mano para gran diversión de los presentes haciendo gala del extraordinario sentido del humor que le caracteriza.

Además, como puente entre la cena y la fiesta, los novios ofrecieron a los invitados varias tandas de entretenimiento que contaron con homenajes a Ibiza con carteles XXL impresos en cartón pluma porteados por algunos de los invitados y animadores del evento vestidos con traje de chaqueta fucsia de lentejuelas, un pianista en directo y otras actividades que hicieron las delicias de los presentes como el baile de padre e hija.

De hecho, como inicio de la fiesta, el novio ofreció un concierto a todos los invitados sobre el escenario colocado para tal fin en el que deleitó a su mujer con algunas de sus canciones favoritas.